IA en la Música: ¿Podría ganar un Grammy?

A pesar de que esta herramienta ha cobrado vida en múltiples creaciones, aún se encuentra en un escenario gris respecto a regulación.
18 Septiembre, 2023 Actualizado el 19 de Septiembre, a las 18:22
Existen dos temas en los que las preocupaciones se hacen más grandes: la propiedad intelectual y los derechos de autor.
Existen dos temas en los que las preocupaciones se hacen más grandes: la propiedad intelectual y los derechos de autor.
Arena Pública

La Inteligencia Artificial (IA) suena fuerte también en la música, pero de una manera controversial, en especial después de que se cuestionara la elegibilidad de una canción generada con esta herramienta para recibir un galardón de los Premios Grammy. 

"Heart on My Sleeve", la creación de IA que se hizo viral en abril de este año, había sido presentada por Ghostwriter, su creador, para consideración en los premios Grammy en dos categorías: Mejor Canción de Rap, y Canción del Año, ya que cumplen con los criterios de composición humana. Sin embargo, Harvey Mason Jr, director ejecutivo de la Academia de la Grabación, aclaró que esta consideración no podría llevarse a cabo.

"Esta versión de 'Heart on My Sleeve' que usa el modelado de voz de IA que suena como Drake y The Weeknd, no es elegible para la consideración del Grammy”, dijo a través de su cuenta de Instagram. “Permítanme ser muy, muy claro: aunque fue escrita por un creador humano, las voces no se obtuvieron legalmente, las voces no fueron autorizadas por el sello ni por los artistas y la canción no está disponible comercialmente y porque de eso, no es elegible”.   

 

 

Y a pesar de que la propuesta no escaló, abrió el debate en torno a la introducción de esta herramienta en la industria musical.

"Heart on My Sleeve" nació como una canción no autorizada cuyos efectos de voz generados por Inteligencia Artificial unieron las voces de Drake y The Weeknd. La composición, en su mayoría original escrita Ghostwriter, se convirtió en una pieza viral en redes sociales, especialmente en TikTok, alcanzó a generar más de 600 mil reproducciones en Spotify y 275 mil visitas en YouTube antes de ser retirada por las plataformas de música, sumándose también Apple Music, TIDAL y Deezer.

 

 

En una declaración a Billboard, Universal Music Group denunció la pista y el uso de IA diciendo que las publicaciones virales “demuestran por qué las plataformas tienen una responsabilidad legal y ética fundamental de evitar el uso de sus servicios de manera que perjudique a los artistas”.

Después de la queja por derechos de autor por parte de UMG, a pesar de que la letra había sido creada por un usuario, la empresa mostró su postura. "No dudaremos en tomar medidas para proteger nuestros derechos y los de nuestros artistas", advirtió UMG en el correo electrónico, que fue obtenido por el diario Financial Times. Inmediatamente la creación se topó con un área gris: la regulación de IA.   

Claroscuros de la regulación

El 18 de agosto pasado, se resolvió uno de los primeros casos legales que abordaba la cuestión de si las obras creadas por IA pueden ser objeto de derechos de autor. El proceso legal fue iniciado por el informático Stephen Thaler, quien presentó una solicitud para registrar los derechos de autor de una obra de arte visual llamada "Una entrada reciente al paraíso" ante la Oficina de Derechos de Autor de Estados Unidos (USCO).

La obra había sido generada utilizando un sistema informático que Thaler mismo desarrolló, conocido como la "Creativity Machine". Sin embargo, la USCO denegó la solicitud de registro de derechos de autor, argumentando que las creaciones de la IA, a pesar de su avanzada singularidad, carecen del componente humano esencial para ser protegidas por derechos de autor, ya que son resultado de algoritmos y no de una mente consciente.

A pesar de que la ley de derechos de autor en Estados Unidos no establece explícitamente que el autor deba ser una persona física como requisito para la protección de derechos, Thaler llevó el caso a los tribunales para buscar una interpretación adecuada de la ley y, por ende, la protección de su obra.

El tribunal, después de una extensa deliberación que consideró sentencias previas por analogía, concluyó que, de hecho, se requiere la intervención humana significativa, más allá de la simple inserción de un comando, en el proceso de creación de la obra para que esta pueda ser considerada para derechos de autor. Como resultado, la demanda fue desestimada.

La canción escrita por Ghostwriter tiene una singularidad diferente, en la que incluye su colaboración humana de composición de la canción, pero en términos de derechos de autor, la IA todavía sigue rezagada.  Para Santiago Sanmiguel, abogado de entretenimiento y Global General Counsel de ONErpm; la regularización tardía no significa que sea un terreno vacío: “El derecho es el último en llegar a la fiesta, el derecho siempre va más lento que los cambios sociales, entonces no es extraño que nos encontremos con lugares nuevos  que necesitan regulación. Específicamente en IA sobre los temas de software, y el espacio de la propiedad intelectual, que son espacios que hoy no están solo regulados, sino hiperregulados”, dijo en entrevista. 

Además agrega que a pesar de que no existe una regulación consistente en este sentido, no significa que se encuentre completamente desprotegido: “Estamos en el punto en el que apenas entendemos cuáles son las consecuencias o las posibles consecuencias de los modelos de IA , y también, con lo que tenemos hoy de regulación, cuáles son las cosas que aplican: cómo lo protegemos, cómo funcionan, etc. Parece una "tierra de nadie”, pero no lo es”, señala.

