La discriminación hace más pobres a los pobres

La existencia de un organismo como Conapred, y de muchos otros, sintetiza un esfuerzo previo sobre la lucha contra la discriminación.
24 Junio, 2020

En estos días se desató una polémica porque el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) organizó un foro sobre el clasismo y racismo en México, con la participación de un comediante acusado, varias veces, de hacer chistes discriminatorios. A mí me preocupa el desenlace: la propuesta que hizo el presidente de la República de desaparecer al Conapred.

Me parece trágico que la discusión termine asfixiada entre dos discursos que se suponen opuestos pero que están logrando, en los hechos, lo mismo: entorpecer la lucha contra la discriminación. Me preocupa porque la discriminación es uno de los factores que determinan la desigualdad de oportunidades y la baja movilidad social en nuestro país.

No conocí a Gilberto Rincón Gallardo, uno de los promotores principales de la lucha contra la discriminación como tema de la agenda nacional, pero lo recuerdo porque fue candidato a la Presidencia de la República en las elecciones de 2000.

En cuanto al Conapred, la ganancia que consiguió la candidatura de Rincón Gallardo con la correspondiente ley federal contra la discriminación, tuve la fortuna de acercarme a ese organismo mediante la publicación, bajo el sello del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, del libro Un nuevo rostro en el espejo: percepciones sobre la discriminación en México. Es una compilación de trabajos, escritos por especialistas, que utilizan como base de sus análisis la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México 2005. En uno de los capítulos, el excandidato advierte algunas cosas que vale la pena retomar y valorar.

Rincón Gallardo señala que la postura oficial del Estado mexicano, ante el escenario internacional y durante mucho tiempo, no reconocía que hubiera discriminación en el país. Nuestros dirigentes apenas reconocían las desigualdades económicas. Gracias a la encuesta que mencioné arriba, y sus siguientes ediciones (de 2010 y 2017), además de los esfuerzos anteriores y posteriores de otras instituciones e investigadores, hoy sabemos y reconocemos que la discriminación es un problema en México. Encima, sabemos que tiene una dimensión étnica y de género.

Sobre los efectos de la discriminación, Rincón Gallardo argumentó que hace más pobres a los pobres y que “la pobreza de los discriminados ratifica a la sociedad discriminadora acerca de que sus criterios de exclusión son acertados”.2 Por esto último resulta tan importante que en una sociedad como la actual, en la que el discurso del mérito intenta permear y hacernos olvidar lo disparejo de la cancha de juego, se documente de manera sistemática la magnitud y los mecanismos de operación de la discriminación. De esta manera, será posible contar con las herramientas para lograr su erradicación.

La discusión sobre la funcionalidad del Estado mexicano no pasa únicamente por el tamaño de su aparato burocrático o por el nombre de las personas que lo representan desde el gobierno. La existencia de un organismo como Conapred, y de muchos otros, sintetiza un esfuerzo previo sobre la lucha contra la discriminación.

Ese diagnóstico sistemático, coordinado por una oficina como Conapred, proviene de normas e instrumentos que pueden mitigarlo y, con el tiempo, eliminar sus consecuencias, sus costos. Por lo tanto, el Conapred no debe ser desdeñado por una percepción personal, aunque la exprese el presidente, o debido a una posible conveniencia política o presupuestal que dicta una coyuntura.

El papel de un organismo como Conapred no es resolver la discriminación sino, como explicó Rincón Gallardo, acordar medidas y esfuerzos con el sector público que permitan combatirla de manera efectiva. El ejercicio pleno de los derechos y la igualdad de oportunidades no se logran por decreto o por deseo; ambos necesitan una narrativa consistente y sustentada que debe crear otras reglas y formas de trato para que sean asimilados y aceptados por la sociedad.

 

1/ El título de este artículo es una frase tomada de p. 89 en: Rincón Gallardo, Gilberto, “Reflexiones sobre la primera encuesta nacional sobre discriminación en México”, en Mario Luis Fuentes y Miguel Székely (compiladores), Un nuevo rostro en el espejo: percepciones sobre la discriminación en México, Centro de Estudios Espinosa Yglesias, 2010, pp. 77-95.

2/ Op. cit. p.89

* Roberto Vélez Grajales es Director Ejecutivo del CEEY

Roberto Vélez Grajales Roberto Vélez Grajales Director Ejecutivo del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), donde anteriormente fungió como Director de Movilidad Social. Sus intereses de análisis, además de movilidad social, se concentran en igualdad de oportunidades, desarrollo humano y antropometría histórica. Es economista por la Universidad de las Américas-Puebla, maestro en Economía por El Colegio de México, y doctor en Historia Moderna por la Universidad de Oxford.