Alejandro Díaz de León, el gobernador de los retos inéditos

Su llegada sorpresiva, una Junta de Gobierno inédita, la crisis pandémica, un agudo proceso inflacionario y ataques desde el Ejecutivo, marcaron los 4 años del Gobernador de Banxico.
19 Diciembre, 2021 Actualizado el 19 de Diciembre, a las 20:55
Alejandro Díaz de León, gobernador del Banco de México, en conferencia de prensa (Foto: Banxico)
Alejandro Díaz de León, gobernador del Banco de México, en conferencia de prensa (Foto: Banxico)
Arena Pública

El ciclo de Alejandro Díaz de León al frente del banco central mexicano llega a su fin en plena turbulencia por una pandemia sin precedentes que azotó a la economía global, y por un Presidente que se propuso sacudir las reglas del juego avivando la desconfianza.

Antes de concluir su periodo el 31 de diciembre, la Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) elevó en 50 puntos base la tasa de referencia, en contra de los pronósticos, en un cambio de señal después de un largo periodo de respuestas suaves ante una aceleración de la inflación que no da tregua. La polémica sobre la naturaleza y duración del fenómeno inflacionario post pandemia es solo uno de los grandes debates que enfrentan los bancos centrales.

A Díaz de León se le reconoce haber sabido "conducir el barco" en plena tormenta y con una Junta de Gobierno inédita en los últimos 25 años de un Banxico autónomo. Aunque el gobernador no estuvo exento de críticas por la tibieza inicial con la que Banxico respondió al proceso inflacionario desatado en este año. Un grupo de siete expertos del sector privado, convocados por este medio, calificaron su liderazgo durante su gestión de 4 años con 8.6 puntos, de diez, después que en 2017 asumió su encargo entre dudas y desconfianza.

A tan solo unos días de despedirse del banco central, después de que el presidente Andrés Manuel López Obrador diera un giro inesperado para nombrar a su subsecretaria de egresos Victoria Rodríguez Ceja como la nueva gobernadora, Díaz de León se posicionó como un banquero central que defendió la autonomía del Banco de México frente a las presiones de López Obrador, quien nunca le mostró simpatía personal, y enfrentó con éxito episodios inéditos para la economía global y para el propio Banxico, según calificaron los expertos.

Polémica en su inicios

Alejandro Díaz de León Inició su carrera profesional en Banxico, donde trabajó 16 años (1991–2007) en distintas áreas y cargos, desde analista en la Subgerencia de Estudios del Mercado de Valores, economista en la Subgerencia de Análisis del Sistema Financiero, Subgerente de Análisis del Sistema Financiero, Gerente de Análisis Macrofinanciero, hasta Director de Análisis Macroeconómico y Director de Estudios Económicos.

El primero de enero de 2017, después de ser propuesto por el entonces Presidente de la República, Enrique Peña Nieto y ratificado por el Senado, se sumó como subgobernador de la Junta de Gobierno compartiendo con el entonces gobernador Agustín Carstens, así con los subgobernadores Roberto del Cueto Legaspi, Javier Eduardo Guzmán Calafell y Manuel Ramos Francia. 

Tan solo un año después, Díaz de León sería nombrado gobernador en sustitución de Carstens, quién anunció su inesperada renuncia después de que el Consejo de Administración del Banco de Pagos Internacionales (BIS) -el llamado Banco de los Bancos Centrales- lo nombró Gerente General del organismo.

"De ninguna manera se debe leer mi salida como una reacción de mi parte a una situación coyuntural o a algún desencuentro con la secretaría de Hacienda o el gobierno federal" declaró en ese entonces Carstens, quién anunció su salida en medio de una depreciación de 9.66% del peso y el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.

En una coyuntura delicada, los nombres para suceder al experimentado banquero central se multiplicaron en los medios: Alejandro Werner, Miguel Messmacher, Gerardo Rodríguez Regordosa, Alonso García Tamés, además de los cuatro subgobernadores del banco central: Manuel Ramos Francia, Roberto del Cueto Legaspi, Javier Eduardo Guzmán Calafell y Alejandro Díaz de León.

Incluso, algunos medios mencionaron los nombres de Luis Videgaray y José Antonio Meade, exsecretarios de Hacienda durante el mandato de Peña Nieto. Sin embargo, este par generaban desconfianza entre los expertos debido a su cercanía con el Presidente, lo que podría poner en riesgo la autonomía constitucional de Banxico. Los nombres de éstos últimos abonaron a que la poco esperada nominación de Díaz de León fuera tan polémica.

