Progreso y redistribución bolivianos

20 Noviembre, 2019

Poco sentido tiene el análisis sociológico o político del caso boliviano sin examinar su sustrato fundamental.

Los procesos sociales, en último término, están condicionados por el poder económico de sus actores, sus intereses, sus incentivos y sus restricciones, muchas de estas últimas en la forma de ‘reglas del juego’ plasmadas en instituciones. Cuando estas últimas son violentadas, por ejemplo, por un golpe de estado, antes de perseguir inasibles sentimientos colectivos es necesario ver su base económica, cuestión en la que concuerdan desde Marx hasta Douglass North.

Durante los tres periodos presidenciales de Evo Morales, de 2006 a 2018, el PIB aumentó 3.5 veces y el Ingreso Nacional Bruto per cápita se triplicó. Este notable progreso ocurrió con una considerable reducción de la pobreza, la cual se redujo en 42%, y una caída en la desigualdad de 22 por ciento.  Sin duda, estas condiciones trajeron un mayor desarrollo en Bolivia, lo que se observa en una ganancia de casi cinco años en esperanza de vida y en bajar el analfabetismo de cifras de dos dígitos a menos de 3%.

¿Dónde se encuentran las condiciones económicas para el desafío violento a la autoridad? ¿Acaso hay que saltar de la economía a agravios sociales y políticos para darle sentido a lo ocurrido? ¿Debemos recurrir a odios raciales o a apetitos aspiracionales para encontrar razones para la rebelión? ¿Es una mera cuestión de alteración del estado de derecho y de los procedimientos electorales lo que fundamenta los ánimos golpistas?

Sin duda los elementos mencionados juegan algún papel, pero antes de ellos hay que considerar a los ganadores y perdedores del desempeño económico boliviano. Al respecto, un reciente análisis de la desigualdad, publicado por el Fondo Monetario Internacional (Explaining Inequality and Poverty Reduction in Bolivia, Jose P. Mauricio Vargas y Santiago Garriga), muestra que, en los dos primeros periodos de Evo Morales, el 85% de la población con menores ingresos vio incrementadas sus remuneraciones notablemente. Sin embargo, es más revelador que el 15% más rico vio como sus ingresos dejaron de crecer tras la llegada del presidente indígena.

Quizás aún más pertinente es que el 1% de la población más rica vio disminuir sus ingresos a partir del primer periodo presidencial de Evo, mientras que antes de su llegada sus ya considerables remuneraciones tenían significativos incrementos. Este hecho también tiene su contrapartida en un creciente número de millonarios bolivianos con una riqueza total sin cambio. No era lo mismo que antes.

 

El 1% de la población más rica vio disminuir sus ingresos a partir del primer periodo presidencial de Evo, mientras que antes de su llegada sus ya considerables remuneraciones tenían significativos incrementos

 

Resulta ilustrativa de esta redistribución el líder opositor, y multimillonario, Luis Fernando Camacho, antiguo beneficiario de la extracción de gas, y que fue afectado por la nacionalización de la industria llevada a cabo por Morales para financiar sus programas sociales.

Pero, más allá de la anécdota, está la clara y sostenida afectación del poder de los más ricos, que en la defensa de sus intereses tuvieron incentivos a romper las restricciones institucionales impuestas por Morales. A partir de esta base el análisis puede enriquecerse.

 

Twitter: @equidistar

 

Rodolfo de la Torre Rodolfo de la Torre Actualmente es Director de Movilidad Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY). Ha sido coordinador de la Oficina de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Director del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad de la Universidad Iberoamericana, y Director de El Trimestre Económico, del Fondo de Cultura Económica (FCE). Fue parte del Comité Técnico para la Medición de la Pobreza en México. Es economista por el ITAM, y maestro en Filosofía de la Economía por la Universidad de Oxford.