Gerardo Esquivel, el subgobernador disidente

Pese a su breve paso por Banxico, Esquivel destacó como uno de los personajes más relevantes en la discusión monetaria, llevando al debate nuevos puntos de vista, nunca exentos de polémica.
15 Enero, 2023 Actualizado el 15 de Enero, a las 18:29
Gerardo Esquivel (a la derecha) junto a Ilan Goldfajn, ambos contendientes a la presidencia del BID (Foto: Twitter @esquivelgerardo)
Gerardo Esquivel (a la derecha) junto a Ilan Goldfajn, ambos contendientes a la presidencia del BID (Foto: Twitter @esquivelgerardo)
Arena Pública

Las discusiones más intensas en la Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) en sus últimos dos años, se dieron al calor de los planteamientos de Gerardo Esquivel, el más polémico de sus miembros.

Esquivel, un economista de la UNAM y de Harvard, de 57 años, experto en desigualdad y pobreza, se constituyó en el disidente de la ortodoxia monetaria del banco central. El 31 de diciembre concluyó su corto periodo como subgobernador de poco más de 2 años pues, a diferencia del resto de la Junta de Gobierno, su llegada se dio para concluir el periodo que Roberto del Cueto dejó por motivos de salud en noviembre del 2018. 

A pesar de su corto paso por el Banxico se convirtió en poco tiempo en uno de sus miembros más influyentes caracterizado, según diversos analistas entrevistados por Arena Pública, por su disidencia que dió un valor especial a las reuniones de los últimos años, pero también su insistente postura ante una realidad que le rebasó haciéndole cometer errores. 

“Siempre tuvo un enfoque en tratar de determinar si una política monetaria restrictiva iba a tener un impacto en reducir la inflación si su origen era del lado de la oferta. Además, estudió constantemente los posibles impactos salariales en la inflación. Un punto de vista disidente pero que enriqueció el debate en la Junta”, respondió Janneth Quiroz, subdirectora de análisis económico de Monex.

Un académico de tiempo completo, el subgobernador -quién públicamente se asume como un hombre de izquierda- dedicó su vida al estudio de la relación entre la economía, las políticas públicas y la desigualdad lo que lo llevó a ser colaborador de Oxfam, una organización internacional enfocada en temas de pobreza, para la que realizó investigaciones como “Desigualdad Extrema en México. Concentración del Poder Económico y Político”.

“El subgobernador cumplió con las expectativas. Creo que la principal contribución del exsubgobernador fue el haber introducido un sesgo, que aunque sistemático, aportó un matiz adicional en las discusiones”, agregó Joel Virgen, director de investigación y estrategia para América Latina de TD Securities. 

En su formación y militancia de izquierda, Esquivel fundó junto con otros intelectuales la organización Democracia Deliberada, “corriente política en búsqueda de la izquierda perdida” -como se autodefine- que busca entre algunos de sus objetivos crecimiento redistributivo, dispersión del poder, despetrolización de la economía así como una Estado “sin consentidos”. 

Su posición política lo convirtió en un colaborador cercano del presidente Andrés Manuel López Obrador y de quien fue uno de sus principales asesores económicos en la campaña presidencial del 2018, y que lo llevó, después de una fallida titularidad en la subsecretaría de Egresos de Hacienda, a ocupar un asiento en la Junta de Gobierno del banco central.

Crítico desde su llegada

En su primer año en la Junta de Gobierno, Esquivel se enfrentó a un panorama económico que venía cambiando radicalmente, pues la llegada de AMLO a la presidencia fue un cisma económico que no tardaría en retar al Banco de México.

Durante 2019 la inflación se mantuvo alrededor del objetivo del banco central de +/-3%, entre 4.41% y 2.83%, después de que el proceso inflacionario de 2016-2017, forzara a la Junta a subir la tasa desde 3.25% hasta 8.25% al cierre de 2022. 

Sin embargo, con una inflación controlada y los efectos de desaceleración económica potenciados por los cambios anunciados por el presidente y la histórica decisión de cancelar el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM), la Junta decidiría detener el ciclo de apretamiento monetario que había llevado a la tasa a 8.25%

Pero para Esquivel detener las alzas no sería suficiente. Luego de que en su primera reunión como subgobernador decidiera votar por mantener la tasa sin cambios, sería el 28 de marzo de 2019 cuando el “subgobernador disidente” alzó públicamente la voz. 

