Años de crecimiento perdidos

Con las tasas de crecimiento esperadas, para recuperar los niveles del PIB per cápita de 2018 habrá que esperar hasta el 2031.
15 Junio, 2022

El desempeño de la economía, antes y durante la pandemia, costará más de una década de rezago en el ingreso de las personas.

Cuatro meses despúes de iniciada la expansión del COVID-19 en México, el pronóstico de Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) apuntaba a que el país decrecería cerca de 9% en 2020. Aunque la caída fue menor (8.3%), la recuperación de 5% en 2021 no fue suficiente para recuperar lo perdido, y ahora se anticipan nuevos problemas, incluso para regresar al PIB per capita de 2018.

Una primera señal de alarma es la debilidad de la recuperación económica. Para que el PIB regrese a sus niveles de 2019 durante el presente año se requiere que la economía crezca al 4% en 2022. Los especialistas económicos encuestados por el Banco de México pronostican que este crecimiento se situará en 1.8%. Por otra parte, se requiere un crecimiento anual cercano al 7% para absorber a los nuevos entrantes al mercado de trabajo en empleos formales, mientras los especialistas consideran que para los próximos diez años esta tasa apenas superará el 2%.

Por otra parte, instituciones como el Fondo Monetario Internacional, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico y el Banco Mundial sitúan el crecimiento para 2022 entre 2% y 1.7%. La CEPAL, en su reciente estudio “Repercusiones en América Latina y el Caribe de la guerra en Ucrania: ¿cómo enfrentar esta nueva crisis?” no da pie para el optimismo y sitúa el crecimiento de México en el margen inferior de los pronósticos.

El PIB es un indicador crudo de los ingresos que obtienen los residentes de un país, pues incluye elementos que no son ingreso para las personas, como la producción dedicada a reponer el desgaste de los bienes de capital, y excluye otros que si lo son, como las remesas que envían los migrantes en el extranjero. Sin embargo, dividido entre el total de población, da una idea general del comportamiento que pueden seguir los ingresos promedio.

Contando la contracción económica que el país sufrió ya antes de la pandemia, y considerando que la población crece poco más que 1% al año, el PIB per cápita se habrá reducido entre 2018 y 2022 alrededor de 7.7%, de materializarse los pronósticos de la CEPAL. Esto significa que para recuperar los niveles del PIB per cápita de 2018 habrá que esperar hasta el 2031, con las tasas de crecimiento esperadas, lo que representa 13 años de estancamiento de este indicador del ingreso de las personas desde 2018.

En esta espera hay dos señales de alarma. En el corto plazo, el aumento de la pobreza pronosticado por la CEPAL para 2022, que prácticamente borrará los avances que en esta materia se tuvieron el año pasado. En este caso, la inflación alimentaria y la desaceleración de la economía mundial para controlarla serán los factores clave. Sin embargo, más grave y duradera es la alerta de largo plazo: la caída persistente en la productividad laboral.

En el primer trimestre de 2022 la productividad laboral alcanzó su nivel más bajo desde 2009. Esta productividad se ha venido deteriorando particularmente después de la pandemia, lo que es indicativa de un menor potencial de crecimiento de la economía que puede ser persistente, y en último termino el mayor freno a la movilidad social de las futuras generaciones.

A las pérdidas en años de vida saludable y años de aprendizaje que trajo consigo la pandemia y su manejo, se suma más de una década perdida en materia económica. Sin duda, la siguiente administración tendrá como tarea central la reconstrucción de las bases del bienestar en estos ámbitos.

 

Rodolfo de la Torre Rodolfo de la Torre Actualmente es Director de Movilidad Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY). Ha sido coordinador de la Oficina de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Director del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad de la Universidad Iberoamericana, y Director de El Trimestre Económico, del Fondo de Cultura Económica (FCE). Fue parte del Comité Técnico para la Medición de la Pobreza en México. Es economista por el ITAM, y maestro en Filosofía de la Economía por la Universidad de Oxford.