Condenados a la precariedad 137 mil estudiantes de comunidades marginadas

El telebachillerato comunitario creado por la SEP para solventar la cobertura en comunidades marginadas en la realidad opera sin instalaciones propias, sin mobiliario e incluso sin luz.
26 Octubre, 2018 Actualizado el 26 de Octubre, a las 17:29
El telebachillerato comunitario no es lo óptimo, pero sí la única opción para más de 137 mil alumnos que de otra forma no tendrían la posibilidad de cursar el grado.
El telebachillerato comunitario no es lo óptimo, pero sí la única opción para más de 137 mil alumnos que de otra forma no tendrían la posibilidad de cursar el grado.
Arena Pública

Para hacer valer el derecho a la educación entre los jóvenes más desfavorecidos la Secretaría de Educación Pública (SEP) creó una modalidad precaria, el telebachillerato comunitario.

Su origen se remonta al 9 de febrero de 2012, fecha en que se decretó la obligatoriedad de la educación media superior con una meta de logro a 10 años, para el ciclo escolar 2021-2022.

El entonces Presidente Felipe Calderón tomó la decisión políticamente correcta y dejó a sus sucesores la compleja tarea de garantizar el acceso al bachillerato a más de 9 millones de jóvenes de entre 15 y 19 años.

La titánica tarea partió de una tasa de cobertura de apenas 53% para el nivel medio superior. En México por cada 100 niños que entran a la primaria, 77 logran ingresar al bachillerato, 50 se gradúan y solo 37 se inscriben a la universidad, según datos de la SEP.

Garantizar la educación media superior en México implica un reto triple: ampliar la cobertura, lograr que los jóvenes lleguen hasta ese nivel y evitar que deserten.

No obstante la dificultad, el Presidente Enrique Peña Nieto se impuso la ambiciosa meta de elevar la cobertura a 80% en el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018.

Para lograrlo se creó el telebachillerato comunitario en agosto de 2013, la prepa en línea SEP en 2014 y se amplió el número de sedes de Educación Media Superior a Distancia. Tres servicios que “se caracterizan por sus condiciones precarias” de acuerdo con un documento de trabajo elaborado por el Instituto Belisario Domínguez.

Su objetivo primordial era dar cobertura a jóvenes que viven en lugares recónditos y/o con niveles de pobreza que les impidieran estudiar.

 

¿Qué es el telebachillerato comunitario y cómo opera?

El telebachillerato comunitario es un servicio dirigido a jóvenes que viven en comunidades rurales con menos de 2 mil 500 habitantes, sin servicios alternativos a cinco kilómetros a la redonda.

Se abre con un mínimo de 12 estudiantes y es sostenido por tres profesores, uno de los cuales se desempeña al mismo tiempo como director. Se ofertan 25 horas de clases de lunes a viernes, cinco por día.

“En estos planteles las necesidades son tan apremiantes que no dan cabida a un plan a futuro, sino, en la medida de lo posible, se van resolviendo los problemas día a día” señaló una evaluación al telebachillerato coordinado por Carlota Guzmán Gómez, investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Instalaciones prestadas e inadecuadas, falta de mobiliario y materiales, robo, acoso a los alumnos y conflictos con el narcotráfico, son algunos de los problemas con los que lidian cotidianamente los profesores y alumnos para que sobrevivan los telebachilleratos comunitarios.

 

El viacrucis de conseguir instalaciones

Ante la imposibilidad de construir un plantel en cada localidad rural la SEP creó el telebachillerato bajo el supuesto de que aprovecharían la infraestructura de las telesecundarias cuando estuvieran en desuso, es decir, por las tardes, probablemente sin dimensionar las dificultades humanas que implicaría.

Existe un gran recelo entre los directores de telesecundaria hacia maestros y alumnos del telebachillerato, lo que se traduce en negativas o condicionamientos al uso de las instalaciones, según documentó la evaluación de Guzmán, pues los acusan de robar materiales, grafitear o de ensuciar las aulas.

Especialmente no quieren compartir los salones de cómputo y la dirección porque temen que puedan causar daños al equipo; en ocasiones sólo les prestan los salones de usos múltiples o bodegas; hay casos en los que ni siquiera les proporcionan la clave de internet y les impiden usar el aire acondicionado.

Los conflictos con los profesores de telesecundaria orillan a los responsables del telebachillerato a buscar lugares alternativos como oficinas, bodegas, comedores comunitarios, quioscos, casas ejidales, entre otros que no fueron construidas para fines educativos y por tanto son reducidos, tienen problemas de iluminación y ventilación, no cuentan con sanitarios suficientes ni con áreas para actividades deportivas.

 

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“La falta de espacios propios presenta inconvenientes para las actividades diarias, pues carecen de lugares para resguardar su equipo y materiales, los docentes tienen que llevar consigo desde documentos oficiales, computadoras, impresoras, micrófonos hasta material deportivo como balones y redes. En otros casos, tienen que guardar la papelería y los libros en cajas de cartón, al igual que los insumos de limpieza. Esta situación afecta los procesos de enseñanza y de aprendizaje”, asegura la evaluación.

“Hemos andado como húngaros, esta es la tercera instalación en la que estamos [… Estuvimos en] una bodega, pero pues nada más era el cajón, techo de lámina y nada más, el baño nos lo prestaba la vecina y el espacio que teníamos era muy limitado, entonces empezó otro ciclo escolar, incrementó mucho más la matrícula y fue como se consiguió esta casa” aseguro la responsable de un telebachillerato en Veracruz.

