Nearshoring y consumo interno ¿escudos de México contra la recesión?

La economía mexicana está desacelerándose más de la cuenta, pero incluso así el panorama económico podría no ser tan oscuro como algunos analistas creían hace tan solo unos cuantos meses.
Dependiente de las exportaciones hacia Estados Unidos, la economía mexicana se mantiene a la espera de la Reserva Federal y los efectos que su política de restricción monetaria pueda tener sobre el consumo privado del mayor mercado del mundo, pues una caída del consumo podría traer consecuencias directas sobre México.
Hasta el último trimestre del año la economía estadounidense mantuvo un fuerte ritmo de crecimiento al crecer 2.9%, tres décimas menos que el trimestre anterior, pero aún muy por encima de los primeros trimestres del 2022 y de los pesimistas pronósticos para el 2023.
La fortaleza económica estadounidense se debió a que pese a los agresivos aumentos en la tasa de interés de la Reserva Federal, el consumo apenas moderó su crecimiento de 2.3% a 2.1%, conforme el mercado laboral continúa fuerte, la inflación se ha moderado constantemente -lo que ha llevado a moderar las alzas de tasas- y precios esenciales como los de la gasolina han caído desde los niveles alcanzados a principios del 2022.
Para el grupo de análisis económico de Banorte los datos del PIB estadounidense incluyendo el consumo, aunque dejan ver señales de moderación, anticipan que la caída del consumo podrá limitarse al 1T23 para después registrar un ligero avance en 2T23, escenario que de darse podría significar mayores posibilidades para la economía mexicana de esquivar un recesión.
“Aún es posible que Estados Unidos logre un “soft landing”, evitando la recesión, lo que dependerá de: 1) nivel de confianza de los consumidores, 2) desaceleración de la inflación, 3) otorgamiento de crédito y 4) ajuste laboral post pandémico” señaló en una nota informativa Banco Base”.
A esta palanca externa se suman los intentos por acelerar la llegada del nearshoring al país, la que el gobierno federal espera sean la vitaminas que la economía necesita para evitar enfermar.
Tanto el gobierno federal como los gobiernos locales están interesados en atraer mayores inversiones extranjeras a sus territorios. A nivel federal, la secretaria de Economía Raquel Buenrostro anunció que en febrero iniciarán las licitaciones para detonar los polos de desarrollo que están previstos en el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), uno de los proyectos con mayor potencial y que desconcentraría la llegada del nearshoring al norte del país.
Según estimaciones de la SE, cada uno de los 10 polos que se sitúan lo largo del CIIT generaría inversiones por alrededor de mil millones de dólares, por lo que de iniciarse el proceso de industrialización en este año, las inversiones podrían dar un importante impulso adicional a las inversiones que evitarían, o por lo menos, ayudaría a México a caer en el foso económico.
El gobierno de la Ciudad de México, también ha anunciado medidas para incentivar la llegada de empresas a la zona industrial de Vallejo, donde se les brindaría asesoría y facilidades para instalarse, especialmente si deciden establecer sus oficinas corporativas en la urbe.
El consumo, motor interno
En conferencia de prensa Alejandro Padilla, director general adjunto de análisis económico y financiero de Banorte, señaló que además del sector exportador, el segundo motor de crecimiento para el país sería el consumo.
Si bien el consumo privado ha mostrado señales de desaceleración, no ha dejado de crecer mes a mes, manteniéndose como uno de los indicadores más firmes de la economía pospandemia.
La confianza de Banorte sobre el consumo no es exclusiva del grupo financiero, el CEO y fundador de la consultoría internacional Valerio Consulting Group, Alejandro Valerio, también considera que mientras las remesas, los subsidios gubernamentales -que volvieron a incrementarse este año- y la recuperación del mercado laboral siga fuerte, la economía tendrá un colchón que evitaría una brusca caída.
“A pesar de que Estados Unidos pueda tener una recesión económica, eso no significa que México esté definitivamente condenado. No podemos negar la interconexión que hay con las exportaciones, pero venimos de una base menor y de un muy buen dinamismo del consumo”, señaló en una reunión con funcionarios de Hacienda, Daniel Becker, presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM) y otro de los optimistas frente a 2023.
A diferencia de Estados Unidos, México no sólo logró en 2022 un crecimiento sólido en por lo menos tres de cuatro trimestres y su tercer mejor crecimiento laboral en la historia, sino que debido a la baja bancarización de la población, los incrementos en la tasa del Banco de México han impactado poco sobre el consumo privado.
Incluso entre la población bancarizada el efecto parece ser aún menor pues el gasto acumulado creció 20.6% contra el año pasado, al alcanzar los 3 billones 857 mil 280 millones de pesos, según informó la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef).