Los graves costos de la pandemia no se resuelven con transferencias: Expertos

Las brechas en educación que ya existían en México, y que crecieron con la pandemia, le pasarán una dura factura al desarrollo económico del país. "El estado debe invertir en servicios", plantean.
30 Noviembre, 2021 Actualizado el 30 de Noviembre, a las 14:39
La pérdida educativa por COVID-19 sería equivalente a uno o hasta tres años de estudios, dicen los expertos (Foto: Gobierno de Zacatecas)
La pérdida educativa por COVID-19 sería equivalente a uno o hasta tres años de estudios, dicen los expertos (Foto: Gobierno de Zacatecas)
Arena Pública

Si no se atiende el grave retraso en educación provocado por la pandemia, el país caerá en una contracción económica y se perpetuará la desigualdad de oportunidades que ya era preocupante. 

La pandemia de COVID-19 ha sido vista principalmente como un reto sanitario y de salud pública, pues la carga de la enfermedad (tanto en muertes como en efectos a la salud de los infectados) son los efectos más inmediatos y fácilmente visibles. Sin embargo, tendrá un efecto en un pilar crucial para el desarrollo económico y social de cualquier país: la educación.

En un panel organizado por Arena Pública, los expertos Roberto Vélez, director ejecutivo del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) y Raymundo Campos, profesor e investigador del Colegio de México (Colmex), señalaron que la pandemia representó un retraso significativo en materia de educación para los jóvenes en su etapa escolar. Estos impactos, sin embargo, no han sido iguales para todos los estratos socioeconómicos y regiones geográficas del país.

Y estas desigualdades prometen acentuar las brechas socioeconómicas en México una vez que los jóvenes afectados lleguen a la vida laboral y se conviertan en la base de la economía nacional.

Lo anterior no solo tendría efectos dramáticos en la capacidad de crecimiento del país para el futuro. Además, advierten los especialistas, hay retos en el corto plazo en términos de las acciones que se deben poner en marcha para evitar estas consecuencias de la pandemia y para proteger a las familias de posibles nuevos shoks de esta magnitud.

El impacto económico del retraso en educación

Para la economía mexicana y especialmente para la estabilidad económica de las familias, la crisis sanitaria tiene un enorme potencial negativo a futuro que se sumará a los retos estructurales que se llevan expresando desde hace años. Raymundo Campos afirma que, ya desde antes de la pandemia, la desigualdad en México era notable, con virtualmente cero movimiento entre los distintos estratos de la población. En este contexto, la educación resulta un factor decisivo.

“Si queremos combatir la desigualdad y somos serios para promover la movilidad social, tenemos que invertir en educación. ¿Y qué significa eso? Que haya salones equipados, que los docentes estén preparados, que los estudiantes puedan ir a la escuela. Pero son muchos factores y las desigualdades, las diferencias según dónde nacimos son enormes. No estamos haciendo lo suficiente para resolver estas diferencias geográficas […]. Ya veníamos mal, y con la pandemia estamos peor”, advirtió.

Y es que el modelo de educación a distancia no parece haber sido suficiente para mantener el nivel educativo de los estudiantes en medio de la pandemia. Roberto Vélez señaló que el regreso a clases no significa que la formación de los alumnos  podrá simplemente reanudarse como si los últimos meses hubieran estado en pausa y ahora solo se tuviera que retomar el camino.

“Tienes desfases importantes entre estudiantes de un mismo grupo. Se tiene que tomar en cuenta que habrá jóvenes que no sean capaces de reengancharse […]. Si regresas a la escuela con el mismo plan que tenías antes, y hay gente que está muy por detrás, pues no lo van a lograr”, advirtió.

Estas diferencias en la capacidad para retomar los estudios se acentúan, apunta el experto del CEEY, por la calidad de la infraestructura en cada zona geográfica y la capacidad económica de las familias, pues ambos factores determinan qué tan atrás, o no, se fueron quedando los jóvenes en su formación académica durante el encierro. Lo anterior se puede traducir a una pérdida de aprendizaje escolar de entre uno y dos años, en mediciones estandarizadas como la prueba PISA, apunta Roberto Vélez.

"A nivel regional es muy distinto. En el sur, sur-este, el choque con un modelo eficiente la pérdida es cercana a los dos años, pero con un modelo ineficiente, llega a tres años de pérdida", dice Vélez.  Y agrega "y estos son promedios. En promedio un choque de tres años tiene implicaciones graves en términos de formación de capital humano que se van a traducir en un choque importante para el mercado laboral".

Son estos retrasos educativos los que tendrían el impacto más grande en la movilidad social para cuando las generaciones que ahora están en su etapa escolar lleguen a la edad adulta. “Aquellas personas que pudieron seguir aprendiendo durante la pandemia no tendrán problemas para insertarse en el mercado laboral ni tendrán problemas para que sus salarios sigan creciendo”, asegura Raymundo Campos.

