¿Qué pasa con el mercado bursátil mexicano?

¿Por qué parece que las empresas pierden interés en el mercado de valores mexicano, deslistándose o solo rechazando entrar a las bolsas de valores?
8 Julio, 2021 Actualizado el 8 de Julio, a las 07:03
El crecimiento de la bolsa de valores mexicana es menor a la de sus contrapartes en el resto del mundo (Foto: Pixabay)
El crecimiento de la bolsa de valores mexicana es menor a la de sus contrapartes en el resto del mundo (Foto: Pixabay)
Arena Pública

A escala internacional y regional, la Bolsa Mexicana de Valores no tiene un rendimiento comparable al de otros mercados bursátiles.

Para el 2 de julio de 2018, un día después de las elecciones donde Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ganó la presidencia de México, el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) tenía un nivel de 46 mil 653.52 puntos, según la misma institución.

El 30 de noviembre del 2018, un día antes de asumir la presidencia, el IPC ya se había desplomado en un 11%, para colocarse en 41 mil 732.78 puntos. Al cierre de los mercados el martes 6 de julio, el índice había logrado crecer a un nivel de 50 mil 48.89, 7.27% arriba de la cifra registrada en julio de 2018, y 19.92% frente al día que AMLO asumió la presidencia.

Ambas tasas de crecimiento se quedan cortas frente al avance que han tenido índices similares en otros mercados de valores en el mundo. En esos mismos periodos, el Nasdaq Composite avanzó 137.77% y 112.16% respectivamente; el STOXX EU50 creció 33.59% y 27.02%, y el Ibovespa brasileño logró moverse 59.24% y 43.53%.

Estas brechas podrían ser resultado de barreras en ambos lados de la moneda del mercado bursátil mexicano: inversionistas y empresas. Un estudio del Instituto Mexicano de la Competitividad (Imco) hace más de seis años apuntaba que la bolsa de valores en el país parecía reservada “para unos cuantos afortunados”, refiriéndose tanto a la oferta como a la demanda de acciones.

Entonces, se estimaba que había seis mil 500 empresas con más de 250 empleados en el país, de las cuales menos de 150 cotizaban en la bolsa. Del otro lado de la moneda, Imco calculaba que menos del 3% de la población mexicana tenía fondos de inversión, y solo 0.20% del total poseía acciones.

Pero aún con estas advertencias, la situación no ha cambiado mucho desde entonces. En cifras de la misma BMV, todavía hay solo 147 empresas emisoras en su mercado bursátil. Por su lado, la Bolsa Institucional de Valores (Biva), lista como propias a casi 60 emisoras, pero muchos de estos registros también tienen presencia en su rival o comparten un mismo origen.

Del lado de los inversionistas tampoco se han dado muchos avances. Durante la Cumbre 2021 de la Asociación Mexicana de Capital Privado (Amexcap), los líderes tanto de la BMV como de Biva, José Oriol Bosch y María Ariza, respectivamente, dijeron que la cartera de cuentas había logrado llegar a casi un millón de cuentas bursátiles registradas, más de tres veces el promedio de los últimos 20 años, según lo reportó El Economista. Sin embargo, reconocieron que sigue siendo una penetración de menos del 1% entre la población general.

¿Aversión de las empresas?

Que el número de compañías emisoras en el mercado bursátil mexicano no haya variado muchos los últimos años es un factor clave en por qué el país se ha quedado atrás. De nuevo se puede comparar la situación nacional con Estados Unidos, Europa y Brasil.

Hace solo unos días el New York Stock Exchange (NYSE) recibió a Didi Chixung en uno de los debuts más valiosos del año. En septiembre de 2020, la brasileña PETZ tuvo un debut que, según Nasdaq, le permitió recolectar más de 567 millones de dólares. Y la británica Deliveroo llegó al London Stock Exchange en la primera mitad del 2021.

En comparación, como apuntan La Jornada y Bloomberg, en los 42 meses entre diciembre de 2017 e inicios del año, seis empresas han salido de la BMV, sin que se haya hecho una sola Oferta Pública Inicial (IPO, por sus siglas en inglés). A estos casos se le sumaron otros tres en las últimas semanas: Grupo Lala, IEnova y Santander.

Cierto, la situación de cada una de estas empresas es diferente. Aunque IEnova saldrá, su dueña Sempra Energy se incorporó ya a la BMV en junio pasado. Por su lado, Santander informó en un comunicado que, aunque continuará con sus planes de comprar las acciones de su filial mexicana en manos de inversionistas minoritarios, ya no propondrá abandonar el mercado bursátil. Solo Lala, desde que informó su intención de deslistarse en mayo, no ha cambiado su plan de salir por completo de la BMV.

Juan Rich Rena, director de Análisis y Estrategia Bursátil del Grupo Financiero BX+, dijo que estas decisiones son lógicas, considerando la historia del mercado mexicano. Apunta que a partir de 2013 se empezó un periodo de evolución más “lateral”, frente a la tendencia positiva que se vio entre la década de los 90 e inicios de la década pasada.