Pero específicamente hay dos temas en los que dichas preocupaciones se hacen más grandes: la propiedad intelectual y los derechos de autor, términos legales que protegen la creatividad y el trabajo de los compositores, letristas, músicos y otros profesionales de la industria musical. “La música en este momento tiene varias preguntas sobre la mesa, una de ellas son los derechos de las interpretaciones que se hacen de forma sintética. Uno podría separar los problemas en varias partes: en primera la autorización del uso de la voz de los artistas, que seguramente tienen contratos exclusivos. Además, si hacer esa interpretación sintética afecta el contrato que tienen, o si ese contrato alcanza para impedir el uso de sus voces creadas de forma sintética; ese es el primer reto que existe ahora”, agrega Sanmiguel. 

“Sí hay un punto en el que creo que casi todos estamos de acuerdo, es que para poder lograr esa voz sintética, se tiene que tomar la discografía de un artista, pasarla por el modelo de aprendizaje o generativo de IA. En este primer paso en el que se alimenta el modelo, se están tomando grabaciones que le pertenecen a alguien más, y que no hay autorización para utilizarla, ni para copiarla, ni para alimentar el modelo. Hay un uso no autorizado de las grabaciones para alimentar un modelo de IA, y por tanto, no podría ser del todo legal, porque partió de una infracción de derechos de autor”, agregó el también asesor legal de proyectos culturales en temas de propiedad intelectual y derecho comercial de la Pontificia Universidad Javeriana.

El debate ético

Además del aspecto legal que envuelve la introducción de esta herramienta al contexto musical, surge el debate de la utilización de la IA para fines artísticos. Uno de los grandes ejemplos es la huelga que mantienen actores y guionistas en Hollywood; más específicamente por las exigencias de los artistas y escritores en el rubro de Inteligencia Artificial.

Tanto el Sindicato de Actores de la Pantalla - Federación Estadounidense de Artistas de Televisión y Radio (SAG-AFTRA), como la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP), que se unieron en huelga desde mediados de julio, han expresado su preocupación por el uso de dicha herramienta, generando el cierre de producciones en la industria del cine y la televisión; en el sentido del uso de IA para replicar la imagen de actores y actrices y una disputa sobre los pagos residuales.

Además de hacer un llamado urgente a la regulación, también expresa una preocupación ética de este recurso, que en el aspecto musical no es diferente, pues se utiliza la Inteligencia Artificial como una herramienta de creación artística.

“A mí me parece que es una herramienta más, de las múltiples herramientas que puedes tener en la caja. Si alguien la utiliza para su creación, de cualquier creación artística. No necesariamente la música. Sin embargo, en la música han existido instrumentos con inteligencia artificial desde hace ya varios años, incluidos en aplicaciones que muchos artistas utilizan, y hay artistas que se han publicado con esa herramienta. ¿Eso la hace más válida o menos válida? Yo creo que no. A lo que nos estamos enfrentando ahora es un punto en el que creemos que podemos sustituir la creación real. Yo considero que no es lo suficientemente buena. Sí creo que estas herramientas son para hacer las tareas más repetitivas. En este sentido, que las máquinas escriban todo lo que no queremos escribir, no que escriban las canciones que queremos hacer. Los que somos creadores, estamos sacando algo del pecho, algo que queremos decir, la creación viene de diferentes puntos de lo que queremos comunicar con arte, para criticar, conectar, comunicar. Yo no creo que esas herramientas reemplacen esa pulsión”, matizó Sanmiguel, quien también es coautor del podcast “Dr. Rocks”.

En este sentido, hay un panorama prometedor que gira en torno a esta herramienta. Un ejemplo de ello es el estreno de una nueva canción de The Beatles que recurrió a la IA para ser terminada. El mismo Paul McCartney aclaró que la canción es “real”, y que la IA se utilizó para limpiar y procesar algunas grabaciones ya existentes. McCartney dijo que dicha herramienta se utilizó para “sacar” la voz de su difunto compañero de banda John Lennon de una vieja grabación para usarla en la nueva canción.


Y aunque la rueda siga girando en torno a la ética detrás de esta herramienta, su expansión es innegable. “Tan pronto como escuché ese disco supe que iba a ser algo con lo que tendríamos que lidiar desde el punto de vista de la Academia, pero también desde el punto de vista de la comunidad musical y de la industria”, dijo Harvey Mason Jr. para The New York Times. “Cuando empiezas a ver la IA involucrada en algo tan creativo, interesante, relevante y actual, inmediatamente te hace pensar: 'Está bien, ¿hacia dónde va esto? ¿Cómo afectará esto a la creatividad? ¿Cuál es la implicación empresarial para la monetización?'”

Si bien los cuestionamientos siguen girando, al menos por ahora una IA todavía no podría recibir un Grammy, pero sí alienta la idea de que, en algún momento, tal vez no muy lejano, esta herramienta tiene que ser regulada.

“El futuro de la regulación en la música con esta herramienta y con lo que tenemos actualmente,  no creo que vaya a cambiar mucho. Los contratos van a cambiar, por ejemplo. No creo que demore mucho para que empecemos a ver en diferentes contratos que empiezan a incluir cláusulas que traten de regular cómo nos relacionamos con la IA. Es interesante, porque es una herramienta más con la que se juega, creo que la visión apocalíptica es muy fácil de comprar, y sin embargo yo no la compro”, argumenta Sanmiguel.