México enfrentará mayores presiones (y costos) laborales con T-MEC, pero sus competidores no

La OMC se mantiene en silencio sobre las obligaciones laborales de sus miembros y el tema laboral no está sobre la mesa entre EU y China.
17 Enero, 2020 Actualizado el 19 de Enero, a las 08:00
El presidente López Obrador, con los negociadores de Canadá, México y EU, en la firma de las modificaciones al texto del T-MEC en Palacio Nacional el 10 de diciembre de 2019 (Foto: lopezobrador.org.mx)
El presidente López Obrador, con los negociadores de Canadá, México y EU, en la firma de las modificaciones al texto del T-MEC en Palacio Nacional el 10 de diciembre de 2019 (Foto: lopezobrador.org.mx)
Arena Pública

¿Por qué es importante?: La ratificación del T-MEC por el Senado de EU, es un paso importante para modernizar el mayor mercado regional de libre comercio de bienes y servicios en el mundo, pero para las empresas asentadas en México significará un duro desafío competitivo, particularmente en el rezagado tema laboral. Y lo será, porque los productores de otras naciones (China, en particular) no serán tratados con el mismo rasero.

El Panorama General: Este jueves 16 el Senado de EU votó por una amplia mayoría (89-10) la ratificación del Tratado entre México, EU y Canadá (T-MEC) en un inusual acuerdo bipartidista en momentos en que los demócratas inician un juicio político al presidente Donald Trump. Ahora solo falta la ratificación de la Cámara de los Comunes en Canadá cuando se vuelva a reunir hacia la última semana de este mes.

Uno de los grandes desafíos para México -entre otros, como el automotriz- es en el terreno laboral. Las regulaciones laborales más estrictas aprobadas en el Tratado aumentan los derechos de los trabajadores y modifican la organización interna de los sindicatos, asuntos rezagados en México que le han dado ventajas a los productores asentados en el país. Ahora el gobierno de México debe cumplir con las reformas laborales aprobadas el año pasado y que incluyen sindicatos independientes y democráticos.

Con el T-MEC, EU podrá presentar quejas y ejecutar penalizaciones en contra de las empresas en territorio mexicano sospechosas de violentar los derechos sindicales de los trabajadores, a través de equipos multinacionales de verificación. En ese sentido, México tuvo que hacer fuertes concesiones ante la presión demócrata a cambio de la ratificación del Tratado.

Citado por Político.com, el senador Sherrod Brown -demócrata por Ohio y uno de los protagonistas del texto revisado para la aplicación de la ley laboral- "reconoció que no sabe cuánto tiempo llevará para ver los efectos del acuerdo, pero espera que las quejas (laborales) comiencen a llegar poco después de que el acuerdo entre en vigencia". 

"Esas primeras quejas, y cómo los EU responden a ellas, "enviarán un mensaje a las empresas de que esto es lo que realmente se va a hacer cumplir. Queremos ... que el gobierno mexicano lo sepa temprano ", le dijo Brown a Político.com.

El Estado de las Cosas: En EU aún hay escepticismo sobre el cumplimiento de los derechos laborales de sus socios comerciales porque no ha funcionado con tratados comerciales anteriores, como el fue caso de Colombia y Centroamérica.

"Una cosa es tener las reglas en los libros y otra, hacerlas cumplir. Incluso EU -el defensor de las normas laborales aplicables en los acuerdos comerciales- solo ha presentado una de esas disputas, que perdió. Los grupos laborales organizados sostienen que los acuerdos comerciales hasta ahora no han producido resultados. La esperanza es que el nuevo T-MEC sea una historia diferente", escriben Beth Baltzan y Jeffrey Kucik en Foreign Policy.

Pero a pesar de la ratificación del acuerdo y de la aceptación mexicana para implementar reformas laborales, las dudas persisten.

"Es cierto que México aprobó nuevos nuevos estándares nacionales el año pasado. Sin embargo, los funcionarios mexicanos se opusieron previamente a compromisos más profundos en materia laboral.. el subsecretario de México para América del Norte, Jesús Seade, afirmó que las disposiciones laborales del T-MEC “son de gran alcance... No hay nada más que pueda desear”. Y el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se quejó de algunas demandas de EU con el argumento de que supuestamente equivaldrían a permitir que los inspectores estadounidenses ingresen a las fábricas de México".

"Como resultado -dicen Baltzan y Kucik- persisten las sospechas de implementación imperfecta".

¿Qué hay que ver?: Las resistencias de México también responden a consideraciones de competencia de mercados: A la falta de cumplimiento de sus competidores globales de los estándares laborales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), pero también a que éstas presiones laborales no las impone EU a los productores chinos, por ejemplo.

"Si las leyes laborales se aplican en México, las fábricas mexicanas experimentarán mayores costos laborales. Eso es bueno, dados los problemas históricos del crecimiento salarial reprimido en México".

"Pero también significa que las fábricas mexicanas enfrentarán más presión por parte de productores de bajo costo en otros mercados mundiales. China es un ejemplo: se ha beneficiado enormemente de la tendencia de ir a fondo en materia de derechos laborales (y de las normas ambientales) permitidas, si no alentadas, por un sistema comercial global que no impone obligaciones laborales a sus participantes. Lo laboral ni siquiera está sobre la mesa de las negociaciones de la administración Trump con China", escribieron recientemente Baltzan -consultora comercial y miembro del Open Markets Institute- y Kucik -profesor asociado en la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas y en la Facultad de Derecho James E. Rogers de la Universidad de Arizona.

El arbitraje laboral ha sido un problema recurrente y la Organización Mundial de Comercio (OMC) es omiso, se mantiene en silencio, sobre las obligaciones laborales de sus miembros.

El Fondo del Asunto: "México enfrenta incentivos divergentes. Está obligado a cumplir con los estándares del T-MEC mientras que, al mismo tiempo, enfrenta la presión para competir con productores que pueden esquivar estas reglas", concluyen Beth Balzan y Jeffrey Kucik. 

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