Litio ¿mercado de casi 60 billones o una industria minera más?

Para algunos el valor del mercado de litio en México podría alcanzar 5.4 veces la deuda pública; para otros, es un error concentrarse en la explotación.
10 Octubre, 2021 Actualizado el 10 de Octubre, a las 08:30
Algunos expertos temen que la ventana de aprovechamiento comercial del litio sea muy limitada (Foto: Pixabay)
Algunos expertos temen que la ventana de aprovechamiento comercial del litio sea muy limitada (Foto: Pixabay)
Arena Pública

Hay visiones encontradas sobre qué tan valiosa es realmente la oportunidad del mercado del litio para el futuro.

Para los incipientes industriales en el país, el valor es, prácticamente, incalculable. De acuerdo con Mark Sánchez, presidente de la Cámara Mexicana del Litio (Camexli), “el valor en México del litio está considerado que es 5.4 veces el valor de la deuda externa del país. Y ésta asciende a 11 billones de pesos (BP)”. Lo anterior significa que, al menos en la estimación de éste especialista, la extracción, procesamiento y venta del mineral podría generar a México alrededor de 59.4 BP.

Para los expertos académicos, el verdadero valor del llamado “oro blanco” es menor a lo que pregona la industria. De acuerdo con el Dr. Luca Ferrari, investigador titular del Centro de Geociencias del Campus Juriquilla de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), “los yacimientos de litio que tenemos en México no se comparan con los yacimientos que tenemos de plata, oro, cobre, etcétera.  […]  Sí, estamos en una etapa temprana [para el litio], pero por lo que se ve, no va a tener la misma dimensión de otros minerales metálicos”.

Gonzalo Almeyda, profesor de Relaciones Internacionales de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tec de Monterrey (ITESM) no solo está de acuerdo que, por el tamaño de las reservas estimadas, el litio no se acercará a la magnitud del petróleo; sino que, además, es muy probable que “la ventana de oportunidad [para su explotación] tenga un horizonte limitado en tiempo”.

Estas reflexiones son cruciales por el cambio que se avecina en la gestión de este recurso. A finales de septiembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) envió su propuesta de reforma eléctrica al Congreso de la Unión.

Además de darle a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) un control casi completo sobre todos los elementos del mercado eléctrico, se plantearon algunas modificaciones legislativas para asegurar al litio como un bien estratégico, cuya explotación sería un beneficio exclusivo de la nación.

Desde entonces, el futuro de esta industria ha estado recurrentemente bajo los reflectores. Por un lado, analistas han advertido que sacar a privados de la explotación del litio podría llevar a un desperdicio de recursos; mientras que las empresas que ya tienen concesiones activas han asegurado que continuarán con sus proyectos activos.

Al mismo tiempo, el mismo Presidente ha acusado de “traición a la nación” a todos aquellos que no apoyen su reforma eléctrica, asegurando además que, independientemente si se aprueba o no, no tiene la intención de entregar más concesiones de litio fuera de las que ya están activas.

Propiedades, usos y reservas del litio

Tiene sentido que el Ejecutivo federal haya decidido definir el litio como un mineral estratégico para la Federación. De acuerdo con Investing, el precio a la venta de este mineral se ha multiplicado por alrededor de 4.6 veces en los últimos 10 años. Esto se debe principalmente a las propiedades y condiciones únicas del mineral.

De acuerdo con la Royal Society of Chemistry, el litio puede usarse en aleación con aluminio, magnesio y otros metales para hacer productos más ligeros y resistentes. También puede usarse para la producción de vidrio y cerámica, mientras que algunos compuestos del mineral se emplean en procesos industriales, para la fabricación de medicamentos y hasta en algunos procesos de almacenamiento y generación de energía.

Sin embargo, de acuerdo con el Dr. Ferrari, la razón por la que su valor se ha disparado en los últimos años (y el por qué detrás de su inclusión en la reforma eléctrica) es que es un insumo crucial para la fabricación de baterías; especialmente para vehículos eléctricos. Y en este caso de uso, advierte, no hay alternativas viables frente al litio.

