Las declaraciones de Carstens sobre Pemex...la gota que derramó el vaso
El dedo en la llaga lo puso Agustín Carstens.
El jueves 4 de febrero la Junta de Gobierno del Banco de México señaló en su anuncio de política monetaria que el gobierno federal tendrá que ajustar su gasto, al igual que Pemex, ante las graves condiciones de deterioro en los ingresos.
Tomando en cuenta el lenguaje cuidadoso que usa regularmente el banco central, el señalamiento fue duro: “es fundamental mantener un marco macroeconómico sólido en nuestro país, para lo cual será necesario: llevar a cabo los ajustes requeridos en las finanzas públicas, incluyendo a Pemex, para absorber el choque a los ingresos públicos que ha representado la caída y el deterioro de las perspectivas del precio del petróleo”.
El urgente ajuste fiscal que reclamó la Junta de Gobierno tenía implícito un destinatario directo: el secretario Luis Videgaray. Pero con él, era inexcusable el señalamiento al director de Pemex, quien ya ha sido cuestionado en la prensa por sus decisiones sobre las inversiones de la petrolera en momentos de derrumbe de los precios.
Al día siguiente el gobernador Agustín Carstens lo enfatizó con sus propias palabras en una conferencia magistral en la Universidad Panamericana, por cierto, álma máter del Presidente de la República. Allí Carstens explicó que el presupuesto tendría que ajustarse, lo antes posible, en la medida en que se han deteriorado los ingresos petroleros. Posponer esta decisión solo tendrá efectos más dolorosos obligando a subir las tasas de interés.
La advertencia de Carstens fue directa a Pemex, según publicó El Universal: “Haría más eficiente el ajuste al choque tan brutal que recibimos con la caída en el precio del petróleo y parte de eso tiene que hacer en Pemex”, reportó el diario en su edición del sábado.
Poco más de una semana antes, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, ya había reconocido la preocupación del gobierno por la deuda de corto plazo de la petrolera del Estado y sus efectos negativos sobre el balance financiero de la compañía.
En el foro Energy Mexico 2016, Videgaray dejó abierta la posibilidad de un rescate gubernamental de Pemex.
“Estamos evaluando diversas opciones incluyendo una posible capitalización de la empresa que se traduzca en una mejora del balance de Pemex, el cual es el eslabón más débil”, dijo en esa ocasión; posibilidad que la mayor parte de los analistas e inversionistas tomaron como un hecho.
Un botón de muestra de la debilidad financiera de Pemex, no solo son sus enormes pasivos laborales, sino también sus abultadas deudas de corto plazo con proveedores que superan los 70 mil millones de dólares, con un mercado petrolero tocando precios mínimos.
La gota que derramó el vaso...
Pero más allá de la volatilidad internacional del mercado petrolero, internamente -en el gobierno y fuera de él- se ha venido cuestionando la capacidad de gestión de la empresa para conducirla en situaciones complejas como la actual.
Las declaraciones de Agustín Carstens solo fueron la gota que derramó el vaso.
Ya en las últimas semanas se habían extendido los rumores sobre la salida de Emilio Lozoya Austin, su director general, quien –presumiblemente- sería reemplazado por José Antonio González Anaya, el actual director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), un funcionario cercano a Luis Videgaray, y quien fuera subsecretario de ingresos de Hacienda en el gobierno anterior.
González Anaya ocupó posiciones clave en la Secretaría de Hacienda durante el gobierno de Felipe Calderón, como los de coordinador de entidades federativas y jefe de asesores del Secretario; y en los últimos 3 años al frente del IMSS se ocupó de la reestructuración financiera del Instituto. Es doctor en economía por la Universidad de Harvard y economista e ingeniero mecánico por el Massachusetts Institute of Technology (MIT)
La oficina de prensa de Los Pinos convocó a una conferencia de prensa que dió ayer el presidente Enrique Peña Nieto a las 16:00 hrs.