Fuerte déficit fiscal para cerrar el sexenio

El traje de conservador fiscal cultivado por el Presidente queda abandonado, ahora lo preocupante es el resultado que tendrá.
12 Septiembre, 2023
Entrega Paquete Económico 2024 al Congreso
Entrega Paquete Económico 2024 al Congreso
Econokafka

Un desequilibrio en las finanzas públicas no visto desde fines de la década de 1980 es lo que tendrá lugar en 2024.

El 8 de septiembre la Secretaría de Hacienda y Crédito Público entregó al Congreso el Paquete Económico para 2024, y la sorpresa fue mayúscula: el déficit fiscal propuesto era mucho mayor que el esperado para este año. El cierre del sexenio tendrá lugar con una inesperada expansión fiscal. Esto por parte de un gobierno cuyo Presidente había presumido reiteradamente conducir una administración austera y alérgica a los déficits y endeudamientos elevados.


Prioridades fuera de control

El déficit público proyectado es 4.9% del PIB. Considerando la definición más amplia manejada por Hacienda, los requerimientos financieros del sector público, la cifra correspondiente será 5.4% del PIB. ¿Cómo explicar el mayor agujero fiscal desde 1988, cuando la economía mexicana emergía de una larga y dura crisis económica?

Ahora la economía no está en crisis, y se espera que crezca alrededor de 3% este año y el próximo. En 2020, López Obrador rechazó tajantemente aumentar el gasto público, y el déficit, ante la pandemia de Covid-19. Muchos gobiernos lo hicieron para sus economía en colapso, con recortes de impuestos a empresas, entregas directas de dinero a personas y subsidios masivos para mantener empleos. El tabasqueño dijo que eso sería otro Fobaproa. En ese año el déficit público fue de 2.8% del PIB, mientras que la economía mexicana se desplomaba 8.0% y el número de pobres se incrementaba en 3.8 millones.

El imperativo para aumentar el gasto es muy diferente en 2024. A AMLO le urge acabar sus obras emblemáticas, y para ello es necesario pisar el acelerador presupuestal con fuerza. Le quedan 54 semanas en el poder, que deberá entregar el 1 de octubre de 2024 (ya no es el primer día de diciembre por una reforma que se aprobó durante el sexenio anterior). Para entonces quiere su Tren Maya haciendo recorridos, al menos en una buena parte de la ruta proyectada. Quizá más importante, y complicado, gasolinas manando de la refinería Dos Bocas, de ser posible en abundancia. Para esas prioridades no existe la llamada austeridad republicana y se ha arrojado toda la leña presupuestal al asador.

El argumento de la Secretaría de Hacienda es que se acabarán esos proyectos y, presto, el déficit que causaron va a desaparecer. Así, en 2025 (y en adelante) el desequilibrio fiscal regresa a su cauce. El balance primario de las finanzas públicas (definición que asume que no hay deuda pública, y por ello no hay gasto asociado a su servicio) pasa de un déficit significativo a un importante superávit. Un optimismo complicado de sustentar, pero al cabo los responsables del gobierno ya serán otros.

Con la inversión masiva que recibirá en 2024, alrededor de 10 mil millones de dólares, el costo de Dos Bocas habrá alcanzado 22 mil millones, casi el triple de los ocho mil que el Presidente anunció en 2019 (como un máximo, dijo que incluso podía ser menos). El presupuesto original del Tren Maya se estableció en 120 mil millones de pesos; el año entrante sobrepasará el medio billón, más de cuatro veces el monto original.

El fuerte aumento a las pensiones también se refleja en el gasto. Solo la pensión para adultos mayores demandará cerca de medio billón de pesos. Sin duda será un elemento en la popularidad presidencial, y no hará daño durante las elecciones de junio.


Una mezcla más peligrosa

El presupuesto, déficit y endeudamiento para 2024 no permiten sostener la imagen de conservador fiscal tan cultivada por el propio Presidente. ¿Lo era realmente?

Puede argumentarse que sí en la primera mitad de su sexenio, resultado de una fuerte contención del gasto en el primer año y que mantuvo un déficit bajo en el año de la pandemia y el siguiente. En 2022 se deteriora más el desequilibrio fiscal, con un déficit fiscal de 3.2%, similar al del peor año de Peña Nieto, que se repetirá este año (se espera cierre en 3.3%). Lo correspondiente al cierre sexenal simplemente continúa el deterioro en mayor escala.

El traje de conservador fiscal queda abandonado. Lo preocupante es el resultado que ello tiene: un presupuesto expansivo, y con elementos de irresponsabilidad durante el último año del sexenio. Esto es, una situación que puede verse contaminada por una fuerte incertidumbre política.

La mezcla se ha vuelto potencialmente más explosiva. Lo más importante en las próximas semanas será la reacción de los mercados en general y las calificadoras de deuda soberana en particular (con su potencial impacto sobre el tipo de cambio).

Sergio Negrete Cárdenas Sergio Negrete Cárdenas Doctor en Economía por la Universidad de Essex, Reino Unido. Licenciado en Economía por el ITAM. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la UNAM. Profesor-Investigador en el ITESO. Fue funcionario en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y en el Gobierno de México.