Afirma que en 2013 el IPC llegó a los 43 mil puntos y mantuvo ese valor promedio “hasta el principio de 2019. Si vemos el rendimiento entre estas dos fechas, realmente no hubo mucho cambio. Eso no significa que en ese periodo no se dieran periodos de alzas y bajas. Pero entre un punto y otro, terminas ‘flat’. Si las valuaciones no mejoran, puede causar que las empresas tengan la idea de desliste, o que las empresas no quieran entrar a la bolsa porque están esperando mejores momentos”.

No es solo en estos activos tradicionales donde el mercado bursátil mexicano está quedándose atrás. En junio, la firma QR Capital lanzó su primer fondo de inversión cotizado basado en Bitcoin en la bolsa de valores brasileña. Solo unos días después de este debut, Arturo Herrera Gutiérrez, titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), emitió un comunicado junto a Banxico y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) denunciando los riesgos de estos instrumentos.

En los últimos días ha habido mucho interés en torno a las #criptomonedas.

En este comunicado @Hacienda_Mexico, @Banxico y @cnbvmx refrendamos la posición institucional sobre esto. pic.twitter.com/Zasd01lIxS

— Arturo Herrera Gutiérrez (@ArturoHerrera_G) June 28, 2021

Inversionistas individuales

También se puede considerar el lento avance del mercado bursátil mexicano como consecuencia de una baja participación del público en general en la compraventa de acciones. De acuerdo con la misma BMV, para julio del año pasado se estimaba que solo 35 de cada 10 mil personas dentro de la Población Económicamente Activa (PEA) participaban directamente en la bolsa de valores. En Estados Unidos la proporción es de seis mil de cada 10 mil, 171 veces más.

La baja participación en México tiene, entre otras causas a una débil cultura bursátil como señala Javier Molina, analista y vocero de la plataforma de inversión eToro. No solo las empresas nacionales no le ven las mismas ventajas a salir a la bolsa que sí perciben sus contrapartes en países como Estados Unidos. Molina apunta que tampoco se transmite a los individuos la importancia de participar en el sector.

No es como que no existan esfuerzos para fomentar una participación más activa de todos los agentes en el mercado con la meta de fortalecer el sector bursátil mexicano. En 2019, la BMV presentó su propio museo con la intención de hacer que la compraventa de activos y acciones fuera de “mayor interés para el público” en general.

Pero Molina asegura que muchos de estos esfuerzos son tardíos. Dice que ahora “intentamos formar a la gente cuando ya tiene su primer salario, su primer ahorro. Y claro, es muy difícil hacer que esas personas de 21, a las que nunca les contamos nada sobre interés compuesto, que por fin están trabajando, se decidan a meter su dinero en la bolsa. Explicarles hasta entonces cómo funciona el mercado ralentiza todo el proceso. El error es no mover esa educación financiera a un momento mucho más inicial”.

Expectativas prometedoras

Sin embargo, para algunos analistas las perspectivas de corto y mediano plazo son prometedoras y las tendencias globales podrían jugar a favor del mercado bursátil mexicano. De acuerdo con Miranda Partners, en los primeros seis meses del año pasado se abrieron 150% más cuentas de inversión en el país que en la década previa. Lo anterior se explica por la cada vez más numerosa comunidad de inversionistas retail, individuos que participan en la bolsa de valores por cuenta propia.

Estos agentes ya están generando un cambio que, en el largo plazo, podría ayudar a movilizar la bolsa mexicana, dice. Tal es el potencial de este mercado, que otros agentes están prestando atención y lanzando sus propios proyectos para interactuar con inversionistas retail.

En una entrevista vía correo electrónico la propia Bolsa Mexicana de Valores -el Grupo BMV- dijo que "en la segunda mitad de 2021 se está viendo una mayor estabilidad en el mercado de valores. El S&P/BMV IPC está por encima de los 50,000 puntos y hay una mejora en las valuaciones. Vemos un mercado mucho más atractivo para que las empresas comiencen a retomar sus planes de financiamiento bursátil, en el mercado de capitales o deuda, como se ha visto en los últimos meses". Y añadió que, a futuro, perciben un panorama más atractivo para que las empresas puedan retomar sus planes de financiamiento.

Tanto el directivo de Grupo Financiero BX+ como el vocero de la plataforma eToro coinciden en que las perspectivas a futuro del mercado bursátil mexicano son prometedoras. Rich Rena apunta que la recuperación del IPC de la caída causada por la crisis sanitaria fue excepcional, y está confiado que esta tendencia positiva, aunque menos veloz, se conservará en el futuro. Algo que podría motivar a más empresas en el mercado mexicano a listarse en el mercado bursátil.

Incluso para Molina la estructura de México “no tiene nada que envidiar” de otros mercados bursátiles más desarrollados. No solo eso, sino que considera que es el mercado emergente con el mayor potencial en Las Américas, incluso por encima de Brasil. Reconoce que hay una brecha importante, pero también cree que se está cerrando poco a poco.

Aunque su rendimiento actual no es comparable al de otros países, los especialistas parecen estar seguros del potencial del mercado bursátil mexicano a futuro. La única barrera a futuro sería saber explotarlo.