Migración: la crisis de las civilizaciones

La crisis migratoria en Europa y Medio Oriente, a pesar de las “buenas intenciones” de muchas naciones, no será resuelta por las políticas de asilo. Estamos frente al fracaso del estado islámico y a una Europa que no está preparada
15 Septiembre, 2015 Actualizado el 15 de Septiembre, a las 17:56
Estamos viviendo la primer crisis migratoria del siglo XXI, afirma el profesor estadounidense Walter Russell Mead en el diario WSJ.
Estamos viviendo la primer crisis migratoria del siglo XXI, afirma el profesor estadounidense Walter Russell Mead en el diario WSJ.
Arena Pública

Los refugiados sirios y la crisis migratoria que ha envuelto al continente europeo, a Estados Unidos y a gran parte de Medio Oriente, es uno de los peores desastres de la humanidad.

El diario The Wall Street Journal (WSJ) publica un ensayo estremecedor al respecto bajo el título, Las raíces de la crisis migratoria, en el que se muestra que actualmente estamos viviendo la primer gran crisis migratoria del siglo XXI.

“Millones de personas desesperadas están en movimiento: refugiados sunitas expulsados por la barbarie del régimen de Assad en Siria, cristianos y yazidis que huyen de la pornográfica violencia del Estado Islámico, millones más de todas las creencias y religiones que huyen de una pobreza y opresión interminable”, contextualizó el artículo en el periódico estadounidense.

El fenómeno de las políticas de identidad en Medio Oriente y en gran parte de África está desatando una ola de violencia similar a las vividas en las Balcanes y el Imperio Otomano en los siglos XIX y XX, añade el autor del ensayo. Por lo tanto, dado el histórico odio entre diversas comunidades, es probable que dicho fenómeno tenga un largo futuro.

Fracaso en Medio Oriente.

Walter Russell Mead, profesor de asuntos exteriores y humanidades en Bard College y editor de la publicación, señala que la crisis de Medio Oriente tiene que ver, más allá del resquebrajamiento del orden en Siria y Libia, con los odios sectarios y étnicos que alimentan una serie de guerras desde Pakistán hasta el norte de África.

En el fondo, dice el catedrático, son las consecuencias del fracaso de toda una civilización para superar o acomodarse a las fuerzas de la modernidad; y han incubado el riesgo de mayor inestabilidad y violencia ante los problemas políticos y culturales que no se han podido resolver en ambas zonas (Europa y Medio Oriente).

“Medio Oriente no ha podido construir economías que permitan a su población vivir con dignidad, ni ha podido construir instituciones políticas modernas ni labrar el lugar de honor y respeto en los asuntos mundiales al que sus pueblos aspiran”, menciona el WSJ.

Lo que hoy presenciamos, analiza el editor, es el fracaso del Estado Islámico. Su fanatismo y la violencia brutal nihilista ha desprestigiado las versiones más moderadas de dicho Estado, añadiendo también la fallida lucha para readaptar las creencias y prácticas tradicionales.

Miedo en Europa ante los refugiados.

El panorama para Europa y Occidente, dicta el periódico, aunque sin ser tan radical, no es más alentador. Los objetivos de la sociedad europea aún no tienen un rumbo fijo. La versión contemporánea de dicha sociedad se ve radicalmente opuesta ante los fundamentos políticos, económicos y religiosos de la sociedad occidental.

Las premisas liberales de las diferentes sociedades capitalistas –motor de éxito para las mismas- son vistas como una amenaza para los estados iliberales como los islámicos y las mismas amenazas configuran los estados liberales (EU y Europa) ante las prácticas del otro sistema.

La pertinencia de la crisis migratoria en Europa radica en las mencionadas diferencias entre ambos lados. La Unión Europea (UE) ha concebido un conjunto de doctrinas legales en términos de derechos absolutos, tratando de construir sobre dichas doctrinas su política e inspirándose en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948.

Sin embargo, esta decisión jurídica en Europa,  y no política, de “hacer lo correcto” no siempre lleva a una política correcta, subraya Russell Mead.  En el centro y oriente del continente no existen las condiciones sociales y económicas para recibir una migración masiva de Medio Oriente.

Adicional a ello, el pensamiento de los países que conforman los sectores ya mencionados de Europa – naciones históricamente marcadas por guerras, genocidios y limpiezas étnicas- aún soslaya que sus Estados tiene la función de preservar sus rasgos culturales y étnicos. No están preparados.

El británico The Economist plantea la problemática de la migración desde una favorable perspectiva económica para algunos países europeos. En su artículo de portada que titula Éxodo, refugiados en Europa, plantea que los europeos necesitan inmigrantes económicos. Tienen muy pocos trabajadores para pagar la jubilación de sus ciudadanos y para proporcionar los servicios que requieren, dice el influyente semanario.

“Los migrantes son contribuyentes netos a las arcas públicas. Se inyecta dinamismo económico. Ellos son, casi por definición, personas con iniciativa”, dice The Economist.

No obstante, la apertura hacia los migrantes en Europa (declarada en países como Alemania) puede crecer fácilmente, según el semanario, superando los 160 mil que el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha pedido a través de un sistema de cuotas.

Borroso consenso en las políticas de asilo.

Para Russell Mead, el problema en la política de asilo vislumbra tres componentes claramente distintos: el abrazo compasivo a quienes necesitan ayuda; un esfuerzo sostenido para reducir el flujo migratorio mediante la corrección o prevención de los problemas que lo generan; y un régimen eficaz de control de fronteras que limite el número de refugiados y migrantes que llegan a la Unión Europea.

Aparte, un segundo factor a considerar, señala el periodista, es el tema de la seguridad. Los antecedentes de los refugiados –ruptura de cualquier tipo de seguridad en su país- deben concebir una actitud responsable en los Estados europeos que los alberguen, dadas las dificultades de estas naciones en el tema de seguridad militar.

“El sueño de una paz liberal y humanitaria no será alcanzable en el mundo malévolo y complicado en el que vivimos. Y por cierto, no será asequible tampoco con el tipo de políticas que son hoy favorecidas en las capitales de ambos lados del Atlántico”, concluyó el profesor Mead.

Seguramente hay límites a la cantidad de migrantes que pueda aceptar cualquier sociedad, argumenta The Economist. La política del miedo puedo ser superada por 'la política de la dignidad', aunque los límites de la tolerancia social son todavía borrosos.

A FONDO: Las raíces de la crisis migratoria por The Wall Street Journal.