Sobra señalar que los telebachilleratos comunitarios no tienen laboratorios ni bibliotecas; únicamente cuentan con un pequeño acervo de diccionarios, libros de texto gratuitos y libros de literatura donados.

 

Kermeses para comprar los materiales

La mayoría de los telebachilleratos comunitarios carecen de equipo suficiente y en buen estado, especialmente de computadoras y cañones; mientras que la papelería y los insumos de limpieza son limitados, una parte de estos proviene de recursos estatales que son insuficientes o no llegan a tiempo.

Para solventar las carencias los docentes se apoyan fuertemente en comités de padres de familia, cuya función es básicamente obtener recursos económicos, lo hacen mediante kermeses, venta de comida y el cobro de una cuota semestral de entre 200 y 400 pesos.

Al mismo tiempo los maestros del telebachillerato gestionan donaciones de mobiliario en desuso de otras escuelas, dádivas de políticos y espacios para actividades deportivas, con frecuencia ellos gastan de su bolsillo para comprar materiales según documenta la evaluación dirigida por Guzmán.

“Los primeros mesabancos que tuvimos son muy resistentes […] nos los donó una tía que trabaja en una secundaria de Estados Unidos, también muchos mapas de esos grandes, el globo terráqueo, todo lo que podían desechar de allá ella nos los donaba”, narra la responsable de un telebachillerato en Sonora.

Los alumnos de telebachillerato reciben los libros de forma gratuita, sin embargo, videos, ejercicios y otros materiales de lectura necesarios para los cursos se encuentra en línea, el problema es que al estar ubicados en comunidades de alta marginación no tienen conexión a internet o lo tienen con fallas; o bien no disponen de energía eléctrica.

La lejanía de las comunidades no solo afecta la señal de internet, impone a los directores de los telebachilleratos dificultad para asistir a cursos de capacitación; de acuerdo con la evaluación la mayor parte de los responsables de los centros no se han certificado en el Programa de Formación de Directores, las habilidades directivas las aprenden sobre la marcha y algunos ponen a prueba la experiencia previa.

 

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Pero la falta de preparación no demerita su compromiso con los alumnos, cuando se presentan casos de ausentismo o abandono escolar, los docentes buscan a los padres de familia, incluso acuden directamente a sus casas.

“Aquí tú eres la encargada de becas, de control escolar, eres la psicóloga, la enfermera, la mamá, el papá, y podemos hacer aquí una lista, porque eso es ser un responsable de telebachillerato, yo no tengo a alguien que me ayude y diga: sabes que te voy a ayudar con las becas o las inscripciones, no, yo hago todo, por eso me pagan”, señaló una responsable de telebachillerato en Sonora.

 

La única posibilidad para muchos

Sin remedio, la precariedad de los telebachilleratos comunitarios se refleja en los logros educativos de los alumnos, 82% de los estudiantes de esa modalidad tienen dificultades para resolver problemas que involucren operaciones con fracciones, o bien, para establecer relaciones entre dos variables, frente al 52% en bachilleratos autónomos y el promedio de 66% a nivel nacional.

60% tiene dificultad para comprender textos extensos y complejos, así como para poder explicarlos con palabras diferentes a las utilizadas en la lectura, contra 20% en los bachilleratos autónomos, el porcentaje es 1.7 veces mayor que el promedio a nivel nacional de 34%, según datos compilados por el Instituto Belisario Domínguez.

Y no solo la precariedad juega en contra del nivel educativo de los alumnos, frecuentemente la jornada escolar de cinco horas se acorta por motivos como la falta de transporte y la inseguridad.

“El sistema educativo acentúa las desigualdades preexistentes al canalizar a los jóvenes con mayores desventajas a las escuelas en condiciones más desfavorables”, opina al respecto Eduardo Weiss Horz, investigador del Cinvestav.

Más allá de la precariedad el telebachillerato comunitario ha sido un pilar para ampliar la cobertura en el sector rural según sus evaluadores, ya que atiende a jóvenes en los quintiles más bajos de ingreso y también a mayores de 18 años que no habían cursado el bachillerato o que lo habían abandonado.

El telebachillerato comunitario no es lo óptimo, pero si la única opción para muchos que de otra forma no tendrían la posibilidad de cursar el grado. Los centros se han reproducido 13 veces en cinco años al pasar de 253 en 2013 a 3 mil 310 en 2018 donde se atiende a más de 137 mil estudiantes; 87% de estos servicios se ubica en localidades rurales aisladas o dispersas y 71% en comunidades con grados de marginación alta o muy alta.

Junto con la prepa en línea y los programas de Educación Media Superior a Distancia han contribuido a cubrir la demanda del país, para 2016 México había crecido hasta 60% la cobertura educativa para jóvenes de entre 15 y 19 años, desde el 53% que registraba en 2012, de acuerdo con los datos más recientes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), aunque todavía continúa por debajo de sus pares en América Latina, en Brasil la cobertura es de 69%, en Chile de 81% y en Argentina de 75%.

 


MÁS INFORMACIÓN: Temas estratégicos 60, oportunidades de educación y empleo para la juventud, 2000-20017, Instituto Belisario Domínguez, julio 2018.

MÁS INFORMACIÓN: Avances y dificultades en la implementación del Marco Curricular Común Telebachillerato estatal, Educación Media Superior a Distancia y Telebachillerato comunitario, Carlota Guzmán Gómez, INEE, 2018.

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