Alta Inversiones ¿la ruta de un fraude anunciado?

En abril Grupo Alta dejó de pagar a sus inversionistas los suculentos rendimientos que les había ofrecido bajo ingeniosos esquemas. ¿Triangularon recursos de la sofipo a negocios paralelos? ¿Qué dicen las autoridades?
19 Octubre, 2015 Actualizado el 19 de Octubre, a las 19:43
Salvador Abascal Carranza, junto a Luis López Panadero, -socios principales de ALTA- dicen estar en negociaciones con Gustavo Villagrán López buscando capitalizar a la empresa
Salvador Abascal Carranza, junto a Luis López Panadero, -socios principales de ALTA- dicen estar en negociaciones con Gustavo Villagrán López buscando capitalizar a la empresa
Arena Pública

El 30 de agosto pasado un grupo de inversionistas fueron citados por los socios de Alta Inversiones en el tradicional restaurante La Hacienda de los Morales en Polanco, uno de los barrios de clase alta en la Ciudad de México.

La reunión tenía como propósito aplacar los ánimos de decenas de nerviosos ahorradores que desde abril pasado habían dejado de recibir los jugosos rendimientos mensuales que se les había prometido y que, hasta esa fecha, se les había cumplido sin fallar.

Tasas de rendimiento que iban del 13 al 18 por ciento no podrían ser despreciadas en un momento en que los bancos y los fondos de inversión de deuda apenas si ofrecen intereses no mayores al 3 por ciento anual. Así que, lo de Alta, era una suculenta ganga que simplemente nublaba toda lógica financiera y, claro, la razón de estos cientos –quizá- miles de inversionistas.

Allí Luis López Panadero, uno de los socios de Alta y quien se ostenta como representante legal de Automatización de Servicios Productivos S.A. de C.V. -una empresa de Alta que se dedica entre otros negocios a la venta y administración de teléfonos públicos- explicó con detalle a los temerosos inversionistas que la situación financiera por la que atraviesa el grupo, si bien no es la mejor; no están con los brazos cruzados.

Buscan alternativas para capitalizar a las compañías y, con ello, regresar a la ‘normalidad’ en el pago de los altos intereses prometidos.  

De acuerdo a López Panadero, y a su socio Salvador Abascal Álvarez, habría sido la nueva competencia en el mercado de las telecomunicaciones la que les habría causado los graves problemas de solvencia que ahora enfrenta la compañía.

Pero para enfrentar esta contingencia –según les explicaron en aquella reunión en la Hacienda de los Morales- estarían en conversaciones con Gustavo Villagrán López.

¿Quién es Villagrán López?  El mismo que alguna vez se presentó como el último ‘rescatador’ de la aerolínea Mexicana de Aviación, ostentándose como apoderado legal de Travel Splendid en representación de Williams Capital, para ofrecer 600 millones de dólares que nunca comprobaron ante el juez.

Así que, con estos antecedentes, la opción de Villagrán López como el nuevo capitalista de Alta Inversiones y de Automatización de Servicios Productivos, por lo menos deja una estela de dudas.

El pasado martes 13 de octubre los socios de Alta volvieron a convocar a otro grupo de inversionistas, esta vez en el piso 16 de la exclusiva Torre Mural, en la avenida Insurgentes al sur de la Ciudad de México. Ésta es la segunda sede conocida de Alta, antes de que dejaran el quinto piso de la lujosa Torre Esmeralda III en uno de los corredores corporativos más caros de las Lomas de Chapultepec en la capital mexicana.

La explicación fue la misma que la de agosto pasado y las promesas también: No se preocupen.

Pero las preocupaciones crecieron en los cientos de inversionistas que firmaron contratos con Automatización de Servicios Productivos, S.A. de C.V. que ostenta las marcas Alta Inversiones, Alta Rendimientos Inteligentes y que se presenta como Alta Grupo en su página de internet (www.altaproduce.biz)

 

Suculentos contratos mercantiles

La modalidad usada por Salvador Abascal y Luis López Panadero para financiar sus diversos negocios –como telefonía pública y tiendas de conveniencia- es que los inversionistas firmaron contratos ‘de compra venta de equipo y prestación de servicios’. 

Bajo estos contratos los clientes adquieren teléfonos públicos y los entregan para su administración y prestación de servicios a las empresas de Abascal y López Panadero a plazos que van de 18, 24, 30 o más meses. 

Según los contratos que Arena Pública tiene en su poder –de 5 hojas cada uno y con la firma de Luis López Panadero en su calidad de apoderado legal-, cada teléfono público de monedas estándar es vendido al inversionista en 16,500 pesos, mientras que un teléfono público tiempo aire –equipos con capacidad para vender tiempo aire de telefonía celular así como servicios de mensajería a través de depósitos de monedas y billetes- tiene un precio de 38 mil pesos.

Un cliente puede comprar 10, 20, 40 o 100 de estos equipos telefónicos –según el monto que desee invertir- y cuya utilidad neta se canalizan a un Fondo de Inversión de Teléfonos que ofrece un rendimiento que puede superar en 6 o 7 veces lo que otorga cualquier rendimiento financiero fijo en el país.