“Si bien estuve de acuerdo con la decisión de mantener constante el objetivo para la tasa de interés interbancaria, no coincido con el comunicado que informa sobre dicha decisión. En concreto, difiero tanto del tono restrictivo que lo caracteriza como de la conclusión alcanzada sobre el balance de riesgos para la inflación”, dijo el subgobernador en la justificación de su voto por reducir la tasa en 25 pb. 

Para marzo de 2019 la inflación se mantenía ligeramente por encima del 4%, es decir, apenas y rozando el rango de tolerancia del Banco de México, por lo que a pesar de haber alcanzado su pico en diciembre de 2017 y entrar en una clara tendencia de caída, la mayoría de los subgobernadores aún no estaban decididos por dejar los niveles restrictivos de la tasa. 

Ese mismo año se daría un hecho inédito en las épocas recientes y que pondría en alerta al banco central, pues una de las principales promesas de campaña de AMLO fue cumplida al decretarse un histórico aumento del 16% en el salario mínimo, el primero de cuatro a la fecha, y que en ese entonces creó un temor de poder provocar un “efecto faro” sobre lo salarios.

Este fue una de las primeras y más importantes contribuciones al debate monetario según la directora de análisis económico de Banco Base, Gabriela Siller, pues fue él quién gracias a su amplia experiencia en el tema enriqueció el debate sobre los aumentos salariales y buscó apaciguar los temores sobre sus efectos. 

“No es del todo improbable que estas expectativas [del mercado sobre mayor inflación] estén siendo afectadas por la propia comunicación del banco central [...] A cinco meses de dicho aumento, no existe ninguna evidencia convincente de que esto esté ocurriendo en la realidad” criticó Esquivel sobre el comunicado del 16 de mayo. 

Sería hasta julio cuando las condiciones económicas anticiparían la primera recesión del gobierno de López Obrador, y la Junta de Gobierno, dominada por el gobernador Alejandro Díaz de León y los subgobernadores Javier Guzmán Calafell e Irene Espinosa, los tres nombrados por Enrique Peña Nieto y de posición hawkish -es decir, a favor de una postura monetaria restrictiva, tomarían la decisión -cuatro a uno- de iniciar el ciclo de relajamiento monetario.

Desde aquella decisión, el subgobernador Esquivel dejaría al descubierto una de sus posturas más polémicas y que representaría hasta su último día como subgobernador, la preocupación sobre las consecuencias de las decisiones de Banxico sobre el crecimiento económico. 

Para Luis Gonzalí, codirector de inversiones de Franklin Templeton esta preocupación, que fue interpretada por algunos como la inclinación de Esquivel a un Banxico de doble mandato, fue la propuesta más importante -aunque sin éxito del subgobernador-, aunque por el otro lado representó un temor de dominancia fiscal en el Banxico, especialmente en su último periodo en la Junta. 

El año de la pandemia

El 26 de septiembre de 2019 Esquivel volvería a la disidencia, aunque ahora acompañado de Jonathan Heath, al proponer acelerar el relajamiento monetario a 50 pb.El resto de la junta no acompañó a los dos subgobernadores hasta el 20 de marzo, cuando el COVID 19 se convertiría en una pandemia mundial desatando la crisis económica global más importante de los últimos 10 años. 

Ante la caída de la economía mundial, el Banxico decidió actuar y si bien no tiene la responsabilidad de procurar el crecimiento económico, la Junta de Gobierno decidió implementar medidas adicionales para proveer liquidez y mejorar el funcionamiento de los mercados financieros nacionales, en consonancia con las decisiones que otros Banco Centrales estaban adoptando.

Las siete reuniones posteriores que se dieron prácticamente durante todo el año de la pandemia serían el periodo más extenso en el que Esquivel formaría parte de la mayoría del Banxico que siguió abogando por recortes de 50 pb.

Sería hasta la última reunión del año realizada el 20 de diciembre que Esquivel se sumaría a Heath quien en la reunión previa había propuesto un nuevo recorte pero solo de 25 pb, anticipando el final de un ciclo de relajamiento acelerado que, en esos momentos se desconocía, pero sería seguido del ciclo restrictivo más agresivo de toda la historia del banco central mexicano.

En 2020 habría otro tipo de retos y riesgos que plantearían importantes tomas de decisiones por parte de los miembros del Banxico. El más importante fue la discusión que iniciaría respecto a la propuesta legislativa para reformar la Ley del Banxico para que las divisas que no fueran repatriadas a su país de origen pudieran formar parte de las reservas internacionales del ente monetario.

