Anemia económica persistente

La menor productividad de la economía mexicana hace que la acumulación de capital físico y humano tengan que ser cada vez mayor para crecer.
8 Febrero, 2023

2022 trajo consigo un crecimiento del PIB superior al esperado. La coyuntura, sin embargo, no debe de distraer de las magras condiciones en las que se encuentra la economía. La caída en la productividad continúa y la acumulación de capital físico y humano no auguran un buen desempeño económico en el largo plazo.

Al inicio de 2022 las expectativas de los especialistas del sector privado encuestados por el Banco de México situaban el crecimiento del PIB para finales de ese año en 2.27%. La cifra reportada por el INEGI para el cierre de 2022 fue de 3%. Este mejor desempeño es para festejarse, pero sólo moderadamente y por corto tiempo, pues los fundamentos de la economía siguen débiles.

Para empezar la economía apenas regresó al tamaño que tenía en 2018, y entre ese año y 2022 la población ha crecido, lo que ha significado una caída del PIB per cápita de 4.7%. Puesto de otra forma, el tamaño del pastel no ha aumentado y hay que distribuirlo entre más personas. Más grave, sin embargo, es que los ingredientes para cocinarlo rinden cada vez menos y crecen modestamente.

Desde hace décadas, la productividad del capital y el trabajo viene disminuyendo, lo que significa que cada vez se requieren más recursos para mantener el mismo tamaño de la economía, y muchos más para que crezca un poco. En los últimos treinta años de los que el INEGI tiene registro, la productividad de los factores ha decrecido 0.35%. Esta tendencia se ha agravado en los últimos tres años, con una caída en la productividad de 0.92%.

La menor productividad de la economía mexicana hace que la acumulación de capital físico y humano tengan que ser cada vez mayor para crecer, y aun así estas inversiones están lejos de alcanzar los niveles que históricamente han tenido.

Por una parte, la inversión fija bruta reportada por el INEGI para noviembre de 2022, muestra un estancamiento respecto al mes previo. Sin embargo, si se amplía el panorama, resulta que dicha inversión es 2.1% inferior a la reportada en el mismo periodo de 2018.

La realización de trabajo en la economía muestra un mayor dinamismo. El total de personal ocupado, si bien cayó de octubre a noviembre de 2022, aumentó en 1.8% entre noviembre de 2018 y el mismo plazo de 2022. Esta es una cifra modesta, aunque ha bastado para mantener la tasa de desempleo en niveles bajos. Desafortunadamente, la incorporación de trabajo mucho mejor capacitado está en duda.

La Secretaría de Educación Pública reporta que la escolaridad esperada para las nuevas generaciones en el país decreció 1.5% en el último ciclo escolar para situarse en 13.6 años. Esta expectativa de escolaridad era medio año más alta desde 2015 hasta el ciclo escolar 2018-19 cuando empezó a decrecer. Para el ciclo escolar 2022-2023 se espera que la escolaridad esperada vuelva a contraerse.

En el corto plazo la economía mexicana puede crecer haciendo uso de la capacidad de planta instalada disponible, dependiendo de las circunstancias internas o externas que se enfrenten, tales como el aumento del consumo nacional o la desaceleración de la economía estadounidense.  Sin embargo, el porcentaje de la capacidad de planta instalada en uso ya se encuentra cerca de sus máximos niveles, de forma que será el crecimiento del capital y el trabajo, y su productividad, lo que pronto determine la expansión de la economía.

El registro de cuatro años de crecimiento cero o de un sexenio con reducción del PIB per cápita puede parecer lastimoso, pero aún superando este descalabro histórico una herencia de productividad en descenso, con baja acumulación de capital físico y humano sería la verdadera desgracia.

 

 

Rodolfo de la Torre Rodolfo de la Torre Actualmente es Director de Movilidad Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY). Ha sido coordinador de la Oficina de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Director del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad de la Universidad Iberoamericana, y Director de El Trimestre Económico, del Fondo de Cultura Económica (FCE). Fue parte del Comité Técnico para la Medición de la Pobreza en México. Es economista por el ITAM, y maestro en Filosofía de la Economía por la Universidad de Oxford.