La fuerte depreciación del peso y la verdad oficial

Digámoslo claro: A estas alturas la ‘verdad oficial’ sobre la depreciación del peso ya está hecha añicos
9 Agosto, 2016
El Observador

Cuando el peso acentuó su debilidad frente al dólar hacia febrero-marzo de 2015, la reacción inmediata del gobierno fue señalar a los factores externos como los culpables.

Los fundamentales de la economía mexicana eran sólidos, fuertes –se repetía una y otra vez como un rezo- por lo que no había razones para preocuparse cuando el 11 de febrero la paridad superó los 15 pesos por dólar.

Pero la depreciación monetaria no se detuvo. En el segundo semestre del año pasado la caída del peso se extendió, desde 15.8 hasta 17.3 pesos por dólar. Sin embargo el discurso público que se lanzaba desde la secretaría de Hacienda –con el acompañamiento del Banco de México- no cambió en lo esencial. Se mantuvo.

En todo caso ahora los nocivos efectos de las turbulencias externas sobre la grave debilidad de la moneda local, se explicaba con razones técnicas. La moneda mexicana –a diferencia de otras monedas emergentes- es utilizada como un ‘mecanismo de cobertura internacional’ para los inversionistas en momentos de turbulencia –se dijo- y ello afecta su valor frente al dólar.

Pero nada se mencionó sobre factores internos que abonaran a la ya prolongada y profunda depreciación de la moneda mexicana, en comparación con lo que estaba ocurriendo con otras monedas emergentes.

Las versiones oficiales tuvieron efecto en los reportes públicos de los analistas del sector privado. Casi la totalidad de los economistas de los bancos privados locales respaldaban las explicaciones oficiales, sin mencionar la posibilidad de una relación entre un peso débil y una economía débil.

Si lo mencionaron en alguna ocasión, no fue en documentos públicos. Hacia fuera, había un respaldo casi total a las versiones oficiales que explicaban la depreciación de la moneda.

Pero la ‘verdad oficial’ no resistiría la fuerza de los hechos. A mediados de febrero el precio del dólar en las casas de cambio había tocado los 20 pesos y las explicaciones oficiales que culpaban al mundo de la desgracia del peso, comenzaron a resquebrajarse. Y claro, los analistas del sector privado tuvieron que buscar mejores argumentos para sus clientes.

Tímidamente comenzó a asomarse la idea de que la debilidad del peso podría también encontrar explicaciones en factores internos; en decisiones equivocadas de política fiscal, en un mal manejo de la deuda que crecía como la espuma, en una desconfianza que se había extendido como la humedad más allá de nuestras fronteras.

Decirlo públicamente con todas sus letras no era tan sencillo para los analistas  bancarios cuyos reportes siempre están bajo la lupa de sus superiores y, claro, sobre todo de las autoridades financieras.

Una situación similar se dio recientemente bajo el largo mandato de los Kirchner en Argentina, pero en México la relación entre políticos en el gobierno y los negocios tampoco son tan distintas.

Hasta que el 2 de junio el Citi publicó desde Nueva York un reporte que rompió el cerco: “¿Porqué el peso está tan fuerte?” se preguntó en el título.

La crítica del reporte era durísima, inusual. Los analistas del banco estadounidense hacían pedazos aquello de la solidez de los fundamentales de la economía y, por el contrario, sugerían a sus clientes, vender pesos, salir de México.

El dardo de los analistas había dado en el corazón de la debilidad mexicana: la escasa credibilidad en el manejo de las finanzas públicas y de su deuda en un periodo pre electoral de cara a las presidenciales de 2018.

El documento se devoró en México. Y aunque los analistas de Banamex -la subsidiaria local de Citi- quisieron suavizar la crítica de sus colegas neoyorquinos con una confusa explicación técnica publicada el 9 de ese mes, la “verdad” del gobierno había sido dañada irreparablemente.

El manejo de la economía mexicana estaba en entredicho y la debilidad del peso es una de sus consecuencias.

El pasado viernes 5 en una presentación ante la Cámara de Comercio Estados Unidos-México en Los Ángeles, el subgobernador del Banco de México, Manuel Sánchez, intentó tibiamente matizar, sin lograr esconder la responsabilidad del gobierno en la depreciación del peso.

La exacerbada depreciación del peso mexicano se debe –dijo Sánchez- sí a la inestabilidad geopolítica global y al uso del peso mexicano como mecanismo de cobertura internacional; pero también a la debilidad fiscal expresada en una deuda creciente junto con una fuerte caída de los ingresos petroleros.

Digámoslo claro: A estas alturas la ‘verdad oficial’ sobre la depreciación del peso ya está hecha añicos.

Samuel García Samuel García Es economista y periodista económico. Es fundador y director de Arena Pública. Fundó y dirigió El Semanario de Negocios y Economía. Fue director editorial de Negocios del Grupo Reforma y del diario El Universal. Director fundador de Infosel. Fue profesor de la Maestría en Periodismo y Asuntos Públicos del CIDE y Coordinador-profesor del Diplomado en Periodismo Económico de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Columnista y comentarista en diversos medios de comunicación en México.