Las gasolinas y el multimillonario negocio de ‘El Javi’

Millones de litros mensuales de gasolinas a precios subsidiados se trafican desde la franja fronteriza norte del país a los estados vecinos con la complicidad de autoridades federales y locales
6 Agosto, 2016
El Observador

‘El Javi’ tenía una idea innovadora en Nosotros Los Nobles: Una aplicación en el teléfono celular para comprar gasolina a domicilio.

La idea del ‘junior’ irresponsable en la exitosa película dirigida por Gary Alazraki, causaba una explosión de risas entre el público que llenaba las salas de cine, por que parecía tonta y propia de un chavo rico –caracterizado estupendamente por Luis Gerardo Méndez- que lo menos que quería era trabajar.

Pero el negocio que se le ocurrió a ‘El Javi’ –como se le llama a Javier Noble en la película- de llevar la gasolina en bidones al domicilio de los clientes, no solo resultó en un gran negocio en la realidad, sino en uno multimillonario que está llenando las billeteras de dueños de gasolineras, empresarios, agentes federales y autoridades locales.

Un negocio informal que se ha multiplicado en el norte del país bajo las sombras de las propias autoridades.

El negocio es simple. Sacar provecho del enorme diferencial de precios que hay en las gasolinas entre la zona fronteriza norte del país y el resto del territorio nacional. Un simple y sencillo arbitraje permanente que produce ganancias a manos llenas.

Fue el 24 de diciembre de 2015 cuando la secretaría de Hacienda estableció en el Diario Oficial de la Federación estímulos fiscales para que los precios de las gasolinas sean menores en una franja de 45 kilómetros desde la frontera con Estados Unidos de Norteamérica, con el propósito de competir con los precios que ofrecen las estaciones de gasolina estadounidenses.

En el Acuerdo se fijó un escalonamiento: Los estímulos fiscales son mayores en los primeros 20 kilómetros y, luego, se van reduciendo paulatinamente, cada 5 kilómetros, hasta el kilómetro 45. También estos estímulos son mayores o menores dependiendo de la zona fronteriza de que se trate.

Por ejemplo en Matamoros, Tamaulipas, la gasolina Magna se vende a 9.34 pesos el litro, mientras que en la frontera ampliada (Km.53) de Coahuila, la Magna se vende a 9.71 pesos. Mientras que en el resto del país la misma gasolina se expende a 13.96 pesos por litro.

Este enorme diferencial -de más de 4 pesos por litro- en estados como Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila, obviamente genera un tráfico ilegal de gasolinas desde la franja fronteriza hacia las localidades y estados vecinos fuera de la franja, y que -de acuerdo a fuentes de Pemex- llega a involucrar entre 20 y 30 millones de litros mensuales.

La operación ilegal es sencilla, al estilo de ‘El Javi’. En el ‘tráfico hormiga’ la gasolina se transporta 45 kilómetros en tanques de 30 a mil litros de capacidad y se vende en empresas o en los propios domicilios; en los que incluso ya se han producido graves accidentes.

Otra modalidad es que empresas que tienen operaciones dentro y fuera de la franja fronteriza, adquieren el combustible a menor precio y lo trasladan en sus propios camiones.

Pero el mayor desvío se da con las propias empresas gasolineras que compran el combustible a precio de franja fronteriza y las pipas (propias o de Pemex) las descargan, parcial o totalmente, en sus estaciones fuera de la franja; elevando su margen original de ganancia de 89 centavos, a más de 5 pesos por litro.

Evidentemente que un negocio multimillonario como el que se describe, que implica un alto tráfico de camiones y pipas por las carreteras del norte del país, no puede pasar desapercibido para nadie.

No para la Policía Federal, tampoco para los agentes de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), ni para las autoridades de protección civil tanto municipales como estatales. Ni siquiera para las autoridades de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) o incluso de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece).

Y es que un margen de ganancia y un volumen de tráfico como el descrito, alcanza para pagar los sobornos que sean necesarios.

Estas operaciones ilegales nos llevan- otra vez- al ya tan trillado tema del estado de derecho y de la aplicación de las leyes, que se van al caño.

Porque el multimillonario negocio del tráfico de gasolinas desde la zona fronteriza es consecuencia del incumplimiento del decreto y de los acuerdos de diciembre pasado por parte de las mismas autoridades que las expidieron; incumplimientos que incentivan la informalidad en el mercado de los combustibles en esa amplia región del país, castigan la formalidad y, claro, provocan pérdidas en la recaudación por IEPS e IVA en momentos críticos para las finanzas públicas del país.

Un decreto, por cierto, que fija precios, genera arbitrajes y fomenta la informalidad y la corrupción.

Así que, al final, la idea de ‘El Javi’ no era tonta, ni mucho menos. Era ingenua. El ‘junior’ nunca se imaginó que su idea lo haría millonario en un tris: Con decretos irracionales y bajo la complicidad corrupta de las autoridades mexicanas.

Samuel García Samuel García Es economista y periodista económico. Es fundador y director de Arena Pública. Fundó y dirigió El Semanario de Negocios y Economía. Fue director editorial de Negocios del Grupo Reforma y del diario El Universal. Director fundador de Infosel. Fue profesor de la Maestría en Periodismo y Asuntos Públicos del CIDE y Coordinador-profesor del Diplomado en Periodismo Económico de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Columnista y comentarista en diversos medios de comunicación en México.