“Hay otros tipos de batería que usan otros tipos de elementos. Pero las baterías de litio dominan el mercado porque, […] es muy difícil encontrar un sustituto. Hay baterías especiales que pueden tener mejor rendimiento, pero son mucho más costosas. En los laboratorios, hay investigadores que llevan mucho tiempo buscando alternativas; pero ninguna es comercialmente viable a nivel masivo”, apunta.

Además, México ha probado tener amplias reservas de litio. De acuerdo con el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS), las reservas de este mineral en México se estimaban en 1.7 millones de toneladas, la décima más cuantiosa de todo el mundo. Le superan Bolivia (21 millones de toneladas), Argentina (19.3), Chile (9.6), Estados Unidos (7.9), Australia (6.4), China (5.1), Congo (3), Canadá (2.9) y Alemania (2.7).

Dentro de México, la distribución de litio en el territorio nacional se concentra principalmente al norte del país. La Secretaría de Economía (SE), en 2018, reportaba solo tres posibles yacimientos en exploración en Sonora, Baja California y San Luis Potosí. Sin embargo, de acuerdo con Mark Sánchez, también se han detectado posibles yacimientos en “Chihuahua, Tlaxcala y Oaxaca. Se están encontrando en otros estados, que todavía no salen a la luz”.

Fuente: Secretaría de Economía

Hasta ahora, apunta Gonzalo Almeyda, una buena parte de las inversiones que se han realizado en México para la explotación del litio se han hecho desde el extranjero. Aunque no hay todavía ningún proyecto activo en fase de extracción, señala que hay cinco que ya se encuentran en la etapa de exploración.

“Las empresas que están participando en este mercado son fundamentalmente canadienses, que es el caso de la que está explorando en Sonora, con la consultoría e inversión china, que es el proyecto más avanzado. Pero también hay algunas españolas, inglesas, interesadas en algunos de los proyectos”, apunta.

En datos recopilados por la Camexli, en México se suman 36 proyectos de litio en el país, divididos entre una decena de empresas. Solo una de ellas, Litio Mex, es de origen nacional. Cabe destacar que solo algunas de ellas han aprovechado los permisos concedidos por la anterior administración y se encuentran actualmente activas en el país. Por lo mismo, el Gobierno federal ha advertido que la mayoría de las concesiones están en peligro de ser revocadas si se aprueba la reforma.

La complejidad de la extracción del litio

Precisamente por la propuesta de reforma eléctrica, apunta Mark Sánchez, el marco legal para la extracción del litio se encuentra en pausa. Aunque con los cambios constitucionales la batuta pasaría a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), desde la SE, que hasta ahora ha fijado las reglas.

El líder de la cámara del litio añadió que “quien debería estar llevando a cabo este tema sería la Secretaría de Energía (Sener) [y] se tenía proyectado que se iba a crear el Instituto Mexicano del Litio para que esta organización llevara las normas, leyes, reglamentos de explotación, comercialización de litio”.

Estas decisiones legislativas podrían traer más problemas a una actividad que ya está dibujándose como complicada. Igual que en el caso de otros minerales metálicos, hay diferentes tipos de yacimientos de litio en México, cada uno de ellos con un nivel de dificultad (y un costo económico) en su extracción. Según el Dr. Luca Ferrari, se pueden dividir en tres grandes categorías: depósitos de salmueras, yacimientos de arcilla y minas de roca dura.

Las salmueras, explica, “son aguas muy ricas en sales que normalmente se encuentran en lagos salados de Los Andes, en Australia, Estados Unidos y partes de México […]. Ahí se han dado las condiciones para que el agua que cae se evapore y ahí se concentren las sales que trae el agua […]. Entre estas sales, está el litio”.

Por estas condiciones, señala el especialista, se trata de los yacimientos más sencillos de explotar, pues solo es cuestión de bombear los sedimentos, ponerlos a secar al viento para concentrar, purificar y separar el litio de las otras sales presentes en el terreno para alcanzar el nivel de pureza necesario para su uso industrial.

