Por qué endeudarse

Andrés Manuel López Obrador podría presidir un país con un aumento porcentual en la pobreza mayor que la que originó la fragilidad económica heredada por Carlos Salinas de Gortari.
6 Mayo, 2020

Si se vence el temor irracional a endeudarse, si se recurre a la deuda nacional por una cuestión pragmática y no se evita por un mal entendido asunto de principios, aún deben encontrarse razones por las cuales se justifique pedir prestado.

En particular, se requiere saber qué se conseguiría con ello y por qué no habría que recurrir a otras opciones. Ante los estragos económicos derivados de la pandemia, no toda oposición a endeudarse para atacarlos es mera obstinación. Aquí una breve lista de las razones para el endeudamiento.

Primero, la situación económica se deteriora rápidamente y no se avizora que esto vaya a cambiar. El INEGI, reportó que de enero a marzo el PIB habría caído 2.4% respecto al año anterior, con apenas un par de semanas de efecto directo de la suspensión de actividades por la pandemia de COVID-19.  A este ritmo, el país tendrá un crecimiento negativo de 6% en el curso de un año. Esto puede ser peor.

Las previsiones de los especialistas encuestados por el Banco de México apuntan a una contracción de la economía mexicana de 7.3% en 2020. Además, los empresarios registran una caída promedio de 15% de su nivel de confianza en la economía, lo que se liga a un desplome en las expectativas sobre la ocupación de personal de 9%, de acuerdo al INEGI.

Segundo, el deterioro de la situación económica afecta directamente al empleo y las remuneraciones de quienes trabajan. En el pasado mes de abril  las cifras de la Secretaría de Economía permiten inferir la pérdida de medio millón de empleos registrados ante el IMSS, además de los 130 mil durante marzo. Si a esto agregamos el sector informal, los que han sido “descansados” de sus labores y a quienes no han podido buscar trabajo por la pandemia, esta cifra puede llegar a 8.1 millones de personas, tan solo en la primera mitad de abril, de acuerdo a una encuesta de la Universidad Iberoamericana.

La misma encuesta reporta que casi dos terceras partes de los encuestados sufrió reducciones en su ingreso en marzo. Además, casi otra tercera parte cree probable que perderá su principal fuente de ingreso, la cual les representa dos terceras partes de lo que perciben. Entre la población con mayores reducciones de ingreso se encuentran los que de por sí menos ingreso percibían, perdiendo en marzo casi la mitad de lo que obtenían en febrero.

Esto lleva a la tercera razón, la perdida de ingresos puede llevar a un incremento sin precedentes de la pobreza. En un interesante documento, dos investigadores que han colaborado con el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), Raymundo Campos y Luis Monroy-Gómez Franco, estiman que por cada punto porcentual que decrece el PIB se incrementa la pobreza en 1.9 puntos. Con los niveles de pobreza por ingreso actuales y las más recientes estimaciones de contracción del PIB, esto implicaría sumar a la pobreza por ingresos más de 9 millones y medio de personas en 2020.

Andrés Manuel López Obrador podría presidir un país con un aumento porcentual en la pobreza mayor que la que originó la fragilidad económica heredada por Carlos Salinas de Gortari. Esta es la razón más poderosa para ejecutar un plan que atenúe la crisis económica actual y permita una rápida recuperación.

El plan económico integral que requiere el país en las circunstancias actuales, y que ha sido examinado con detalle por el propio CEEY, requiere al menos un gasto público equivalente al 3% del PIB, recursos con los que no cuenta el gobierno y que lo obligarían a endeudarse. Pero esa es parte de otra historia.

 

Rodolfo de la Torre Rodolfo de la Torre Actualmente es Director de Movilidad Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY). Ha sido coordinador de la Oficina de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Director del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad de la Universidad Iberoamericana, y Director de El Trimestre Económico, del Fondo de Cultura Económica (FCE). Fue parte del Comité Técnico para la Medición de la Pobreza en México. Es economista por el ITAM, y maestro en Filosofía de la Economía por la Universidad de Oxford.