Malas noticias en fiestas patrias nos gritan “¡participa más!”
Durante este fin de semana del 15 y 16 de septiembre, leímos notas que retratan tres de los problemas que más nos preocupan:
Una balacera en Garibaldi el viernes por la noche (inseguridad, nuestra principal preocupación desde hace ya varios lustros), una declaración del AMLO exculpando a Rosario Robles de su responsabilidad por desvío de dinero público (¡corrupción! Esa vieja conocida…) y un tráiler con cadáveres “estacionado” junto a un fraccionamiento en Jalisco (mala gestión del gobierno, por decir lo menos).
¿Qué dicen sobre nosotros las notas sobre inseguridad, corrupción y mala gestión del gobierno justamente durante las fiestas patrias?
En primer lugar, nos refrendan nuestros temores. Según la Encuesta Mundial de Valores, hoy en día no estamos tan orgullosos de ser mexicanos como hace 6 años (84% de los connacionales estaban muy orgullosos en 2012 y la cifra bajó a 72% en 2018), así que ya traíamos pocas ganas de celebrar la identidad nacional incluso antes de las balaceras del viernes 14.
No sorprende que muchas personas hayan tenido miedo de salir a dar el grito el sábado en la noche porque un día antes hubo disparos y muertos en la icónica plaza de Garibaldi en la CDMX, entre músicos, familias, parejas y jóvenes de fiesta.
En segundo lugar, estas noticias nos recuerdan nuestra tragedia: 51% del electorado mexicano votó en julio pasado por un cambio de régimen porque el vigente era corrupto… pero aún no toma posesión el gobierno entrante y ya hemos oído varias veces que la primera amnistía será para los funcionarios del gobierno actual.
Si bien quemar en leña verde a un personaje político no resuelve la corrupción ni restituye el daño (y por el contrario sí podría dificultar la transición entre administraciones), exculpar políticamente a quien está acusada de permitir (¿tolerar?) desvíos millonarios desde SEDESOL y SEDATU, es un mensaje de impunidad.
Periodistas y ASF han denunciado y documentado el desvío de más de 700 mdp del dinero público durante la gestión de Rosario Robles al frente tanto de SEDESOL como de SEDATU (le sugiero teclear “Estafa Maestra” en su navegador si requiere más información). Eran 700 mdp destinados a los mexicanos más pobres; los robaron y no habrá consecuencias.
Como el presidente electo ofreció durante su campaña acabar con la corrupción y priorizar a los pobres, declaraciones más acertadas hubieran sido solicitar investigaciones para deslindar responsabilidades, en vez de exonerar a Rosario Robles por la vía de los medios. Si después del proceso resultara que la sra. Robles era inocente, algunos criticarían al nuevo presidente, pero en general se le reconocería la intención de no tolerar actos de corrupción.
Rosario Robles, titular de SEDATU, en un evento público en el estado de Puebla el 17 de agosto pasado (Foto: Sedatu)
Sin embargo, por ahora resulta decepcionante que AMLO considere que las investigaciones son “un circo”, y más bien nos hace pensar que el futuro presidente tampoco confía en que éstas aporten pruebas suficientes (por ineficacia, seguramente).
por ahora resulta decepcionante que AMLO considere que las investigaciones son “un circo”, y más bien nos hace pensar que el futuro presidente tampoco confía en que éstas aporten pruebas suficientes
En tercer lugar, el reporte de sucesos incorpora la insalubridad a la cuenta de malas gestiones del gobierno. El sábado, diversos medios reportaron el abandono de un contenedor de la Fiscalía General de Jalisco en un predio aledaño a una zona de viviendas. Sería escandaloso el mero hecho de que un tráiler al servicio de la fiscalía estuviera estacionado, pues es costoso para los contribuyentes e ineficaz para la labor del gobierno.
Pero lo que nos escandaliza es que el contenedor, lleno de cadáveres de personas no identificadas, estaba estacionado mientras su carga se descomponía. Al horror de los 157 muertos no identificados ahí dentro se suma la pregunta obligada: ¿por qué el gobierno prefiere abandonar la evidencia de los delitos en vez de hacer su trabajo?
Es obvio que, si el contenido del tráiler se descompone, no podrán ser investigadas las circunstancias de los decesos, pero también será un foco de enfermedades para los habitantes de la zona. Más que mala gestión, debieran fincársele responsabilidades al gobierno del estado por faltas y delitos (¿desidia y desinterés, o incluso complicidad con grupos criminales?). Probablemente también eso quedará impune.
Retomando la pregunta ¿qué dice esta retahíla de sucesos sobre nosotros como sociedad? Dice que hemos tolerado demasiado tiempo la pobre gestión de los gobiernos al punto de normalizar hechos que, en cualquier otro país con niveles similares de desarrollo, tirarían gobiernos y llevarían a varios actores políticos a la cárcel.
Tener tanta información sobre nuestros problemas no nos hace sentir más seguros y ciertamente tampoco más orgullosos de ser mexicanos, pero nos otorga elementos para exigir más a nuestros conciudadanos electos, a nuestros vecinos, familia y amigos, y a nosotros mismos.
Hoy es un buen momento para empezar a ser mucho más participativos (¿usted ya se unió a alguna organización civil en su localidad?), exigentes y críticos con las autoridades locales, sin esperar que el ejemplo del presidente resuelva todo –o algo.
*Sofía Ramírez Aguilar es maestra en economía, analista política y miembro de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad