Tres películas mexicanas de terror que marcaron una época

Tres directores, tres películas de terror que se volvieron clásicos de culto.
7 Enero, 2019 Actualizado el 16 de Enero, a las 14:03
Póster original de "Veneno para las hadas", 1984 (Mórbido Fest).
Póster original de "Veneno para las hadas", 1984 (Mórbido Fest).
Arena Pública

El cine mexicano no siempre produce repetitivas comedias románticas que parecen extensiones de una telenovela, ni tampoco se limita a dramas sexuales. También ha habido excelentes piezas de terror que han inspirado a diversos fans y artistas contemporáneos.

Con el estreno reciente de Belzebuth, de Emilio Portes, es conveniente hacer un rápido recorrido por la historia de la cinematografía nacional, en busca de esas joyas no tan conocidas por el público en general, pero muy apreciadas por la crítica o los cinéfilos más voraces.

 

La Llorona (1960)

Dirigida por René Cardona (También el dolor se canta 1952), aborda la leyenda popular de Guanajuato, "La Llorona", el fantasma de una mujer que vaga por las calles llorando a los hijos que asesinó en un ataque de locura. La película se centra en Margarita (Luz María Aguilar) y Felipe (Mauricio Garcés), que deberán enfrentar al terrible espectro que amenaza con matar a su primogénito.

Fue rodada en la ciudad de Guanajuato. Destaca por su atmósfera melacólica y un uso de lenguaje poético, en parte para darle esa ambientación de estar escuchando una leyenda en el centro de Guanajuato y también porque era algo que caracteriza al cine de la época.

Su heroína, Margarita, destaca por ser una mujer que desafía las normas de la sociedad y se atreve a cuestionar dogmas religiosos. Esta película marca un punto clave en el desarrollo y evolución del cine de terror en nuestro país.

 

El espectro de La Llorona, interpretado por María Elena Marqués (Mubi.com)

 

Veneno para las hadas (1984)

Al hablar de cine de terror mexicano, parece obligado citar a Carlos Enrique Taboada. Sus trabajos como Hasta el viento tiene miedo(1968)El libro de piedra (1968) y Más negro que la noche (1975) son referencias obligadas para cualquier amante del séptimo arte, y no sólo a nivel nacional.

No obstante, Veneno para las hadas no goza de tanta popularidad como sus hermanas entre los fanáticos, pese a que ésta es, según la crítica, la cinta mejor lograda de Taboada dentro del género. 

Cuenta la historia de dos niñas, Verónica (Ana Patricia Rojo) y Flavia (Elsa María Gutiérrez). Verónica presume de ser una bruja y trata de convencer a su amiga. Para ello, decide fabricar un veneno para las hadas. 

La película nos sumerge por completo en un mundo de fantasía al colocar la cámara a la altura de los ojos de una niña. Los adultos nunca aparecerán por completo. Este juego hace más impactante la vuelta de tuerca final, pues logra que a lo largo de la historia el espectador empatice con las protagonistas.

Su estilo innovador y su historia tan bien lograda, le valieron cinco arieles de plata y uno de oro, aparte de colocarla en un lugar privilegiado dentro de las colecciones de fanáticos.

 

Escena de Veneno para las hadas (Mórbido Fest)

 

La invención de Cronos (1993)

La ópera prima de Guillermo del Toro de inmediato lo catapultaría como un gran exponente del cine de terror, fantasía y ciencia ficción. Su estilo  se vería consolidado después con El espinazo del diablo (2001) y El laberinto del fauno (2006).

Cronos retoma el mito de los vampiros y le da una reinterpretación actual, donde los artículos religiosos han perdido su valor mágico, para adquirir el comercial. Es una crítica a la modernidad y la lucha de la magia por recuperar relevancia en el mundo. 

La ambivalencia de la vida y la muerte, la creación y la destrucción le dan a esta cinta un fondo inquietante. Es esa búsqueda del ser humano por la vida eterna que lo hace ignorar las leyes de la creación.

 

Guillermo del toro (FB: @realgdt)

 

Tres directores muy distintos abordando el terror. Ya se trate de la adaptación a la pantalla de una leyenda popular, la reinterpretación de un mito o una historia original; cada uno de estos cineastas, con sus estilos propios, revolucionaron el género y colocaron al cine nacional hombro con hombro junto a las grandes producciones de Hollywood. 

 

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