Más allá de la politiquería: Empleos en juego

México –por sus características de mano de obra- tiene un mercado de trabajo altamente vulnerable al fenómeno de la cada vez más extendida robotización
24 Julio, 2017
El Observador

La mala calidad de los empleos es uno de los grandes problemas al que se enfrentan los mexicanos en edad de trabajar.

Bajos salarios, horarios extendidos, pocas o nulas prestaciones laborales y una reducida oferta de plazas han distinguido al mercado mexicano como uno de escasa calidad por los empleos que ofrece.

Es cierto que en los últimos años el número de empleos formales ha crecido de manera notable en México. Sin embargo éstos nuevos empleos formales se originaron con bajos niveles salariales, inferiores a tres salarios mínimos, mientras que, simultáneamente, se destruyeron empleos por encima de los tres salarios mínimos según las cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (Imss) y del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Así que si bien es una buena noticia que el número de empleos formales, con acceso a la seguridad social, haya crecido consistentemente en estos últimos cuatro años y que la tasa de desempleo haya evolucionado favorablemente en este tiempo, no puede soslayarse que el nivel de ingreso de las ocupaciones generadas en estos últimos años haya arrojado resultados sumamente desfavorables como lo argumenta Oscar Vera en su artículo “La creación de empleos: ¿cantidad vs calidad?” publicado recientemente en arenapublica.com a raíz de un reporte de la OCDE de junio pasado (“¿Cómo compara México?. Perspectiva del empleo 2017”).

La automatización impacta a los empleos y a los salarios según diversas investigaciones (Foto: Grupo Savia)

 

En este sentido la tarea para el gobierno que viene, para los diseñadores de las políticas públicas y para los empleadores es enorme.

Lo es porque ya existe un elevado número de empleos formales con bajos ingresos provenientes de una muy extendida informalidad laboral en la economía que alcanzó 56.6% del total de ocupados a junio pasado. Pero también porque la automatización, que es una de las causas más poderosas que están detrás del mayor desempleo y de la precarización de los nuevos empleos en la industria, se profundizará en los próximos años particularmente en países como México.

 

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Es cierto que la relocalización de fábricas en el mundo tiene impactos en la generación de empleos locales, y México se ha visto beneficiado de ello en las últimas décadas, sin embargo la relocalización –característica de la globalización económica y a la que Donald Trump achaca erróneamente buena parte de los males de la economía estadounidense- no explica por sí misma la pérdida de empleos, ni su precarización.

Ya diversos estudios han mostrado que un factor poderoso que está afectando a los empleos es la automatización de los quehaceres productivos particularmente –aunque no únicamente- en el sector industrial. La  robotización tiene mucho que ver con la pérdida de empleos y la caída en los salarios de éstos según concluyen Daron Acemoglu, investigador del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) y Pascual Restrepo, investigador de la Universidad de Boston en “Robots and jobs: evidence from US Labor Markets” publicado en marzo de 2017 por la National Bureau of Economic Research).

Y México –por sus características de mano de obra- tiene un mercado de trabajo altamente vulnerable al fenómeno de la cada vez más extendida robotización. Analistas de la consultora McKinsey también han advertido sobre el tsunami de la automatización para economías como la mexicana, entre otras.

El 52% de los empleos de México corren riesgo de ser reemplazados por máquinas, un porcentaje que lo coloca como el séptimo país del mundo amenazado por este problema. Pero la situación es incluso peor en la industria, donde el 64% de los empleos mexicanos están en peligro. Una cifra que se antoja especialmente seria si se tiene en cuenta que este sector es una de las principales fuentes de empleo de la economía”, señala un artículo de Wharton Business School de la Universidad de Pennsylvania, citando al reporte “Where machines could replace humans, and where they can’t (yet)” de McKinsey.

La automatización de las tareas productivas ha venido incrementándose a pasos agigantados en los últimos años en vista de la fuerte competencia que se ha establecido en todos los sectores, particularmente en algunos altamente globalizados como la industria automotriz y en la que México participa de manera relevante. Wharton ofrece un dato duro implacable proveniente de la Federación Internacional de Robótica: Las ventas de robots en México aumentaron 120% durante 2015, una cifra muy superior a los datos de Estados Unidos y Canadá, lo que revela que los daños al mercado laboral ya se están resintiendo de una u otra manera.

 

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Se podría enjuiciar al pasado por lo que se dejó de hacer o simplemente no se hizo. Pero eso sería perder el tiempo, si no fuera para rescatar lecciones que ayuden a diseñar el futuro que se tiene enfrente.

Las preguntas ante las amenazas que enfrentan los empleos y los trabajadores del país es ¿Qué se hará? ¿Cómo planear el futuro para enfrentar la precarización actual de millones de empleos y la amenaza del desempleo que plantea la agresiva e inevitable automatización que viene aparejada con la globalización? ¿Qué sectores jugarán un rol preponderante y cómo la capacitación y la educación serán puntales para ganar una mayor competitividad laboral?

Más allá de la politiquería, los millones de mexicanos subempleados, desempleados o con empleos precarios esperan respuestas concretas para emitir su voto en la elección presidencial de 2018.

 

Twitter: @SamuelGarciaCOM

Correo: samuel@arenapublica.com

Samuel García Samuel García Es economista y periodista económico. Es fundador y director de Arena Pública. Fundó y dirigió El Semanario de Negocios y Economía. Fue director editorial de Negocios del Grupo Reforma y del diario El Universal. Director fundador de Infosel. Fue profesor de la Maestría en Periodismo y Asuntos Públicos del CIDE y Coordinador-profesor del Diplomado en Periodismo Económico de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Columnista y comentarista en diversos medios de comunicación en México.