Los juegos del hambre

Si las condiciones de pobreza o, peor aún, el hambre de los votantes son factores que determinan una elección; en junio estaremos frente a unos comicios con una elevada fragilidad en la intención del voto. Y es que los riesgos de usar la política social para fines electorales son elevados.
12 Mayo, 2016
El Observador

Este es un año electoral. En poco menos de un mes se disputarán 12 gubernaturas, 967 ayuntamientos y 448 diputaciones estatales.

Los ciudadanos de Estados como Hidalgo, Oaxaca, Puebla y Veracruz acudirán a las urnas para elegir a un nuevo gobernador y, en la mayoría de los casos, para nombrar a nuevos presidentes municipales y a sus diputados locales.

Si los pobladores de aquellos estados que hemos mencionado tuvieran que evaluar a quienes los gobernaron específicamente a través de las cifras del combate a la pobreza que publica el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, (CONEVAL), todos ellos estarían reprobados. Aún y cuando las cifras solo muestran el periodo 2012-2014. En todo caso, las cifras son tan escandalosas que difícilmente se habrán modificado significativamente en 2015 y durante el primer trimestre de este año.

En Hidalgo la población en pobreza aumentó de 52.8% en 2012 a 54.3% en 2014. En Oaxaca, la pobreza dio un brinco significativo de 61.9% a 66.8% de la población estatal. En Puebla el porcentaje de pobres se mantuvo en 64.5% durante estos tres años. Mientras que en Veracruz pasó de 52.6% en 2012, a 58.0% en 2014. En todos estos casos el porcentaje de pobres superó por mucho el promedio nacional que en 2012 fue de 45.5% y en 2014 de 46.2%.

Las cifras de pobreza extrema en estos cuatro estados seleccionados –excepto Puebla- también mostraron una tendencia alcista para estos tres años, con casos crónicos como Oaxaca en donde el 28.3% de la población vive en situación de pobreza extrema. No muy lejos se encontraban Veracruz, con 17.2%, y Puebla, con 16.2%; tomando en cuenta que el promedio nacional se redujo -entre 2012 y 2014- a 9.5% de la población total.

Si las condiciones de pobreza o, peor aún, el hambre de los votantes son factores que determinan una elección; en estos estados estaremos frente a unos comicios con una elevada fragilidad en la intención del voto. Quién ofrezca cualquier tipo de dádiva tendrá comprado el voto de estos pobres. Ya Amartya Sen, Nobel de Economía 1998, en su introducción de ‘Desarrollo y Libertad’ concluyó simplemente que “la falta de libertad económica, en forma de extrema pobreza, puede hacer de una persona una víctima indefensa de la violación de otros tipos de libertad”.

Sen acierta en la relación pobreza-libertad. La extendida pobreza entre la población del país, han sido una especie de ‘los juegos del hambre’ de los políticos en el poder, tomando metafóricamente el argumento de aquella exitosa serie de películas de ciencia ficción que protagonizó la joven actriz Jennifer Lawrence.

Incluso suponiendo que los presupuestos y las políticas públicas implementadas por los gobiernos federal y estatales en estos últimos años, hayan sido bien intencionadas y alejadas de la ineficiencia y la corrupción en el uso de los recursos públicos para combatir la pobreza; los resultados que ofrece CONEVAL –e incluso la Auditoría Superior de la Federación- son reprobatorios.

Los análisis del CONEVAL concluyen que los efectos positivos de las transferencias realizadas desde el presupuesto público para combatir la pobreza, han sido escasos. Para 2014 las transferencias monetarias y no monetarias a través de diversos programas sociales de los gobiernos federal y estatales, apenas habrían contribuido con 2.1 puntos porcentuales en la reducción de la pobreza. Una escasa efectividad si tomamos en cuenta que el elevado nivel de pobreza se ha mantenido por décadas a pesar de las cuantiosas transferencias aplicadas durante este tiempo.

Una buena investigación publicada por el equipo de Milenio DataLab en marzo pasado, puso en evidencia la improvisación y el afán político del gobierno federal para mostrar resultados inmediatos a través de la llamada Cruzada Nacional contra el Hambre. Nada que sorprenda, pero que sí documenta que los juegos del hambre son parte de la estrategia política de un gobierno como el mexicano.

Los riesgos de usar la política social para fines electorales son elevados, por la simple razón de que así ha sucedido en el pasado, confirmando la hipótesis de Amartya Sen.

En su Primer Informe Trimestral 2016, SEDESOL da cuenta de una muy elevada cobertura de familias en pobreza a través del programa Prospera: 6.85 millones de familias estarían empadronadas. Un avance de más del 96% al 31 de marzo pasado.

¿Acaso son los juegos del hambre II?

 

EL FUTURO DE BRASIL

Hoy los 81 senadores brasileños decidirán si suspenden por seis meses a la presidenta Dilma Rousseff para iniciar un juicio político en su contra y dar paso al opositor y actual vicepresidente Michel Temer. Hoy podría ser el fin del gobierno izquierdista que llegó al Palacio de Planalto hace 13 años.

 

Samuel García Samuel García Es economista y periodista económico. Es fundador y director de Arena Pública. Fundó y dirigió El Semanario de Negocios y Economía. Fue director editorial de Negocios del Grupo Reforma y del diario El Universal. Director fundador de Infosel. Fue profesor de la Maestría en Periodismo y Asuntos Públicos del CIDE y Coordinador-profesor del Diplomado en Periodismo Económico de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Columnista y comentarista en diversos medios de comunicación en México.