¿Podrán la popularidad de boletos de cartón del Metro y el sindicato evitar su extinción?

El director general del Metro anunció que para 2019 se dejarán de producir boletos del metro, pero a cinco años de la entrada de la primera tarjeta los boletos continúan siendo los más populares.
6 Julio, 2017 Actualizado el 8 de Julio, a las 10:44
El futuro de los boletos del metro se debate entre su popularidad, sus costos y la sobrevivencia de las taquilleras.
El futuro de los boletos del metro se debate entre su popularidad, sus costos y la sobrevivencia de las taquilleras.
Arena Pública

A cinco años de la entrada de la tarjeta única de pago para Metro más de la mitad de los viajes continúan pagándose con boletos de cartón, no obstante en dos años los titulares del Metro planean decirle “hasta nunca” a este sistema de pago de 48 años.

El director general del Metro, Jorge Gaviño anunció que para 2019 se introducirá una nueva tarjeta del Metro, misma que servirá también como monedero electrónico y será producida en colaboración con MasterCard, lo que dará fin a la producción de boletos.

Pero el contexto no parece ser el más propicio para este cambio. Por un lado, el boleto de cartón continúa siendo pedido por el público, por el otro los gastos en su producción se comen un tercio de los ingresos que generan y, para rematar, existe un sindicato que no planea perder la lucha maquina vs hombre.

En 2016 los ingresos por boletos vendidos fueron de 2 mil 207 millones de pesos, mientras que por recargas a la tarjeta fueron de 2 mil 075 millones, esto es 6% menos que por los boletos, de acuerdo con la información del Metro para la Cuenta Pública 2016 de la Ciudad de México.

Este porcentaje podrá parecer pequeño, pero significa que a cinco años de la emisión de la tarjeta, el avance promedio de transición anual de boleto a tarjeta solo ha sido de 9.8%, es decir que, de continuar con un ritmo similar, para el 2019 un tercio de los viajes se seguirán pagando con boletos.

Para ese entonces la tarjeta ya habrá cumplido siete años de estar entre los capitalinos y si en algún punto se hiciera la transición por completo esta sería en 2022.  

 

Para una completa transición de boletos a tarjeta se tendría que llegar al 2022.

 

En adición a este lento camino está el costo de producir los boletos de cartón, uno que por cierto es de 55 millones anuales, de acuerdo con las declaraciones de Jorge Gaviño. Si se toma en cuenta que en 2016 el Metro tuvo un total de 36 millones de boletos impresos en taquillas y bóvedas con un valor a la venta de 180 millones de pesos, el costo de producción es una tercera parte de este.

A esto se agrega el gasto por torniquete que debe cortar el boleto cada vez que se introduzca cada boleto, al que debe darse mantenimiento cada vez que lo necesite.

El Metro tuvo al mismo tiempo 707,050 tarjetas multimodal con un valor de 7 millones de pesos, por su costo de 10 pesos y aunque el gasto de producción no es detallado por las autoridades, el hecho de que puedan ser usadas cuantas veces se necesite y se deban producir menos unidades implica pérdidas menores. Es decir que las tarjetas benefician las finanzas del Metro.

 

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Finalmente está el punto de las taquilleras, todas aquellas mujeres que desde su asiento cortan los boletos que se solicitan, dan cambio, venden las tarjetas y hacen las recargas a la tarjeta del Metro.

Estas mujeres ganan entre 6,000 y 17,000 pesos netos mensuales y son el 18% de los miembros del Sindicato Nacional de Trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo según datos a 2017, esto significa que de cada 10 miembros casi 2 son taquilleras.

Entre sus prestaciones se encuentran vales de fin de año, prima vacacional, aportaciones al fondo de ahorro, servicio médico, estímulos al personal permanentes, ayuda de renta, despensa, sus remuneraciones por tiempo extra, entre otras cosas, mismas que podrían perder si se generaliza el sistema único de pago con tarjetas y sólo se colocan máquinas tragamonedas.

Despedirlas podría significar un ahorro para el sistema que gasta cuatro veces más en servicios personales -sueldos y prestaciones a todo tipo de empleado- que en materiales y suministros para los trenes, de acuerdo con la Cuenta Pública 2016 de la CDMX, pero el sindicato no lo permitiría.

 

Las máquinas tragamonedas podrían sustituir a las taquilleras, pero tienen un sindicato que las respalda.

 

No importa que sólo sea para vender, recargar tarjetas y dar cambio, es difícil que las taquilleras se muevan de sus asientos, el caso de la Línea 12 y el Tren Ligero son ejemplos de ello.

La línea dorada del Metro no cuenta con opción de pago con boleto por lo que bien se podrían colocar máquinas tragamonedas que recargaran las tarjetas como ocurre en el Metrobús. No obstante, existen taquilleras que día con día hacen este trabajo.

Por su parte en el Tren Ligero, aquel que va de Taxqueña a Xochimilco y que es altamente requerido cuando hay partidos de fútbol en el estadio Azteca, tampoco acepta pagos con boleto, pero ahí sí existen máquinas que recargan tarjetas con ingresar las monedas y apretar un botón, excepto en la estación Taxqueña.

 

Otras dudas sobre las nuevas tarjetas

Nadie niega que la utilidad de las nuevas tarjetas, un correcto seguimiento de ellas podría incluso proporcionar mejores datos sobre la movilidad de la población, sin embargo, existen dudas.

¿Es necesario pasar de las tarjetas actuales a unas proporcionadas por MasterCard? ¿Por qué utilizar otro proveedor de tarjetas?

El director del STC mencionó que habría la posibilidad de programar el pago por tramo recorrido pero sin cambiar el sistema tarifario, algo que suena contradictorio pero que recuerda al pago extra que se debía hacer para abordar o salir de la Línea A antes del incremento a cinco pesos de la tarifa.

 

MÁS INFORMACIÓN: Cuenta Pública 2016 de la Ciudad de México, STC. 

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