Enrique Peña Nieto presenta a Díaz de León en reemplazo de Agustín Carstens en Banxico (Foto: Gobierno de México)

Desde los años 90, las historias de Meade y Díaz de León se encontraron. En 1993 ambos se graduaron como economistas del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), institución de la que Videgaray se graduaría un año después. Posteriormente, ambos volverían a coincidir en la Universidad de Yale, donde realizarían estudios de posgrado.

La historia de cercanía no acabaría ahí, pues de enero de 2011 a noviembre de 2015 Díaz de León se desempeñó como titular de la Unidad de Crédito Público (UCP) en la Secretaría de Hacienda (SHCP), en donde fue responsable de ejecutar el financiamiento interno y externo del Gobierno Federal bajo la dirección de Meade y Videgaray como secretarios de Hacienda. 

La cercanía con este grupo, así como la candidatura de Meade a la Presidencia de la República hicieron saltar las alarmas ante la posibilidad de que un exsecretario de Hacienda, vuelto Presidente, con un gobernador tan cercano subordinaran la política monetaria a Palacio Nacional. Sin embargo, la historia fue diferente y de ser un potencial riesgo a la autonomía, Díaz de León terminó convertido en un guardián, ante el cambio de gobierno.

Bajo la sombra de Carstens

El gobernador Inició su gestión desde diciembre de 2017 en medio de proceso inflacionario histórico en aquel entonces, que llevó a la inflación hasta 6.7% anual en su mes inaugural; si bien, como subgobernador, ya llevaba todo un año enfrentando el alza de precios.

“La salida de Carstens del banco generó muchas dudas. Vivir bajo la sombra de Carstens no es una tarea fácil y creo que, en su momento, las dudas sobre la habilidad de Díaz de Leon para estar a la altura del puesto que había dejado Carstens fueron bastante fuertes” recuerda Luis Gonzali, codirector de inversiones de Franklin Templeton, una de las mayores gestoras de fondos de inversión del mundo. 

El nuevo gobernador tenía la formación técnico-académica así como la experiencia necesaria en el banco central; sin embargo lo vivido en 2017 era un fenómeno que no se veía desde hacía 17 años y que ponía frente a frente la escasa experiencia de un recién nombrado gobernador, con uno que lo fue por casi ocho años con gran prestigio internacional.

La inflación comenzaría a bajar paulatinamente en los meses siguientes dejando respirar a una Junta de Gobierno y a un novel Díaz de León. Aunque no sería el único ni el peor episodio inflacionario que viviría. 2018 sería un segundo año crucial para su mandato. En julio, Andrés Manuel López Obrador, entonces candidato presidencial por la coalición Juntos Haremos Historia, obtendría la victoria en las urnas acabando con las aspiraciones presidenciales de Meade y para la agridulce fortuna de Díaz de León, con los temores de su cercanía con el próximo Presidente.

En diciembre de ese año iniciaría su siguiente cruzada: enfrentarse a uno de los ejecutivos más poderosos que ha visto México en los últimos años, enfrentado abierta y públicamente con lo que llama “neoliberalismo”, al que identifica con los políticos priístas y panistas, pero además con los funcionarios públicos educados en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), como Díaz de León. 

Reunión de Alejandro Díaz de León con el presidente López Obrador (Foto: Presidencia de la República)

“Independientemente de la cuestión legal, necesitamos la renovación y vamos a proponer a un buen economista con experiencia en el manejo de la economía, finanzas y una gente seria, responsable que va a saber conducir el Banco de México para que se mantenga la estabilidad macroeconómica”, dijo López Obrador en una de sus conferencia de prensa matutinas -conocidas coloquialmente como "la mañanera"- al negar que ratificaría al actual gobernador del Banco de México para un segundo periodo.

Su rotunda y adelantada negativa para la reelección de Díaz de León -aquella declaración se dió el 21 de mayo, siete meses antes de que concluyera su periodo- era un episodio esperado después de una serie de ataques al gobernador. En 2020 el Presidente acusó indirectamente a Díaz de León de haber aprobado el crédito para la compra-venta de la planta de fertilizantes Grupo Fertinal en 2015, cuando Díaz de León dirigía el banco estatal Bancomext. Sin embargo el propio gobernador desmintió esta acusación al aclarar que ingresó al banco de desarrollo un mes después de que se aprobara el crédito. 