Además de ello el cliente autoriza –en el Contrato- a que Automatización de Servicios Productivos, SA de CV pueda crear un Fondo Especial para la explotación adicional de servicios a través de los teléfonos que adquirió.

Al vencimiento del contrato, la empresa se obliga a recomprar los equipos que vendió al inversionista, o éste tiene la opción de prorrogar el contrato.

Esta misma modalidad ha sida usada para financiar la apertura de tiendas de conveniencia bajo la marca ‘Mambo’.

El asunto es que desde abril pasado los señores Luis López Panadero y Salvador Abascal dejaron de pagar a los inversionistas los rendimientos mensuales prometidos a través del Fondo y se han negado a devolver los montos de las inversiones iniciales, según se ha confirmado con una decena de inversionistas para este reporte.

Algunos de los inversionistas entrevistados –y que han solicitado el anonimato- han confesado que sabían que estaban invirtiendo sus recursos en la compra de teléfonos, de sucursales de tiendas de conveniencia o incluso en un fideicomiso, invitados por amigos y familiares que durante algunos meses y años se beneficiaron de altos rendimientos a través de estas inversiones.

 

Las sospechas de triangulación de recursos

Pero el Grupo Alta también posee una sociedad financiera popular (SOFIPO) denominada Alta Servicios Financieros, S.A. de C.V., misma que autorizó la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) en 2013, y que dirige Enrique Amara Álvarez.

La Sofipo, propiedad de Salvador Abascal, entre otros, se ha caracterizado durante todo este tiempo por ofrecer –vía anuncios en los medios impresos- altas tasas de interés a los aproximadamente 311 ahorradores reportados formalmente, con un capital invertido promedio que superaba, en promedio, el medio millón de pesos por  cada uno; y créditos a más de 51 mil pequeños productores y comerciantes a tasas sumamente elevadas, que en 2014 eran las más altas del mercado (106.11% de tasa implícita).      

Las sospechas de que los recursos captados por Alta Servicios Financieros se triangulan para fondear los negocios de teléfonos y tiendas de conveniencia, siempre han estado presentes en la mente de las autoridades financieras.

Por lo menos desde finales de 2014 e inicios de 2015 cuando el propio Salvador Abascal, en entrevista , reconoció que habían sido requeridos por las autoridades de la CNBV, así como revisadas sus operaciones. 

El columnista Samuel García escribió el 11 de mayo de 2015: “Por conversaciones directas con ambas partes sabemos que las autoridades de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), están siguiendo y revisando con detenimiento el estado y los movimientos de la sociedad financiera popular Alta Servicios Financieros, que preside Salvador Abascal Álvarez”. 

“Uno de los cuestionamientos que se hicieron sobre el desempeño reciente de Alta Servicios Financieros lo hizo el propio NSC Consultores, la empresa de auditoría que dictaminó el balance 2014”

“En este dictamen NSC Consultores se negó a dar una opinión sobre los estados financieros de la sofipo al encontrar información no aclarada, como millonarias transferencias de efectivo de Alta Servicios Financiero a una de sus filiales (Automatización de Servicios Productivos, S.A. de C.V.) así como compras de 38 sucursales de las que desconocía si los inversionistas habían dado o no su consentimiento”, se escribió en la columna El Observador; aumentando las sospechas que las autoridades ya habían confirmado al columnista.

En aquella ocasión, Salvador Abascal prometió que los auditores de NSC Consultores haría una aclaración posterior sobre los estados financieros de la Sofipo. Sin embargo éstas no llegaron, las sospechas se incrementaron y los ahorradores de la Sofipo y grupos de inversionistas de los negocios –aparentemente relacionados- ya están tocando a las puertas de las autoridades de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios Financieros (Condusef), que encabeza Mario di Constanzo; y de la CNBV, que preside Javier González Aguadé.

Pero las respuestas de las autoridades aún no han llegado para un caso que amenaza con extenderse.

Mientras tanto, Salvador Abascal y Luis López Panadero han vuelto a convocar a un grupo de 100 clientes para el próximo 28 de octubre a las 18:00 hrs en algún exclusivo lugar –como ha sido su costumbre- aún por confirmar en la capital del país.

Alta –como tantos otros casos de empresas financieras- quizá sea un nuevo caso de defraudación a clientes bajo ingeniosos esquemas de captación de recursos, alentados por la escasa supervisión de estas figuras financieras que alientan la codicia de los inversionistas.

¿Codicia o necesidad? El hecho es que los recursos se esfuman entre tasas reales negativas, comisiones e impuestos en los instrumentos bancarios tradicionales.

 

MAS INFORMACIÓN: Alta, ¿el otro Ficrea?  Columna de Samuel García, 6 mayo 2015

MÁS INFORMACIÓN: CNBV sí investiga a Alta Servicios Financieros. Columna de Samuel García, 11 mayo, 2015

MÁS INFORMACIÓN: Financieras bajo escrutinio. Columna de Samuel García. 19 Febrero 2015