El reto energético de AMLO
El gobierno del virtual Presidente Electo Andrés Manuel López Obrador estará moldeado por 3 poderosas fuerzas iniciales: altísima legitimidad, formidables expectativas de los ciudadanos y la necesidad de entregar resultados contundentes.
En este triángulo legitimidad-expectativas-resultados el sector energético tendrá que jugar un papel crucial para lograr el crecimiento deseado en beneficio de todos. Sin embargo, el sector energético no podrá ser el motor económico para gobierno alguno sin continuar con su proceso de modernización.
La modernización de la industria energética en México no comenzó en 2014, sino que ha estado en constante transformación desde siempre y de forma más palpable desde los primeros años del siglo XX.
En realidad, la reforma energética es un simple término que describe un breve incremento en el ritmo de transformación ante esa competencia constante entre el avance tecnológico y las reglas de juego. Impulso muy necesario en el caso de nuestro país dado el rezago institucional sobre el que ya operaba nuestra industria.
El México del siglo XXI tiene frente a sí nuevas fronteras energéticas representadas por las energías renovables, los pozos petroleros en aguas profundas, las fuentes no convencionales de hidrocarburos (Shale), el almacenamiento de energía eléctrica en baterías y la generación distribuida, solo por mencionar algunas.
Todo lo anterior y su interacción cada vez más íntima con las tecnologías de la información colocan a la industria energética mundial en una coyuntura de cambio muy particular e inédita. Es en este contexto en donde podemos identificar los principales retos para el gobierno de AMLO en materia de energía:
1.- Producción petrolera y rondas: Todos sabemos que la producción de gas y petróleo en el país está declinando. También estamos conscientes de que las nuevas fronteras para conseguirlos son cada vez más complejas y costosas.
En el caso del petróleo, la sola mención de aguas profundas en el Golfo de México hace alusión al reto. En el caso del gas natural, el noreste del país (Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas) es muy prometedor para la explotación de Shale Gas insumo esencial para la industria petroquímica y para la producción de energía eléctrica. Sin embargo, los temas de seguridad, disponibilidad de agua, infraestructura de caminos y capital de riesgo serán algunos de los ingredientes necesarios para detonar este eslabón de la cadena.
Ante este formidable reto de producción de hidrocarburos ¿continuarán las rondas petroleras o el Estado Mexicano prescindirá de este músculo para complementar la inversión pública? ¿Desarrollará otra alternativa? ¿Dejará el hueco?
2.- Transparencia, corrupción y competencia económica: Se ha hablado reiteradamente sobre la necesidad de revisar los contratos de exploración y producción petrolera asignados mediante el mecanismo de rondas. En hora buena, pues en políticas públicas nunca está demás revisar y evaluar, sin embargo, en este caso el momento político se presta para empujar aún más allá.
Los mecanismos de transparencia de las rondas petroleras pueden evolucionar e incluir sistemas de seguimiento que permitan a cualquiera (prensa, ciudadanos, investigadores) conocer la inversión, avances, trabajos realizados, producción, regalías pagadas o cualquier flujo entre el Estado Mexicano y el contratista, etc. de cada uno de los contratos. Este es el momento para hacerlo.
No hay que olvidar tampoco el impulso que el nuevo gobierno debe dar a la Comisión Federal de Competencia Económica para evaluar cada vez más puntualmente las transacciones y avances de los distintos grupos económicos (públicos o privados) que crecen y se reacomodan en esta nueva era de la industria en México.
La experiencia internacional nos demuestra que evitar las estructuras potencialmente monopólicas en los mercados energéticos desde su inicio es mucho más eficaz e infinitamente menos costosa que la regulación misma. Mejores precios, mejor calidad y más opciones, todo esto en beneficio de los ciudadanos, es decir, del pueblo.
3.- Infraestructura logística: La producción y venta de crudo puede tener tal superioridad en la rentabilidad comparada contra cualquiera de las otras actividades de la industria petrolera que es fácil caer en la tentación de invertir todo ahí. Esto le pasó a México que descuidó refinación, petroquímica y la infraestructura logística (ductos, almacenamiento, distribución).
La situación nos convierte en una especie de queso gruyere logístico con cuellos de botella en el almacenamiento y distribución de petrolíferos que deben resolverse para que los precios de productos como las gasolinas verdaderamente se estabilicen. Si a esto agregamos robos e inseguridad el problema se agrava.
¿Continuarán los mecanismos de temporadas abiertas para asignar capacidad de transporte a los nuevos inversionistas? ¿Se continuará con políticas claras y predecibles que permitan la inversión en almacenamiento y nuevos ductos para el transporte de productos a lo largo y ancho del país? ¿Podrá resolverse el dilema de corrupción e inseguridad en la infraestructura?
