AMLO sí bajó la gasolina

Fue una de las promesas electorales más reiteradas y conocidas. 

Andrés Manuel López Obrador era, después de todo, el campeón en gritar ¡gasolinazo! apenas el gobierno federal aumentaba el precio de la gasolina unos centavos por litro. No importaban las circunstancias, destacadamente si el precio internacional del petróleo y sus refinados aumentaba: para AMLO la gasolina no debía subir de precio, y además tenía que ser barata dado que México era un país petrolero.

Aislar la gasolina del mundo

La propuesta del tabasqueño era, como tantas, simple y al menos en apariencia, lógica: se debía refinar todo el crudo en México, con lo que se dejaba de exportar petróleo y también se dejaba de importar gasolina. Se aislaba, de esa forma, a la gasolina de lo que ocurría en el resto del mundo.

Por supuesto, esos combustibles se producirían con eficacia y sin corruptelas, por lo que podrían ser baratos. De esa forma se podían reducir los precios. Fue lo prometido en campaña, sobre todo la correspondiente a 2018, y lo ofrecido al tomar posesión:

Políticas públicas

Pemex, la promesa fallida

Hago el compromiso responsable, que pronto, muy pronto, cuando terminemos la refinería que vamos a construir en México y se rehabiliten seis refinerías, va a bajar el precio de la gasolina y de todos los combustibles.

El detalle, hubiera dicho Cantinflas, era tanto rehabilitar las refinerías como construir la nueva, que es Dos Bocas. No se han terminado, ni la una ni la otra. El tan pomposamente nombrado Sistema Nacional de Refinación no gana dinero, lo pierde a carretadas. México sigue exportando crudo e importando gasolina. Ninguna de las piezas del rompecabezas gasolinero se ha conseguido, ni se conseguirá.

El único gran éxito financiero no deja de ser paradójico desde la perspectiva nacionalista: la compra de la mitad de una refinería, Deer Park, en Texas, a un excelente precio dada la coyuntura internacional del momento (en 2021, saliendo de la pandemia). Pemex ya tenía la otra mitad y quedó como único dueño.

¿Y la gasolina, apá? Pues sí bajó

Sin las piezas del rompecabezas gasolinero, el gobierno no ha podido reducir los precios y estos se han mantenido en términos reales. Es una creencia con la que no coinciden los números. El precio de las gasolinas y el diésel sí es claramente inferior en términos reales a los vigentes en noviembre de 2018, al cierre del sexenio de Enrique Peña Nieto.

Pesos reales de los combustibles (pesos de sep 2023, por litro)

Fuente: Calculado con información del Instituto de Información Estadística y Geográfica de Jalisco (IIEG) y Banxico.

Lo extraño es que al parecer ni siquiera el presidente López Obrador se ha dado cuenta de ese hecho. Ignora algo que sin duda estaría presumiendo un día sí y otro también en las mañaneras.

¿Cómo se explica esto? Al parecer el propio Presidente, y su gobierno, se han perdido con la elevada inflación registrada en años recientes, y que evidentemente ha aumentado los precios a lo largo del tiempo. Fuera del colapso registrado durante la pandemia, los precios siguen evidentemente una tendencia al alza la mayor parte de tiempo cuando queda atrás la emergencia sanitaria, y se desata una importante inflación mundial que también impacta a México.

Precios nominales de gasolinas y diésel (pesos por litro de septiembre 2023)

En términos reales, en cambio, hay también una estabilidad inicial, colapso durante la pandemia y una recuperación posterior, pero los precios se quedan abajo comparados con el inicio del sexenio. Con ligeros vaivenes, ahí se han mantenido. Ese aislamiento del mercado internacional se hizo de otra forma. Destacadamente, la gasolina fue fuertemente subsidiada durante 2022 para evitar que los precios se dispararan junto con los del mercado internacional, impulsados por la invasión rusa a Ucrania. 

Pesos reales de gasolinas y diésel (pesos de septiembre de 2023)

Hay al menos tres explicaciones alternativas sobre la aparente ignorancia de AMLO. Una es que la referencia de mantener precios estables en términos reales se hace con respecto a los niveles registrados antes de la pandemia, no del cierre de Peña. Esta no es creíble. La segunda es que no es tan simple tener precios homogéneos comparables, un precio “nacional” de los varios combustibles, dadas las diferencias regionales establecidas desde 2017. La tercera es más sencilla: ningún funcionario del gobierno ha realizado los sencillos cálculos y se los ha informado al Presidente.