Si bien la ley acabó por enfriarse y ser desechada por completo a principios del 2021, la operación del influyente senador Ricardo Monreal en las cámaras legislativas causaría el mayor encontronazo hasta esa fecha entre el subgobernador Esquivel y su antiguo jefe durante la campaña del 2018. 

“Lamentable que se hayan aprobado en el Senado reformas a la Ley del Banco de México que ponen en riesgo a las reservas internacionales y que atentan contra la autonomía del Banco de México”, escribió Esquivel en un tuit, en claro contraste con López Obrador quién calificó de “exageración” un posible daño a la autonomía del Banxico con la reforma. 

No obstante, el Presidente decidió no apoyar explícitamente la reforma, misma que no tenía consenso ni siquiera entre todo el grupo parlamentario de Morena, por lo que la rispidez entre Esquivel y AMLO no pasaría a mayores, por el momento. 

La batalla inflacionaria y las lecturas erradas

El segundo periodo de Esquivel como subgobernador se caracterizó por un Banxico enfrendo la ola inflacionaria que iniciaría a finales del primer trimestre de 2021 y cuyo combate no ha terminado  incluso cuando Esquivel ya ha dejado la silla.

En marzo de 2021, volvería a la disidencia al buscar continuar el ciclo de reducciones a la tasa de interés, contrario a sus compañeros de la Junta pues ya se advertía que la inflación podría tener un nuevo repunte, aunque en ese entonces se pensaba que solo duraría algunas meses. 

Si bien Esquivel se acoplaría a la decisión de mantener sin cambios la tasa de interés durante las dos decisiones posteriores, esta misma posición terminaría volviéndose la nueva disidencia cuando en junio, de manera sorpresiva, el Banxico inició el ciclo de restricción monetaria actual con un primer incremento de 25 pb. 

“Considero que esta decisión sugiere un cambio abrupto en la narrativa, lo que envía la señal de un comportamiento errático y poco predecible por parte del Banco. El hecho de que ningún analista anticipara el aumento de la tasa apunta también en esa dirección”, advirtió en dicha reunión el subgobernador, según se relata en la minuta. 

El 2021, el año que la inflación se salió de control, sería el escenario en el que Esquivel, junto a Heath, tomarían el protagonismo de la Junta a través de las redes sociales, incluso más allá de Alejandro Díaz de León quién, como gobernador, es el portavoz del banco central.

La activa presencia en redes sociales del exsubgobernador fue uno de las principales herramientas que le permitieron ser uno de esos protagonistas, pues no solo a través de las minutas se podían conocer sus comentarios y argumentos, sino que él mismo rompía la tradicional barrera institucional del banco central mexicano al defender sus puntos de vista frente a los mercados, analistas y periodistas.

Este segundo espacio de vocería sería básico, especialmente porque su lectura sobre la inflación a la que señalaba de estar originada de lado de la oferta y ser transitoria -la palabra más popular entre los bancos centrales en ese entonces- se volvería sumamente polémica entre los analistas, quienes acusaban insuficiencia en las acciones del banco central y según Gonzalí, mandó señales preocupantes al mercado acerca de la cohesión interna de la Junta de Gobierno.

Ante las críticas que lo acusaban de no poder sostener su disidencia, el subgobernador respondió con una investigación en la que identificaba que, en ese entonces, la inflación se concentraba solo en un número limitado de bienes. No obstante, a pesar de los argumentos esgrimidos por el subgobernador, la realidad económica terminó superando por mucho la postura de quién para ese entonces había sido señalado como la “paloma” de la Junta de Gobierno. 

“Esa misma posición fue siempre minoritaria y poco sólida, demostrando sus limitaciones en materia de política monetaria [...] insistió durante mucho tiempo en que no debía aumentarse, o aumentarse menos, la tasa de referencia porque la inflación "era importada". Después de muchos meses, quedó en evidencia que no era sólo, ni principalmente, una inflación importada”, criticó Oscar Vera, Director general de Asesoría y Estrategia Económica, S.C.

Si bien Esquivel reconocería en algunas reuniones posteriores la necesidad de subir la tasa de interés, las críticas sobre la intransigencia de Esquivel continuaron en tanto el subgobernador se negó a apoyar al resto de la Junta en subir la tasa ahora en 50 pb. ¿La nueva razón? La mesura de la Reserva Federal estadounidense (Fed).