Pero  no sería el único reto político. El intento de reforma legal para que el banco central fuera obligado a comprar los dólares excedentes de los bancos comerciales, impulsada por la bancada de Morena en el Congreso, fue una dura batalla política y mediática que finalmente concluyó en el archivo de la reforma. Ya mucho antes el Presidente había lanzado desafíos desde Palacio Nacional para que el banco central entregara al Gobierno Federal jugosos remanentes de operacion por una temporal depreciación del peso frente al dólar, lo que llevó al gobernador a una reunión expresa en Palacio Nacional.

Una Junta poco convencional

“Le tocó una Junta que otro gobierno formó y que con el gobierno de López Obrador incluyeron perfiles mucho más variados o menos tradicionales que los que formaban en ese entonces la Junta de gobierno o con diferentes opiniones", respondió Marco Oviedo, un economista independiente que laboró en la banca internacional y en la oficina de la Presidencia de México, sobre los cambios recientes en la Junta de Gobierno. "Él (Díaz de León) logró mantener coherencia, cohesión y que las decisiones fueran lo más unánimes posibles” dijo Oviedo.

Desde 2017, cuando llegó Díaz de León a la Junta,  todos los miembros terminaron sus periodos y fueron reemplazados por nuevos y variados perfiles. En 2018, entró Irene Espinosa Cantellano, su relevo como subgobernador, y quien fuera Tesorera de la Federación por casi una década, convirtiéndose en la primera mujer en formar parte de la junta de Gobierno. Sin embargo su perfil y trayectoria seguían la tradición que había imperado en Banxico.

Con la llegada de López Obrador a la Presidencia ocurrieron cambios. Dos nuevos subgobernadores arribaron a la Junta en cuestión de días. El 23 de enero entró en funciones Jonathan Heath, un economista formado en la Universidad Anahuác y en la Universidad de Pennsylvania, con una larga trayectoria como analista en el sector privado y académico, pero también un destacado comentarista en medios; quién sustituyó a Manuel Ramos Francia.

Heath, por recomendación del entonces secretario de Hacienda Carlos Urzúa, era una propuesta con un perfil diferente no solo por su formación académica y sus juicios mucho menos ortodoxos que el común de los miembros de la Junta, sino también porque era un agudo crítico en medios de las decisiones del banco central y un evaluador permanente de la actuación de sus miembros.

Con Heath llegó Gerardo Esquivel, un economista formado en las escuelas públicas de la UNAM y del Colegio de México, además de un doctorado en Harvard, con una cercanía a los proyectos políticos de López Obrador y quien fuera su asesor económico durante la campaña presidencial. Esquivel, autodefinido como un hombre de izquierda, es un economista reconocido por sus trabajos sobre la pobreza y la desigualdad, pero no por temas ligados al sector financiero. Esquivel reemplazó a Roberto del Cueto, quién había renunciado por motivos de salud.

Los perfiles de los miembros de la Junta estaban cambiando como nunca lo habían hecho antes. Un proceso que continuó con la llegada de Galia Borja a inicios de 2021, a instancias del secretario Arturo Herrera. Una matemática de la UNAM con una larga carrera de 12 años en la Tesorería de la Federación de la que llegó a ser su titular en 2018.

La actual Junta de Gobierno de Banxico (Foto: Banco de México)

Uno de los aciertos de Díaz de León fue romper con el poder propio de la gubernatura y dar un mayor peso específico a los demás miembros de la Junta, dice Alonso Cervera, economista en Jefe para América Latina de Credit Suisse. Tradicionalmente el gobernador de Banxico ha fungido como la cara de la Junta de Gobierno, al punto de tener -de facto- un amplio poder unilateral que subordinaba a los subgobernadores, pese a la solidez institucional del banco central. Fue el caso de Carstens y de los anteriores gobernadores,

Díaz de León no solo abrió la voz del banco a los subgobernadores, sino que fungió como un moderador. “Fue notorio su perfil conciliador y abierto a la discusión, lo cual favoreció el florecimiento de una Junta de Gobierno con más de una opinión audible y un debate público más activo”, dice Joel Virgen, un experimentado analista económico independiente.

