Banca de Desarrollo, el gran ausente en la recuperación económica

Los recursos disponibles para impulsar los proyectos productivos de PYMEs, comercio exterior y cadenas productivas han disminuido a favor de un puñado de obras públicas.
18 Febrero, 2022 Actualizado el 23 de Febrero, a las 07:53
Sede de Bancomext. (Foto: Gobierno de México)
Sede de Bancomext. (Foto: Gobierno de México)
Arena Pública

Corrección: Se corrige párrafo 20 de este texto: "En opinión de Fadl varios de los grandes proyectos de infraestructura que están siendo financiados no tienen rentabilidad social ni económica y un ejemplo de ello -dice Fadl- es el Tren Maya" (no el Tren Interurbano México-Toluca como decía anteriormente).

 

La banca de fomento que debería financiar e impulsar la recuperación económica de los emprendedores mexicanos, no solo luce perdida, sino que cada vez está más orientada a entregar más dinero a obras públicas, incluso aquellas de cuestionada rentabilidad.

Con la profunda crisis económica debido a la pandemia de COVID 19, la capacidad productiva de México se vió seriamente mermada por la afectación a un sinnúmero de empresas y la muerte de muchas de ellas. Incluso después de superado el duro golpe por la páralisis de las actividades productivas, las nuevas empresas no logran nacer por la falta de financiamiento que las impulse.

Ante este difícil panorama, la Secretaría de Economía lanzó una actualización del Plan de Reactivación Económica, que contempla la utilización de dos de las instituciones de la Banca de Desarrollo del país, Nacional Financiera (Nafin) y el Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext), para potenciarlo.

La Banca de Desarrollo tiene como finalidad financiar proyectos que promuevan el desarrollo económico del país, ya sea obra pública, comercio exterior, micro y pequeñas empresas, por lo que en la actual coyuntura su papel resulta fundamental; sin embargo, hasta el momento ha estado prácticamente ausente. 

“Desde hace algunos años la banca de desarrollo tiene un papel mínimo, muy por debajo de lo que debería y podría, para detonar proyectos de inversión y una falta de capacidad para atraer inversión extranjera”, dijo en entrevista Sergio Fadl, profesor del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y exdirector General Adjunto de Bancomext.

A pesar que Miguel Luis Anaya, director general adjunto de Planeación Estratégica de Nafin-Bancomext, destacó que en 2021 se otorgaron créditos por 598 mil millones de pesos (mdp) en apoyo de millones de empresas, la cifra deja fuera un dato revelador: la concentración del crédito al sector público que ha dejado fuera, cada vez más, a potenciales beneficiarios privados. 

Hace poco el economista en jefe de Citibanamex, Adrián de la Garza ironizó al respecto en su cuenta de Twitter preguntando si la banca pública era efectivamente de desarrollo dado el poco monto destinado a apoyar a los proyectos privados. 

Efectivamente, el porcentaje de financiamiento al sector público ha ido devorando desde hace varios años los recursos que se deberían canalizar a micro, pequeñas y medianas empresas del país. Desde 2019, al inicio del actual gobierno, el porcentaje dirigido a privados se ha reducido de 35.6% a 32%. Sin embargo, esta tendencia no comenzó con el gobierno de López Obrador. 

En diciembre de 2017, todavía en el sexenio de Enrique Peña Nieto, el porcentaje de financiamiento al sector privado inició su desplome al pasar de 57.2% el mes anterior a tan solo 34.4%, nivel que hasta ahora no ha vuelto a rebasar. 

Dentro del periodo que comprende al actual gobierno, el caso de Nafin, es uno de los más claros. Sus informes anuales reportan que el total de los recursos canalizados a través de sus programas de fomento -focalizados en más de 99% al sector privado- pasaron de 553 mil 742 millones de pesos (MDP) en 2018, a 486 mil 425 MDP en 2019, y de ahí a 436 mil 986 MDP en su reporte 2020, aunque este último año fue afectado por la pandemia. 

Los reportes de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) a septiembre de 2021 muestran que la cartera de crédito de Nafin siguió cayendo; pero, además, solo el 29.5% de la cartera vigente eran créditos dirigidos a actividades empresariales y comerciales. El grueso, 69.8%, fueron créditos a entidades financieras y gubernamentales. 

En Bancomext el desempeño ha sido un tanto diferente aunque con una trayectoria plana, pasando de una caída desde 275 mil 707 MDP en 2018, a 268 mil 619 MDP en 2019, para luego crecer a 277 mil 782 MDP en 2020, el año de la pandemia. 

Pero lo que es de destacar en el caso de Bancomext, es que el número de empresas apoyadas se redujo fuertemente de 5 mil 190 en 2018, a 4 mil 649 en 2019 y a tan solo 3 mil 519 en 2020, una reducción de (-)32.2 % en tan solo dos años.  

Esta última cifra es particularmente grave debido a que la mayor parte de la recuperación económica del país ha recaído en el mercado de exportación, principalmente a los Estados Unidos. La falta de programas gubernamentales para aprovechar el “arrastre” desde la economía estadounidense, ha limitado la capacidad del país para crecer más cerca del ritmo de su vecino del norte. 

Fadl encuentra parte de la explicación en la eliminación del fideicomiso del Gobierno federal Proméxico, en 2018, que promovía el comercio y la inversión internacional a través de sus 48 oficinas internacionales.

“La decisión de desaparecer y de eliminar Proméxico, el área de promoción de las exportaciones e inversión fue totalmente errónea. Ahora los exportadores mexicanos, o quienes quisieran convertirse en exportadores, no encuentran una institución que los oriente de todos los requisitos para exportar”, criticó el exfuncionario de Bancomext.

Banca financia megaproyectos sin viabilidad

Si bien el financiamiento de la obra pública por parte de la banca de desarrollo es parte de su razón de ser, han sido unas cuentas obras públicas las que han "aspirado" los recursos disponibles desde la banca de desarrollo.

El Banco Nacional de Obras (Banobras), una institución enfocada a financiar este tipo de proyectos es la mayor institución, en términos financieros, de las que forman la banca de desarrollo mexicana. Del total del financiamiento concedido por los seis bancos de desarrollo que existen en México, Banobras representó el 48.7%, con cifras de la CNBV a septiembre de 2021. Nafin, la entidad financiera que impulsa a las Pymes solo representó 16.6%.

Sin embargo, el problema no es solo que el financiamiento y atracción de inversiones privadas se haya visto reducido, sino que se ha visto reducido a favor de los megaproyectos de infraestructura del gobierno federal. A septiembre de 2021, la cartera crediticia de Banobras a entidades gubernamentales ascendió a 324 mil 369 MDP, esto es 1.3 veces que todos los créditos concedidos a empresas y comercios del país por Nafin y Bancomext.

En opinión de Fadl varios de los grandes proyectos de infraestructura que están siendo financiados no tienen rentabilidad social ni económica y un ejemplo de ello -dice Fadl- es el Tren Maya, uno de los proyectos estrella del actual gobierno. Además, después de año y medio de construcción, el proyecto del Tren Maya ha sido fuertemente criticado por una débil planeación que dejó su construcción vulnerable a los conflictos socio-ambientales y a la crisis pandémica que cambió caprichosamente su trazo, elevó sustancialmente sus costos y ha retrasado la entrega de la obra.

Banobras es la única de las tres grandes instituciones de la banca de desarrollo que desde que inició el gobierno de López Obrador no ha visto disminuida su cartera de crédito total, que pasó de 506 mil 2 MDP en 2018, a 583 mil 63 MDP en 2020.