Turquía, México y Slim
Por ello, la visita de Enrique Peña Nieto a Turquía resulta relevante porque se considera la puerta de acceso para empresas mexicanas con productos y servicios que podrían resultar interesantes para ese mercado. Es cierto, por ejemplo, que la historia y paisajes de Turquía -y por supuesto, una buena campaña de marketing– están transformando a ese país en una potencia de la industria sin chimeneas.
Sin embargo, México, a pesar de la debilidad que aún exhibe en las estrategias de venta, representa una opción atractiva y novedosa para muchos turcos.
Una clase media con una visión más europea y menos dogmática está encontrando muchas coincidencias con México y no es casual el interés de Carlos Slim por participar en el sector de telecomunicaciones y los servicios resultado de la convergencia tecnológica. Tampoco es gratuita la inversión que realizó recientemente el gobierno de Turquía, a través de su embajador, Ali Ahmet Acet, para promover la inversión y el turismo entre ambos países.
El PIB per cápita en Turquía asciende a 10 mil 363 dólares, mientras que el de México es de 10,131 dólares. La balanza comercial muestra un déficit de 105.3 millones de dólares a favor de México. Las oportunidades son muchas.
El riesgo sigue siendo el nivel de confrontación político que podría aumentar en Turquía; sin embargo, empresas mexicanas como Cemex y Gruma ya asumieron el reto.
A FONDO: Lea aquí el blog de la Presidencia sobre la visita de Estado a Turquía y los acuerdos firmados.