Ante la explosión de los precios en el mundo y el aluvión de críticas que desató su inacción, la Fed, el banco central más poderoso del mundo, no tuvo más remedio que preparar su artillería monetaria; pero pocos se imaginaron que los aumentos de 25 pb se traduciríanb en una ronda de cuatro incremento consecutivos de 75 pb en la segunda mitad del año. Esquivel era parte de ellos y, frente al incierto ritmo de apretamiento monetario, prefirió abogar por la cautela del Banco Central y su tasa relativa frente la Fed. 

“De junio a la fecha, la tasa objetivo en México aumentó en 150 puntos base, misma magnitud en la que aumentó el diferencial de tasas con respecto a Estados Unidos. Esto implica que ya nos hemos adelantado en esta materia, por lo que considero que un aumento de 25 puntos base debería ser suficiente para enfrentar la incertidumbre previa al inicio del mencionado ciclo” dijo el subgobernador en febrero de 2022.

Este nuevo debate volvió a poner en el punto de mira de los analistas al subgobernador disidente, pues comenzó nuevamente a mostrar que el economista estaba preocupado por provocar una desaceleración económica de la, en ese entonces, aún incompleta recuperación de la economía mexicana, pero también de sus posibles efectos sobre las finanza públicas; pues mayores incrementos elevarían el coste de la deuda pública.

“El argumento de no subir la tasa porque tendría un efecto sobre el gasto público vía un incremento en el costo financiero, podría introducir elementos de dominancia fiscal que perjudicarían el buen funcionamiento de la política monetaria”, criticó uno de los gobernadores según la minuta de la reunión de diciembre, cuando Esquivel comenzó a mostrar su negativa a acelerar el ritmo de tasas.

Si bien, tan solo un mes después, la realidad inflacionaria volvería a superar al diagnóstico económico de Esquivel, quien esta vez no tardaría en sumarse de manera inmediata al resto de la Junta que decidiría acelerar a 50 pb en su decisión de marzo, que poco después serían elevadas a 75 pb. 

Sin riendas ni corrales

Pese a ser uno de los antiguos asesores de AMLO, Esquivel tampoco se detuvo en su crítica a las políticas del ahora presidente. 

Los encontronazos con el poderoso titular del Ejecutivo no se limitaron al embate directo de Ley de Banxico, sino también a la crítica al Banxico por no otorgar remanentes operativos y la incendiaria propuesta respecto al uso de las reservas internacionales del banco para pagar deuda al Fondo Monetario Internacional. 

Lamentablemente para el subgobernador, este último encontronazo con López Obrador le costaría caro, al fallar en “tener mejor manejo de "cintura", opina Marco Oviedo, analistas económico independiente. 

“Estaba yo viendo a Gerardo Esquivel, que ya se volvió ultratecnócrata, diciendo: no se puede lo que plantea el presidente. No se puede porque no se quiere, porque, con todo respeto, son muy cuadrados”, dijo el Presidente poco después de que Esquivel se posicionara en su cuenta de Twitter.

Para Vera, este sería el principal motivo de su distanciamiento de AMLO pues a partir de allí disminuirían sensiblemente sus intervenciones públicas hasta generar especulación sobre su continuidad en la Junta de Gobierno.

Aún cuando a finales de su periodo, la Secretaría de Hacienda decidiera proponerlo para ocupar la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), pocos creían que la apuesta fuera exitosa, siendo más un gesto hacía el saliente miembro de la Junta de Gobierno. 

Gesto o no, Esquivel estuvo hasta el último día de su periodo bajo el escrutinio público, no solo porque el misterio sobre su continuidad permanecería hastas la sorpresiva propuesta de Omar Mejía Castelazo, sino porque incluso en su última participación de política monetaria el subgobernador dió un último voto disidente, en el que buscaba frenar la alza de tasas.

Luego de la fallida aventura por la titularidad del BID, el gobierno federal ofreció otros espacios, no revelados, para que Esquivel se integrara a la administración pública; sin embargo, estos fueron rechazados por el saliente subgobernador. “Estoy esperando si me ratifican y, si no, me reincorporaría a la vida académica y mi participación en los medios de comunicación y la opinión pública”, declaró en una entrevista a Radio Fórmula a finales de noviembre. 

Así lo hizo al iniciar el año. Se reincorporó al Colegio de México y a la Facultad de Economía de la UNAM, en la que nunca dejó de dar clases pero a un ritmo menor, así como a sus participaciones en medios de comunicación.

“Hoy toca volver a casa” escribió en su cuenta de Twitter. Una casa en la que la discusión y los contrastes son la regla y desde la que quien fuera llamado el “subgobernador disidente” podrá seguir nutriendo el debate público sin riendas ni corrales.