Sin embargo no todos piensan que este rasgo haya sido una virtud en Díaz de León. Oscar Vera, un reconocido economista de larga trayectoria, dice que fue un error que (Díaz de León) ejerciera su cargo como gobernador con un “bajo perfil” pese a ser la voz oficial de Banxico. “En diversas ocasiones eran los subgobernadores que, vía twitter o declaraciones, fijaban la posición o aclaraban puntos relevantes sobre la política monetaria”, criticó Vera refiriéndose a Heath y Esquivel, activos tuiteros. Otro elemento atípico en la tradicionalmente discreta Junta de Gobierno del banco central. 

Respuesta monetaria frente a una crisis inédita

Con una inédita Junta de Gobierno el joven gobernador -de 50 años, el menor de los gobernadores- tuvo que hacer frente, también, a una inédita crisis: la pandemia del COVID-19, con un balance favorable, a ojos de los expertos consultados, aunque mejorable.

“Banxico hizo todo lo que estuvo en su poder para ayudar a sortear la crisis. Iría más lejos y diría que hizo, incluso, más de lo que le correspondía. Ante la falta de estímulos fiscales, Banxico, bajo Díaz de León, fue el pilar que ayudó a que la economía y el sistema financiero Mexicano se mantuviera a flote durante la pandemia” dijo Gonzalí.

Carlos Ramírez Fuentes, expresidente de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar) y actualmente consultor económico, concuerda con Gonzalí y agrega que se tuvo un “respuesta rápida y de gran envergadura” frente a la crisis. 

La crisis del COVID-19 derrumbó prácticamente todos los indicadores económicos. El consumo y la producción se desplomaron, mientras que la caída de la inversión se profundizó con la pandemia. Una situación que requirió acciones tanto de Hacienda como de Banxico. La primera no tomó las acciones contracíclicas que reclamaron la mayor parte de economistas, pero Banxico -de manera no oficial y criticada por algunos- hizo frente a la crisis con un sesgo a la preponderancia fiscal sobre la monetaria, e incluso asumiendo en ocasiones un doble mandato. 

Algunos expertos creen que la gravedad de la situación era suficiente justificación, que incluso daba para más. Gabriela Siller, directora de análisis económico de Banco Base, cree que “la reacción fue correcta y oportuna, aunque dada la holgura del 2020 y la nula implementación de una política fiscal flexible, tal vez hubiera sido apropiado implementar recortes de la tasa de interés más agresivos, sin necesidad de dejar el último recorte hasta febrero del 2021”. 

Oviedo matiza la opinión de Siller, considerando que lo hecho por Banco de México era lo que estaba en condiciones de hacer; aunque -dice- la Junta de Gobierno pudo haber explorado otros mecanismos de estímulo monetario adicionales a los adoptados. 

La cruzada de Díaz de León frente a la pandemia no pasó desapercibida a nivel internacional. El portal Central Banking, lo nombró gobernador del año debido a su manejo de la política monetaria durante la pandemia.

"Alejandro Díaz de León mostró habilidades de liderazgo excepcionales durante el año pasado. El gobernador del Banco de México tuvo que implementar una política monetaria prudente relajándose en un momento en que el peso estaba bajo presión y el Banco Central manejaba una carga desproporcionada y pesada en términos de respuestas a la crisis económica de COVID-19", dice en su justificación del nombramiento.

El nuevo azote de la inflación

Si un agudo proceso inflacionario en México recibió a Díaz de León como gobernador, otro mayor se ha impuesto como reto en su recta final al frente del banco central.

De acuerdo a las evaluaciones de los economistas convocados por este medio, frente a la creciente inflación de 2021, el gobernador no pudo repetir su exitoso combate a la crisis inicial de la pandemia, aunque dan crédito a las últimas acciones de la Junta de Gobierno.

“No hubo un buen manejo de expectativas al inicio del actual proceso de ajuste en las condiciones monetarias. El sorpresivo inicio de alzas en la tasa de fondeo el pasado mes de junio tuvo como marco un Reporte Trimestral con un mensaje anticlimático en lo referente a la trayectoria de la inflación y sus riesgos”, señaló Virgen. 

Marzo fue el mes en que la estable inflación -que se mantuvo dentro del rango de tolerancia de 2% a 4%- inició un duro proceso de deterioro que no se ha detenido hasta alcanzar el 7.4% anual reciente y que, incluso, apunta hacia rondar el 8% a fin de este año. 

