El negocio del fútbol mexicano

¿Cómo empatar el objetivo económico con el deportivo? En mi opinión éste es el gran reto.
1 Diciembre, 2022

En estos días que es mes del mundial, muchos se enfrascan en la discusión de porqué el futbol mexicano siempre se queda en la orillita, y esta vez ni eso.

Una de las más recurrentes conclusiones es que el futbol mexicano no progresa por la gran cantidad de extranjeros que se permiten en la liga mexicana y, a la vez, porque los pocos jugadores mexicanos que tienen calidad de exportación prefieren quedarse en México, en parte porque acá se les paga muy bien.

Los analistas deportivos insisten en que a los dueños solamente les interesa el negocio. Los dueños, necios, no realizan los cambios necesarios porque como está, el negocio es muy rentable.

Todos estos argumentos tienen sentido económico. La máxima desde el punto de vista del empresario es: “si funciona, para qué cambiarlo”. En otras palabras, la obligación de una empresa es maximizar el valor de la misma. Si estas acciones que toman lo consigue, no tiene sentido ninguna modificación.

El modelo de negocio en otras partes del mundo es formar jugadores, para venderlos después. Esto sucede principalmente en Argentina y Brasil. El caso mexicano, al no formar jugadores, los que surgen son escasos por lo que su precio es muy elevado. Y por ello, no hay de otra, hay que importar jugadores de menor precio, en la más pura lógica de la teoría del comercio internacional.

En el pasado solo podía contratarse 5 jugadores extranjeros (y en la CDMX solo podían alinear 4 de ellos). Esta acción repercutía en el precio de los escasos jugadores nacionales, los que de por sí resultaban muy caros. Esto orilló a que el mercado internacional se abriera. Consecuentemente, los equipos pudieron contratar buenos y malos jugadores sudamericanos a menores precios, con lo que el valor de su empresa se vio incrementado.

Una consecuencia de esto es que el jugador nacional se convirtió en todavía más escaso, elevando así más su precio. Y por ello, al incrementarse el valor del futbolista nacional, se volvió prohibitivo para la exportación.

Y aquí entra lo deportivo. Al no poder exportar jugadores, su calidad medida en estándares internacionales se ve disminuida, al no exponerse en las mejores ligas del mundo. De esta forma, cada 4 años, el seleccionador nacional sufre en conformar un equipo competitivo a nivel internacional.

¿Cómo empatar el objetivo económico con el deportivo? En mi opinión, éste es el gran reto.

La respuesta que frecuentemente emerge es que en un horizonte intertemporal, ambos podrían coincidir. Pero ello implicaría que los empresarios de los equipos de futbol invirtieran para el futuro, sacrificando ciertas ganancias en el presente. Es decir, regresando al modelo inicial de solamente 4 extranjeros por equipo. Es necesario realizar un estudio riguroso para determinar si ese modelo es viable y mejor financieramente. La lógica sugiere que el valor presente de este último modelo podría ser mayor al que se obtiene con el modelo actual.

Del lado de los costos es que se tendría que invertir en la cantera de cada uno de los equipos, lo que podría en el corto plazo disminuir la calidad de juego de los equipos, y con ello la calidad de la liga MX, sin que ello signifique el nivel actual es el óptimo (abundan los petardos argentinos en nuestra liga). No es claro que ello disminuiría la taquilla (buena o mala como es ahora, dependiendo del equipo), ni el monto de los derechos de la TV. Lo que se afectaría es que el precio de los jugadores consolidados se elevaría y solamente los equipos poderosos podrían fondearlos, como Tigres, Rayados y América.

Pero al verse forzados los demás equipos a trabajar en su cantera y en visualizar las oportunidades de negocio en el mediano plazo, éstos podrían emparejarse con el tiempo.

De esta manera se esperaría que un lapso de 10 años surgiera un buen número de jugadores mexicanos, que al ya no ser tan escasos presumiblemente, sus precios no serían tan exorbitantes como lo es hoy.

Pedirle a un equipo de futbol, en la actualidad, que sacrifique dinero y venda a su “joya” al futbol europeo en un precio bajo es muy inocente. Los empresarios se deben a sus socios y accionistas y de manera natural tienen que maximizar el valor de la firma.

Para ello es necesario que los empresarios hagan una evaluación intertemporal del proyecto. Creo que el valor presente del proyecto de disminuir extranjeros e invertir en cantera, sería mucho mayor que el modelo actual, que como dije, no es financieramente malo. Pero necesitan un estudio riguroso al respecto. Y siendo igual de arrogante que Hugo Sánchez, quién siempre se auto-postula para dirigir la selección, acá está "su servilleta".

Fausto Hernández Trillo Fausto Hernández Trillo Investigador y académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). Experto en finanzas públicas, macroeconomía y sistema financiero. Investigador Nacional Nivel III. Doctor en Economía por la Universidad Estatal de Ohio, EU, y profesor visitante en universidades de México y Estados Unidos. Autor de 3 libros y de decenas de artículos académicos. Conferencista y consultor de organismos internacionales y del gobierno mexicano y galardonado con el Premio de Economía Latinoamericana "Daniel Cosío Villegas".

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