Las “Buenas Noticias” también hay que contextualizarlas

Enrique Peña Nieto presume tener el sexenio del empleo, sin embargo lo datos no permiten esclarecer al 100% si está creando empleos, solo es una formalización o los empleos nuevos son de baja calidad.
6 Marzo, 2018

Un problema recurrente de nuestros políticos es confundir logros con impacto.

Muchas veces de manera muy selectiva promocionan cifras que consideran sinónimo de éxito.

Recientemente, seguramente por el ciclo electoral, el gobierno ha resaltado consecución de metas que no necesariamente sugieren una incidencia importante sobre la consecución del objetivo. En esta entrega me referiré a solamente dos anuncios de nuestro gobierno.

El primero se refiere al número creado de empleos formales (calculados a partir del número de asegurados del IMSS); mientras que el segundo es el número de contribuyentes activos ante el Sistema de Administración Tributaria.

Comienzo con el de empleos. Se ha anunciado que hay un récord de empleos formales creados.

En este espacio (Hacia un nuevo indicador: el déficit laboral acumulado) he comentado que efectivamente, en esta administración hay más asegurados al IMSS que en otras Administraciones recientes. Al mismo tiempo afirmé que si bien positivo, no era suficiente como para absorber el déficit laboral que existe en nuestro país.

 

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El contexto sobre el que se anuncia el indicador debe considerarse siempre para evaluar su impacto.

La creación del empleo es un indicador positivo en la economía porque sugiere que se está invirtiendo y que al abrirse nuevos negocios, éstos necesitan trabajadores.

Es decir que en principio este indicador está asociado al crecimiento económico. ¿Qué pasa cuando hay nuevos empleos, como se ha anunciado, pero a la vez se tiene el menor crecimiento económico en 2017 de los últimos 8 años?

La única manera de explicar este fenómeno es que, o no se están creando empleos y solamente es una formalización de una parte de los informales. O, alternativamente, los empleos que se generan son de baja calidad e improductivos.

Difícil saberlo. Pero considere la siguiente gráfica que representa el PIB per cápita por empleo formal (es decir, el PIB total dividido entre el número de asegurados en el IMSS). Observe que dicho indicador va ¡a la baja! Lo que confirma que el país “formal” es menos productivo durante esta administración.

 

 

No quiero negar la importancia de que haya más asegurados permanentes, simplemente quiero resaltar que no es claro si se ha creado empleo, o simplemente es un esfuerzo de formalizar trabajadores poco productivos.

O más aún, que el trabajo creado es también muy poco productivo y no ayuda a elevar el crecimiento económico que, repito, tuvo en 2017 una de las tasas más bajas de los últimos 9 años. Por esto, es necesario poner a las buenas noticias en su verdadera dimensión.

Relacionado con lo anterior está la buena noticia de más contribuyentes registrados ante el SAT.

Indudablemente que el esfuerzo de formalizar a los trabajadores se aprecia y mucho. La considero una acción que no debe abandonarse. No obstante, es importante no caer en lo que yo le llamo “el desempeñismo”, esa enfermedad causada por la introducción de los índices de desempeño (los que abordaré en una próxima entrega).

Este consiste en aislar el desempeño de los fines últimos de la política económica. Es decir, se puede cumplir con el indicador de desempeño, pero ello no necesariamente impacta el fin último.

En nuestro caso anterior, se puede cumplir con la meta de asegurar más trabajadores al IMSS, pero esto no necesariamente generó el crecimiento económico.

Con los contribuyentes puede pasar lo mismo. Se puede aumentar el número de contribuyentes, pero no necesariamente la recaudación per cápita.

Vayamos por partes. La gráfica de abajo presenta la evolución de los contribuyentes activos ante el SAT. Claramente esta gráfica muestra una buena actuación de la autoridad.

 

Sin embargo, el indicador último debe ser aumentar recaudación, de ser posible a la misma tasa que el aumento de registro de contribuyentes.

Ello implica que el indicador más adecuado es el de aumentar la recaudación per-cápita. La siguiente gráfica presenta la evolución de la recaudación tributaria por impuesto y sobrepuesto en el eje derecho secundario la evolución del número de contribuyentes.

 

 

Observe que la recaudación per cápita del ISR y la del IVA no aumentan de manera importante. De hecho, sumadas (ver la gráfica de abajo) presentan una tasa de crecimiento prácticamente nula, es decir, la recaudación per cápita total aumenta debido al aumento de IEPS (gasolina y alimentos chatarra) que poco tienen que ver con el aumento del registro de contribuyentes ante el SAT.

 

En suma, si bien es buena noticia que aumente el registro de contribuyentes ante el SAT, la mala es que la recaudación per cápita de la suma del ISR y del IVA casi no crecen.

Es decir, se ha formalizado a informales improductivos. Es necesario atacar también a los “grandes contribuyentes informales”. Cuando la tasa de los contribuyentes registrados crece en promedio 10 por ciento anual, la de recaudación per cápita de los dos impuestos (suma de ISR e IVA) no crece, que son los dos impuestos relacionados con los registros ante el SAT (repito, el de gasolina prácticamente no depende de ello).

Así, la creación de empleos formales y el registro de contribuyentes se anuncian de manera aislada a su contexto, que implica que seguimos sin crecer económicamente y con un muy marginal incremento en la recaudación per-cápita, a pesar de contar con más asegurados al IMSS y más registros ante el SAT.

Al final de todo las buenas noticias, también hay que contextualizarlas.

Fausto Hernández Trillo Fausto Hernández Trillo Investigador y académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). Experto en finanzas públicas, macroeconomía y sistema financiero. Investigador Nacional Nivel III. Doctor en Economía por la Universidad Estatal de Ohio, EU, y profesor visitante en universidades de México y Estados Unidos. Autor de 3 libros y de decenas de artículos académicos. Conferencista y consultor de organismos internacionales y del gobierno mexicano y galardonado con el Premio de Economía Latinoamericana "Daniel Cosío Villegas".