Crisis de semiconductores amenaza extenderse hasta 2023

Una vez que la escasez de semiconductores se alivie, podría venir una nueva amenaza para los mercados: Un inventario excesivo de chips.
24 Diciembre, 2021 Actualizado el 25 de Diciembre, a las 21:18
Solo en China y Taiwán, se empezarán a construir 16 fábricas de semiconductores entre 2021 y 2022 (Foto: Pixabay)
Solo en China y Taiwán, se empezarán a construir 16 fábricas de semiconductores entre 2021 y 2022 (Foto: Pixabay)
Arena Pública

Varios agentes temen que la crisis por escasez de semiconductores se extienda hasta bien entrado 2022, e incluso hasta el 2023.

La escasez se extendería todavía un año más, entre otras razones, porque las industrias que usan estos componentes están usando más chips por producto que nunca antes. Además, como las empresas manufactureras temen no recibir suministros suficientes, es común que hagan pedidos duplicados incluso a varios proveedores inflando la demanda y contribuyendo a la incertidumbre.

A lo anterior se suma la nueva dinámica de poder entre compradores y vendedores de semiconductores, dado que incrementar la producción de estos componentes no es posible de la noche a la mañana. Estas condiciones de mercado de semiconductores podrían crear un nuevo problema, que se avizora en un par de años más, cuando la demanda finalmente se estabilice pero haya una producción más grande de semiconductores: Inventarios excesivos y sobreoferta.

Crisis de semiconductores ¿hasta 2023?

De acuerdo con fuentes internas, citadas por Reuters, Volkswagen espera producir menos vehículos en 2022 que en 2021. Lo anterior, explicaron las personas familiarizadas con el tema, se debe a que no se ve un final claro para la crisis de suministro en los semiconductores el próximo año. Aunque originalmente se esperaba que los cuellos de botella empezaran a aliviarse a inicios del 2022, oficialmente la automotriz no espera una solución sino hasta la segunda mitad del próximo año. E internamente, el temor es que el desafío se mantenga hasta inicios del 2023.

La compañía alemana no está sola en estos miedos. También la gigante surcoreana Samsung compartió públicamente que no espera que la crisis de semiconductores se alivie sino hasta mediados del 2022. Las expectativas de la firma de consultoría Roland Berger son aún más pesimistas, pues cree que la escasez se mantendrá como un problema para todo el mercado por años, con nuevas olas de escasez surgiendo en el futuro.

Habría varias razones por las que la crisis de semiconductores no se aliviará a inicios de 2022, como muchos dijeron que podría suceder durante la primera mitad del 2021. El elemento más importante, que no ha cambiado desde que inició este fenómeno, es que añadir nueva capacidad de producción toma tiempo.

De acuerdo con la Semiconductor Industry Association (SIA), solo la expansión de fábricas ya instaladas puede tomar 24 semanas, a las que se les deben sumar otras 12 por el ciclo de manufactura y seis más por ensamblaje, pruebas de calidad y preparación para el envío. Y de acuerdo a Mint, probablemente no se podrá incrementar la capacidad global más que en un 14% para 2025, incluso con todos los planes para abrir nuevas plantas.

También tiene mucho que ver con la forma en la que empresas y gobiernos están lidiando con la escasez de semiconductores. En algunos países, particularmente Estados Unidos, ha costado trabajo reunir los recursos necesarios para impulsar la producción de semiconductores. La escasez de componentes ha creado además una nueva relación de poder entre productores y compradores de chips.

Por ejemplo, muchas fábricas de chips solo trabajan con aliados que firmen contratos de suministro a largo plazo. Como no hay ninguna seguridad que la demanda de mercancías como autos y dispositivos electrónicos se mantenga en los niveles extraordinarios de los últimos meses, son pocos los agentes que están dispuestos a hacer este tipo de tratos.

A eso se deben sumar otros desafíos más mundanos. Por ejemplo, no solo los compradores de semiconductores están sufriendo un problema en el suministro de componentes. Los mismos productores de chips están enfrentando cuellos de botella, como el suministro de obleas de silicona que no ha crecido lo suficiente en los últimos años. O bien la demanda de componentes más antiguos, que muchas industrias han seguido utilizando por comodidad y sus precios más accesibles, que dependen de un puñado de fábricas con entre cinco y 10 años de antigüedad.

Finalmente, la demanda de chips ha crecido de forma estable incluso en medio de la pandemia. Entre 2019 y 2021 el número de chips promedio que se usa en la fabricación de vehículos ligeros ha crecido 40.6%. Este crecimiento en las necesidades de semiconductores probablemente no cambiará a menos que las compañías (dentro y fuera del sector automotriz) no se decidan a transitar a sistemas electrónicos más complejos, específicos y unificados, que requieran menos chips para funcionar. Una transición que requiere inversión y tiempo para desarrollo y planeación.

Sobreoferta de chips, el próximo gran problema

Pero el mayor desafío para la industria de los semiconductores no es cuándo podrá aliviarse el suministro de chips, sino qué sucederá cuando la demanda empiece a normalizarse. Y es que hay amplias evidencias de que los planes de expansión para la capacidad productiva de chips están respondiendo a pedidos exagerados.

Desde la primera mitad del año, analistas advertían que los tiempos de espera para la entrega de semiconductores estaban inflándose artificialmente por “pedidos fantasma” de las empresas. Es decir, muchos agentes de la industria habrían estado realizando varios pedidos y guardando semiconductores que no necesitan, alentados por el pánico generalizado en la industria. En otras palabras, si todas las compañías pidieran y usaran únicamente los componentes que necesitan, probablemente la demanda de chips sería mucho menor de lo que luce ahora.

Lo anterior significa, como dicen otros expertos, que realmente nadie tiene una visibilidad clara sobre cómo lucirá la demanda de semiconductores para los próximos dos años. Y es justamente al final de este periodo que inversiones como las que está haciendo India, donde una docena de fabricantes de semiconductores pretende abrir plantas locales, empezarían a dar frutos.

Más importante aún, es probable que no todas las instalaciones se enfrenten a esta sobreoferta de semiconductores. Chips más modernos y complejos, que puedan usarse en cloud computing, vehículos eléctricos y autónomos o ciudades inteligentes, probablemente continuarán creciendo en su demanda naturalmente aún cuando termine la crisis de semiconductores. Pero las fábricas que se enfocan en componentes más antiguos podrían volverse irrelevantes pronto, en especial si las compañías realizan inversiones estratégicas para modernizar procesos y reducir costos.

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