4.- Precios, tarifas y subsidios: No es necesario poseer una gran sensibilidad política y/o financiera para percatarse que el nivel de precio de los energéticos golpea de lleno el ánimo político de la población y a la vez determina la razonabilidad o no de invertir en infraestructura energética sea inversión pública o privada. Precios muy arriba desatan la furia, precios muy abajo y nadie invierte.
¿México continuará amortiguando las variaciones del precio de la gasolina a través de los impuestos (IEPS) y/o subsidios y hasta qué punto? ¿Cómo se armoniza esto con la idea de reflejar los costos ambientales de quemar hidrocarburos y los compromisos de reducción de emisiones que ya tiene nuestro país? ¿En cuanto a las tarifas eléctricas, finalmente veremos que los subsidios se asignan a los que “más lo necesitan” y no a los que “más consumen” energía eléctrica?
5.- Empresas de Estado: Existe un gran tema pendiente para CFE y Pemex que la reforma energética no resolvió. La despolitización de sus decisiones y de su estructura de liderazgo. Entender estas industrias toma toda una vida profesional, no es posible que se designen directores y subdirectores sin mayor mérito ni experiencia profesional en la actividad una y otra vez con cada administración.
Estas organizaciones no son ni deben ser parte del gabinete. Esto le ha causado un gran daño a nuestras empresas. Bajo esta lógica no hay forma de estructurar planes de carrera y generar tus propios ejecutivos y lideres como lo hacen estas empresas en otras partes del mundo.
Hay que entender también que la rentabilidad política y la rentabilidad financiera de un proyecto usualmente no van de la mano y esto habrá que entenderlo pronto si realmente existe la intención de impulsar a nuestras empresas productivas de estado. Lograr esto y a la vez consolidar los mecanismos de rendición de cuentas es quizá uno de los dilemas más complejos de la teoría y práctica regulatorias.
6.- Consolidación Institucional de los órganos reguladores: Desde hace casi un siglo han existido órganos reguladores en la industria energética mexicana. Es un error pensar que han surgido a partir de la década de los 90. Unos mejores que otros y con arreglos institucionales muy distintos. Basta comparar la organización de la industria en los 30 y 40 con la estructura con la que navegamos en los últimos 30 años con la Secretaría de Hacienda como “reguladora de facto” de la industria.
Sin embargo, ahora como nunca, dadas las circunstancias tecnológicas que vive la industria es indispensable consolidar a los órganos reguladores y fortalecerlos. No creo exagerar afirmando que el éxito o fracaso de la actual industria energética mexicana será producto no tanto de lo que haga o deje de hacer la Secretaría de Energía, sino de la capacidad real de ejecución y la calidad de nuestros órganos reguladores.
Temas como la capacitación de personal, la coordinación entre órganos, la elaboración de planes estratégicos, métricas de evaluación, es decir, una verdadera organización y madurez institucional que deben ser una prioridad si realmente se quiere tener una industria a la altura de las necesidades de crecimiento de nuestro país.
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7.- Investigación-Desarrollo y Capacitación: Hemos mencionado que los actuales avances tecnológicos que nos presenta la industria energética presentan retos importantes para México y el mundo. Sin embargo, esos retos también nos generan oportunidades. Las nuevas áreas profesionales que se están creando y que se crearán con el tiempo alrededor de la energía son un poderoso catalizador para dar entrada al bono demográfico nacional.
Este punto es quizás el más sensible e importante de todos. La industria energética es y puede ser una formidable empleadora de jóvenes en nuestro país. Si además se logra vincular a las universidades y los centros de investigación a la cadena de valor puede convertirse en un impulso de innovación tecnológica y por ende de productividad muy importante para México.
Podríamos seguir expandiéndonos en los temas pendientes que el siguiente gobierno debe abordar como son las alianzas estratégicas de Pemex como válvula de oxígeno ante las necesidades de inversión, la reestructuración de la CFE como parte del proceso de claridad, transparencia y equidad en la industria eléctrica, etc. Sin embargo, de los puntos analizados se desprenden dos mensajes muy poderosos:
1.- La industria energética es como un reloj de precisión, es decir, un gran sistema que para funcionar requiere seguridad, rendición de cuentas, simplicidad regulatoria, infraestructura, inversión, personal capacitado, órganos reguladores profesionales y capaces, claridad, transparencia y predictibilidad en las políticas, sana distancia entre el poder político y las empresas del estado, etc.
2.- El equipo económico del siguiente gobierno ha mencionado el 4% como la meta de crecimiento para nuestro país. Si realmente se tiene una idea refundacional y transformadora que desemboque en ese nivel de crecimiento con equidad y justicia es importante entender que la industria energética puede y es la mejor aliada para alcanzar ese punto si y sólo si…la dejan.