Autos de hidrógeno, ¿la próxima evolución de los eléctricos?

Si bien son automóviles libres de CO2, actualmente presentan incluso más retos que los eléctricos tradicionales para su uso generalizado.
11 Octubre, 2022 Actualizado el 11 de Octubre, a las 20:48
Hopium Machina Vision, un sedán de hidrógeno que llegará en 2025.
Hopium Machina Vision, un sedán de hidrógeno que llegará en 2025.
Arena Pública

Eficiencia, rendimiento, sustentabilidad, reducción de costos e infraestructura son elementos por considerar para que los autos de hidrógeno conformen una alternativa real y viable.

Desde que la Comisión Europea anunció que prohibirá la comercialización de nuevos vehículos que emitan dióxido de carbono para el 2035, tomó vuelo la carrera de la industria automotriz para llevar nuevas alternativas y productos al mercado. Una de estas alternativas son los vehículos impulsados con hidrógeno.

En esencia los autos de hidrógeno son, fundamentalmente, autos eléctricos aunque los vehículos de hidrógeno producen la electricidad por sí mismos, a diferencia de los eléctricos 100% o híbridos enchufables que lo hacen con recargas desde fuentes externas.

A principios de junio de este año, Toyota y Woven Planet anunciaron un nuevo prototipo de cartucho de hidrógeno portátil que contrarrestaría las dificultades de almacenar, transportar y utilizar este componente. También, hace unos días, una compañía francesa emergente anunció el lanzamiento en octubre de un nuevo vehículo de hidrógeno llamado Hopium Machina Vision que tendrá mayor autonomía que sus competidores de Toyota y Hyundai. Pero, ¿qué tan buena alternativa es realmente?

 

Cero emisiones, eficiencia aceptable, pero bajo rendimiento

Existen dos tipos de vehículos impulsados por hidrógeno: con motor de combustión interna alimentado por hidrógeno y el eléctrico de pila de combustible de hidrógeno. Una más rentable y viable que el otro.

El primero tiene algunas ventajas, la más importante es que sería fácil de implementar en un modelo de coche tradicional, pues funcionan igual, sólo introduciendo cambios en el sistema de inyección para que funcione con hidrógeno en lugar de gasolina.

Sin embargo, este sistema no ha sido tan explotado debido a su baja eficiencia y a que también contamina; es decir, tiene un alto consumo de hidrógeno y sólo tiene autonomía de entre 100 y 150 km. Además, aunque realmente sea muy muy poco, el motor genera algunas emisiones de CO2, hidrocarburos y óxidos de nitrógeno; por lo que la alternativa real son los automóviles eléctricos de pila de combustible de hidrógeno.

Este modelo es el que ha recibido más apoyo y funciona a base de pilas eléctricas. En él, un dispositivo mezcla el hidrógeno con oxígeno para inducir un proceso electroquímico donde los electrones que quedan solos durante la reacción se mueven a través de un circuito externo y generan carga eléctrica. La electricidad va a las baterías y finalmente al motor; generando sólo vapor de agua y nitrógeno en el proceso.

Aunque tiene mayor eficiencia que el primer tipo, su consumo de energía y rendimiento no son del todo ideales. Un coche de hidrógeno tiene un consumo de unos 29 kWh/100 km, mientras que un coche eléctrico tradicional, de unos 14 kWh/100 km; así que, considerando el consumo solo por su uso, a los 100 km, el coche eléctrico de pila de combustible de hidrógeno consume aproximadamente el doble de energía.

 

Los retos en la producción de hidrógeno

No importa que tan ecológico sea el vehículo si el proceso para obtener el hidrógeno contamina igual o incluso más que los autos de combustión de gasolina. 

El hidrógeno negro es el que genera más emisiones durante el proceso de producción ya que utiliza combustibles no renovables como el carbón o el petróleo, el hidrógeno azul se extrae de los yacimientos de gas natural y apenas genera CO2, pero el más sustentable es el hidrógeno verde, ya que se produce a través de fuentes renovables de energía, como instalaciones fotovoltaicas y eólicas con emisiones cero durante su extracción.

Debido a esto, el hidrógeno verde sería la mejor opción para el ambiente, pero también es la menos rentable, en parte por los altos precios de la energía renovable actuales.   

Por otra parte, el precio de un auto de hidrógeno ronda entre los 120 mil y los 140 mil euros, una inversión que podría no ser del todo atractiva en cuanto a la dificultad que traería el recargarlo.

Los modelos más populares son: el Hyundai ix35 FCEV que se vende desde 2013 por unos 125 mil euros; el Honda FCX Clarity, que, aunque solo se alquila en modalidad de leasing desde el 2008, se estima que su precio ronda los 140 mil euros, y el recientemente anunciado Hopium Machina Vision, que costará 120 mil euros y tendrá hasta mil km de autonomía, en comparación con los 500 km de los otros modelos.

BMW, Mercedes, Volkswagen o General Motors también están desarrollando esta tecnología y han presentado prototipos, aunque aún no han incorporado en su gama ningún modelo de pila de combustible.

La causa principal de este elevado costo son los metales raros y preciosos que precisa la pila de combustible para su fabricación, lo que representa un reto para su comercialización sobre todo cuando su competencia es más económica.

Los autos eléctricos cuestan en promedio entre 35 mil y 50 mil euros, y los de gasolina aún menos. Por poner un ejemplo entre el amplio abanico de opciones, el modelo más vendido de Toyota, el Corolla, tiene un precio de aproximadamente 26 mil euros. Sin mencionar que comprar hidrógeno es más caro que comprar gasolina o que enchufar el auto eléctrico. Un coche de hidrógeno gasta alrededor de 7 euros cada 100 kilómetros, mientras que uno eléctrico tradicional, menos de 1.

Otro problema es la dificultad para recargarlos. En todo el mundo hay 369 estaciones de hidrógeno, 152 en Europa, 136 en Asia y 78 en América del Norte. Acceder a ellas sería complicado, de manera general, sobre todo porque la mayoría no son de acceso público.

Actualmente, a pesar de que los autos de hidrógeno tienen muchas ventajas, no son una opción realmente viable por el momento en cuanto a rentabilidad, así como en eficiencia de producción y consumo del hidrógeno para los compradores que se enfrentan a altos precios y escasez de puntos de recarga.

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