En los yacimientos de arcilla, como el caso del depósito de Sonora, el especialista de la UNAM apunta que es necesario “moler la roca, calentarla a alta temperatura y luego diluirla con agua para producir una salmuera similar a la que existe naturalmente en los lagos salados. Aquí, el proceso de extracción es más complejo, más caro, que implica más energía”.

Finalmente, en los yacimientos de roca dura, el proceso es similar al de la arcilla pero aún más complicado. Ferraria apunta que en la roca dura “igualmente se tiene que hacer una trituración, molienda, se pasa por flotación el litio, calentarlo a más de mil grados, lixiviarlo con agua y ácido sulfúrico, lavarlo, filtrarlo… es un proceso largo para finalmente obtener un concentrado de carbonato de litio, que es lo que se usa para las baterías”.

Lo anterior representa un reto económico para la explotación de litio en México. De los 57 potenciales yacimientos de litio que el Servicio Geológico Mexicano (SGM) identificaba para 1997 (y que la SE aún usó como referencia en un estudio de 2020 sobre el potencial del mineral), la mayoría de ellos (33) estaban calificados como de arcilla o roca dura, los más difíciles de explotar.

Gonzalo Almeyda reafirma que, por la complejidad de extracción de estos yacimientos, “no es tan fácil empezar a producir litio […]. En México tenemos estas reservas, pero todavía no es claro que sean comercialmente viables […]. Por ejemplo, uno de los yacimientos más grandes que se tienen en Sonora, el de Bacanora, si bien la reserva es grande, la viabilidad es baja. Y de los 250 millones de toneladas de reservas, las que son viables de explotar sería menor a 10 millones”.

Viabilidad del litio mexicano

Justamente en las oportunidades y retos a futuro para la extracción y explotación del litio es donde parecen desarrollarse las visiones más encontradas.

Mark Sánchez reconoce que algunos yacimientos de litio serán más costosos de desarrollar que otros. Pero está confiado que el valor del litio continuará creciendo de forma consistente durante décadas, lo suficiente para hacer viable la extracción de todas las reservas presentes en el país.

“El litio va a ser más preponderante que el petróleo. Hay que entender que ahorita estamos en la época del descubrimiento, estamos descubriendo el oro blanco y la capacidad económica que tiene […]. Para el 2027, costará lo doble […]. Es un recurso sumamente importante con los EVs. No es una moda. Tenemos pactos firmados a nivel internacional para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero […] Esto va a seguir creciendo y aumentando los pedidos de litio”, asegura.

Pero para Gonzalo Almeyda, precisamente el crecimiento inevitable en los precios del litio podría ser el factor que destruya su viabilidad comercial en el mediano plazo. Apunta que aún ahora hay incentivos claros para reemplazar las baterías de litio en la producción de EVs y autotransporte cero emisiones. Si llega a desarrollarse una innovación que permita no usar este mineral (como ya se propone con insumos más baratos como hierro e hidrógeno), dice, caería la demanda de litio.

Lo anterior significaría que si se desarrolla una industria de litio enfocada únicamente a la extracción, el potencial del mineral para México sería limitado. Y no solo en términos económicos. Para Luca Ferrari el desarrollo de un sector puramente extractivo para el litio podría ser una equivocación, por puras cuestiones técnicas.

“Incluso a nivel mundial, si sigue aumentando la demanda, vamos a tener problemas para abastecerla con la tasa de extracción de litio que tenemos en la actualidad. Hay un estudio del servicio geológico de Finlandia que dice que […], se necesitarían 221 años [para sacar suficiente material] para sustituir todos los vehículos terrestres de combustión interna. Podemos tener litio, pero la capacidad de extracción, purificación, producción no da”.

En este sentido, Gonzalo Almeyda reflexiona que “hay que ser muy cuidadosos en esa apuesta. Lo más importante sería, más que concentrarse en el recurso, la materia prima, sería buscar atraer (y eso podría ser una política industrial en torno al litio) empresas de producción de baterías que además tengan esa capacidad de extracción y entonces generar condiciones para explotar y aprovechar estos recursos, pero generando encadenamientos productivos hacia arriba”.

El debate público en México sobre el litio y su potencial estratégico para la economía, aún inicia con la reforma energética que ya está en manos de los legisladores.