¿Es posible que el triunfo de Trump haga realidad 'la tormenta' que pronosticó Carstens?
“El 9 de noviembre de 1989 caía el muro de Berlín, 27 años después Estados Unidos tendrá un presidente que levantará otro.”
La frase estalló en redes sociales tras el sorpresivo triunfo de Donald Trump como presidente electo de Estados Unidos.
Al otro lado de la frontera el discurso xenófobo y las promesas de reinstalar los trabajos que se han ido a México, así como de fortalecer los salarios deprimidos por la llegada masiva de migrantes le ganaron a los pronósticos.
La mañana de la elección Hillary Clinton tenía una ligera ventaja de 39 votos del Colegio Electoral frente a Trump y sobresalía de su oponente con 3.2 puntos en las encuestas de preferencias.
El revés con el que concluyó la jornada electoral confirma lo hondo que caló el discurso de Trump en la clase obrera estadounidense. Los indecisos se definieron a última hora por el magnate, quien triunfó en nueve de los 15 estados pendulares, incluyendo aquellos con más votos del Colegio Electoral: Florida, Pensilvania, Ohio, Georgia, Carolina del Norte, Michigan y Arizona.
Trump tomará posesión de la Casa Blanca en 2017 con el respaldo de la mitad de la población estadounidense y 279 de 528 votos del Colegio Electoral.
Al otro lado de la frontera comenzaron ya a sentirse las gotas de la tormenta financiera a la que se refería Agustín Carstens, el gobernador del banco central. El triunfo de Trump depreció la moneda nacional 7% respecto de su valor un día antes de las elecciones.
El tipo de cambio FIX que fija el Banco de México para grandes transacciones comerciales pasó de 18.6 pesos por dólar el 7 de noviembre, a 19.9 pesos por dólar el 9 de noviembre y podría llegar hasta 25 pesos de acuerdo con los pronósticos más pesimistas.
Los analistas coinciden en que el porvenir de la economía es como una moneda en el aire donde una cara es la probabilidad de Trump continúe con la contundencia de su discurso, y la otra que se modere.
Crisis del mercado laboral
El primer rayo de esa tormenta podría desencadenar una crisis en el mercado laboral mexicano, así lo plantea el economista José Miguel Moreno.
Si el llamado “Trumponomics” restringe el comercio entre ambos países los primeros afectados serían los trabajadores de la industria manufacturera, seis millones en Estados Unidos y más de ocho millones en México podrían perder su empleo.
La industria manufacturera está altamente integrada entre ambas naciones, dicho de manera simple México importa piezas y exporta productos completos. Es pilar de la economía mexicana por ser la que más exporta y la que más genera empleos. Actualmente ocupa al 16% de los mexicanos que trabajan, la proporción más alta respecto de otras industrias y sectores.
Si en nombre del “American first” el magnate neoyorquino concreta su plan para ejecutar deportaciones masivas México tendría que albergar y dar empleo a los más de 11 millones de paisanos que en Estados Unidos no cuentan con papeles que acrediten su legal estancia.
Un éxodo de esa magnitud dispararía la tasa de desempleo de 3.9% sobre la población en edad de trabajar, una de las más bajas desde 2008.
El muro físico y el imaginario
La posibilidad de que se levante un muro de 3,142 kilómetros tiene con los nervios de punta a la población flotante de Estados Unidos. Más de 160 mil mexicanos que migran cada año para trabajar temporalmente de forma ilegal o bajo el auspicio de programas temporales, principalmente en el campo, ahogarían sus anhelos de hacer planes con billetes verdes.
Llevar a la realidad el discurso proteccionista de Trump levantaría también otro muro, uno imaginario pero poderoso, el que obstaculizaría el intercambio comercial superior a los 500,000 millones de dólares, un monto que hace de Estados Unidos el principal socio comercial del país.
Estados Unidos compra el 78% de lo que México produce para exportar y le vende la mitad de los productos que requiere su economía.
¿Impuestos a las remesas?
Los vientos de la tormenta podrían arrebar al país una parte de las remesas. Si México no quiere pagar el muro entonces lo harán los mexicanos que trabajan en Estados Unidos, prometió Trump.
El presidente electo podría gravar un impuesto a los 25,000 millones de dólares anuales que envían los mexicanos a sus familias. Las remesas son la segunda gran fuente de ingresos de los hogares mexicanos, el 11% del total de los recursos con los que subsisten.
Las remesas representaron el año pasado el 2.2% del PIB, para ser claros, si México no creciera las remesas podrían sacar el país a flote. En 2015 la producción del país creció en poco más de 340,000 millones de pesos respecto de 2014, pero recibió por remesas 400,000 millones.
La merma de remesas disminuiría también el consumo y haría más grande la brecha que actualmente existe entre lo que el país compra al exterior y lo que vende, el llamado déficit de la cuenta corriente.
La lluvia ya comenzó, Trump la mirará desde la oficina oval, los inversionistas financieros se resguardan en el oro, pero la economía mexicana está expuesta, la deuda pública en niveles que rebasan el 50% del PIB, la caída de los ingresos petroleros y el déficit de la cuenta corriente la resguardan de la misma manera que a un indigente su casa de cartón.
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