La cifra que se ha manejado es de 90 millones de dólares que, para algunos analistas, se queda corta ante la dimensión de los compromisos que enfrenta la compañía aérea.
Hasta ahora, a pesar de las innumerables versiones respecto al destino de la aerolínea, la única determinación que se ha tomado –según los actores bancarios en este conflicto– es la creación de un fideicomiso bancario en el que los acreedores (Bancomext, Banorte, Aeropuertos y Servicios Auxiliares y el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México) depositarían sus deudas para reflotar a una sola empresa: la base de mantenimiento, el famoso MRO.
En ese fideicomiso, Tenedora K también accedió a depositar sus acciones, con lo que también estaría colocando gran parte de sus derechos en la aerolínea. No queda claro si allí estarían las rutas, los slots y, por supuesto, la marca Mexicana que, para este momento, ya enfrenta un severo deterioro.
El plan sería la reestructura financiera y operativa del MRO para ponerlo a la venta y con esos recursos buscar la mejor liquidación para los más de 7,000 trabajadores de la aerolínea. Jorge Gástelum de Tenedora K había advertido que esta empresa, por sí sola, no promovería pago alguno para los trabajadores y que sería sólo en compañía de los acreedores que accedería a desactivar esta bomba de tiempo porque mientras subsista la relación contractual y laboral con los sindicatos unidos de Mexicana, el caso seguirá vivo en los tribunales.
MÁS INFORMACIÓN: Otro rescate para Mexicana de Aviación, nota de Arena Pública de noviembre 11 de 2013.