La lectura inicial por parte del Banxico, en su reporte trimestral octubre-diciembre, estimaba que habría un repunte inflacionario con un pico en abril seguido por una rápida caída, por lo que restringir el estímulo monetario podría ser una medida innecesaria que dañaría a una economía aún en recuperación. 

El gobernador Díaz de León en reunión con el senador Ricardo Monreal (Foto: Senado de la República)

El debate sobre la gradualidad de Banxico estuvo en boca de los analistas durante todo su último año de gestión, en un año plagado de cambios en el entorno, pero también de decisiones hacia la restricción monetaria de bancos centrales de países emergentes. Para Vera, la actuación frente al repunte inflacionario fue “tardía y sin reconocer que estábamos ante un fenómeno mucho más serio y generalizado, como ahora se reconoce”. 

El sector de miembros de la Junta a favor de detener el ciclo de recortes tomaría las riendas de la política monetaria, aunque, la decisión inesperada del Banco de elevar por primera vez la tasa de interés, fue una sorpresa confundiendo a los mercados financieros en un momento de incertidumbre.

Luego de la sorpresa, “un esfuerzo de 'control de daños' por parte de Banxico dio como resultado la introducción de los pronósticos de inflación en los comunicados y el énfasis en un perfil de 'Régimen de Objetivos de Inflación con Base a Pronósticos”, explica Virgen, quien añade que esto trajo más preguntas que respuestas. 

Para el extitular de la Consar le ”hubiera gustado una postura un tanto más firme y mayor claridad respecto a la incertidumbre del supuesto efecto transitorio de la misma”, si bien reconoce que el gobernador buscó que la respuesta fuera gradual intentando no descarrilar la recuperación.

“El Banco Central ha entendido que el manejo de las expectativas es el arma más importante con la que cuenta el banco, por lo que su actuar prudente, pero contundente, ha ayudado a que las expectativas permanezcan ancladas”, dice Luis Gonzali.

Gobernador ejemplar, aunque perfectible

“El banco que yo recibí era mejor que 10 o 15 años antes. Y a lo que aspiramos es a dejarlo con condiciones que le permitan sobrellevar mejor los choques hacia adelante”, dijo Alejandro Díaz de León en una entrevista con Excélsior. 

Para los siete expertos económicos que, a petición de este medio, evaluaron su liderazgo durante sus cuatro años de gestión al frente de la Junta de Gobierno de Banxico -en materia de influencia en mercados, claridad de mensajes y fortaleza institucional- Díaz de León termina su mandato con una calificación de 8.6, en un escala de uno al 10. Ejemplar, pero perfectible.

Diaz de León tuvo una carrera exitosa en el Banco de México. “Durante los cuatro años como gobernador siempre fue prudente en su actuar en las decisiones de política monetaria, tanto para bajar la tasa como para subirla”, respondió Alonso Cervera.

Entre los valores de Díaz de León que más destacan los expertos fue su férrea defensa de la autonomía, proactividad, capacidad de conciliación, creatividad, neutralidad ante los maremotos políticos que vivió su gestión, así como su capacidad para sortear los problemas eficazmente pese a un entorno complejo.

En el otro lado, en ocasiones su liderazgo parecía mermado por otros miembros de la Junta. Para Vera, el Díaz de León que entró a Banxico y el que sale “no varió mucho porque cuando fue nombrado no tenía gran reconocimiento y aunque cumplió, no destacó en algo en particular. No tuvo iniciativas propias relevantes”. 

Pero los logros de Díaz de León no fueron individuales, destacan los expertos, sino que se basaron en esa capacidad de conciliación en una Junta diversa. “Mejoró mucho la comunicación. Adoptó mucho de lo que Jonathan Heath criticaba en el pasado”, ejemplifica Oviedo. 

Aunque imperfectas por su novedad, la apertura, transparencia y mejor comunicación de las acciones adoptadas por el banco central, durante la gestión de Díaz de León, son un legado que responden a demandas de tiempo atrás de los actores interesados en conocer más sobre las decisiones en la política monetaria.

Si Díaz de León tuvo en el reemplazo de Carstens uno de sus grandes retos cuando llegó a la gubernatura, lo cumplió a cabalidad, en opinión de Gonzali. "El sabor de boca que deja su gestión es bastante bueno”, dijo.