Pero aquellos que no pudieron mantenerse a la par de sus compañeros durante 2020 y 2021 tendrán más problemas para insertarse en el mercado laboral, particularmente en el sector formal de la economía. Y no solo eso, sino que sus salarios serían menores. “Esto te crea no solo problemas en desigualdad. Cierta población va a tener menos ingresos para comprar bienes y servicios. Entonces el potencial de la economía para el futuro se reduce. No solo es malo para la desigualdad […], pero el tamaño del pastel tampoco va a crecer”, asegura el experto del Colmex.

Exigencias y retos de corto plazo

La crisis sanitaria no solo tendrá efectos económicos dentro de México en un horizonte de décadas. De acuerdo con Roberto Vélez, la crisis sanitaria también llevó a que muchas familias utilizaran los pocos recursos que tenían guardados, lo que las pone en una situación de vulnerabilidad. “Ante cualquier otro choque, ¿con qué mecanismos vamos a contar para proteger a esa población que ya se quedó sin posibilidades de protegerse a sí misma a nivel privado?”, plantea el economista, experto en movilidad social y desigualdad con un doctorado en Historia Moderna por la Universidad de Oxford.

Lo anterior requerirá una inversión que, de acuerdo con Raymundo Campos, será necesariamente desigual por zona geográfica porque “hay entidades muy rezagadas. Entonces también debemos ponernos de acuerdo como países dónde hay que atender el tema de la pobreza”. Campos es doctor en Ecoomía por la Universidad de California en Berkeley y un reconocido experto en finanzas públicas, pobreza y movilidad social.

Para poder hacer esta distribución de recursos en pro de una mayor equidad en el país y asegurar un crecimiento sustentable en el largo plazo, Roberto Vélez sugiere que es necesario hacer una revisión del funcionamiento de México como federación.

“¿Cuál es el papel de un estado en el marco de una federación? […] Si yo produzco más, debo aportar proporcionalmente más que el resto de las entidades, pues muchas de ellas no están en las condiciones de remontar esta situación […]. Es ineludible [la revisión del pacto federal]. Ya lo era, pero ahora lo es más”, aseguró.

Más importante aún, la situación fiscal del país sería insuficiente para abordar estos retos en términos de educación y desigualdad social. De acuerdo con Raymundo Campos, “no se puede promover la movilidad social o cambiar la realidad del país con los recursos que tenemos. Necesitamos mucho más recursos”.

Y aunque sí parece existir la voluntad política para resolver estos problemas, las fricciones podrían llegar de la incertidumbre entre los agentes de la esfera pública (y hasta en el entorno privado) sobre cómo abordarlos de forma específica. De acuerdo con Roberto Vélez, “en la pregunta de ¿cómo le hacemos? puede pasar tiempo. Estas cosas no se resuelven de un día para otro”.

El choque no se resuelve con transferencias 

Según Raymundo Campos, incluso se percibe que hay grupos de legisladores con ideas muy distintas, hasta opuestas, sobre cómo abordar la forma de ejecutar los recursos para cerrar estas desigualdades y hacer las inversiones necesarias a futuro.

“Creo que muchos legisladores estarían de acuerdo con disminuir impuestos, que el gobierno no intervenga en la economía […] tal vez dar más transferencias monetarias y listo. Pero habrá otros que digan que esto no es suficiente, que son  necesarios más impuestos, y que con esos mayores recursos se invierta en educación, salud, infraestructura, transporte, seguridad”.

Roberto Vélez dice que tiene la respuesta al dilema y lanza la pregunta "¿cómo vamos a resolver el problema de la desigualdad de oportunidades con un cajero (transferencias desde el gobierno, como ha ocurrido en México desde hace varios gobiernos)". "Es muy complicado", responde. "Se debe dotar a la población de otro tipo de pisos. Se tiene que garantizar servicios públicos que se financian de una manera distinta a una transferencia directa; entre ellos educación, salud, seguridad, medios de comunicación para la conectividad", dice Vélez y remata: "Servicios públicos de calidad para garantizar pisos de arranque y de avance".

Campos añade: "Si no aprendemos más y no estamos más sanos la productividad no puede aumentar. Es preocupante porque estamos en una competencia política de quién ofrece una tarjeta con más dinero para que sea utilizada en el cajero. Son política paliativas que no van a combatir la desigualdad ni promover la movilidad social, ni un desarrollo incluyente".

"El choque la pandemia no se resuelve con un cajero automático, ¿dónde están los mecanismos de protección", pregunta finalmente Vélez. "No están en una transferencia, sinó en servicios públicos", vuelve a enfatizar. Y Raymundo Campos lleva el debate al cuestionamiento popular sobre el estado. "Ante un choque tan duro y el estado no hizo nada por mí, entonces ¿para qué necesito al estado?", dice el experto. "Y eso es preocupante porque no vamos a promover la movilidad social sin el estado, sin servicios públicos que provee el estado".

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