Este viernes a las 8 de la mañana muchos ojos estarán puestos en el boletín que publicará el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, INEGI, en el que se dará a conocer el dato sobre el crecimiento económico al primer trimestre del año.
Y es que muy pocas veces hemos visto en el país que la publicación de un dato económico haya levantado tanta expectativa como éste. Una expectativa que ha sido alimentada durante semanas por la controversia pública tan acentuada entre la opinión del secretario de Hacienda -y del propio presidente Peña Nieto- y la de los economistas del sector privado, en torno a la marcha de la economía.
No es para menos. Este dato sobre el crecimiento que experimentó el producto interno bruto (PIB) durante el primer trimestre del año, frente al mismo periodo del año anterior, revelará el ritmo al que la economía está creciendo; más allá de los discursos, de los análisis y de las buenas intenciones.
En última instancia el dato de crecimiento del PIB en estos tres primeros meses del año nos dirá si la economía ha seguido en la atonía que la ha caracterizado prácticamente desde que inició el gobierno de Peña Nieto o si ya se observan tendencias de una franca recuperación económica.
Como se puede ver, más allá de la economía, las implicaciones políticas son muchas, sobre todo después de que el gobierno ha defendido a ultranza la buena marcha económica, mientras que los críticos han insistido en que estamos frente a una economía recesiva.
El dato también servirá para apuntalar los pronósticos de los economistas del sector privado que -si bien se aglutinan en torno a un crecimiento del 3% para este año y de 3.9% para 2015, como lo hace ver la más reciente encuesta de Banamex- siguen mostrando un alto grado de incertidumbre y confusión sobre lo que realmente está pasando y pasará con la economía a raíz de las reformas.
Por ejemplo, llama la atención que los economistas del primer grupo financiero del país, BBVA Bancomer, pronostiquen un crecimiento de 3.4% para este año (que lo hace de los más optimistas en el sector privado sólo por debajo de los pronósticos del Bank of America Merrill Lynch con 3.5% y CIBanco con 3.6%), mientras que para 2015 estiman un crecimiento de 3%, que lo hace el más pesimista del mercado, precisamente cuando otros economistas creen que comenzará a sentirse el impacto favorable de las nuevas leyes energéticas, de telecomunicaciones y de competencia.
En sentido contrario a BBVA Bancomer está el Grupo Financiero Banorte, que es el segundo más pesimista en su pronóstico de crecimiento para el año, con 2.7%, mientras que es el más optimista del mercado para 2015 con un estimado de 5%, por encima del pronóstico del gobierno y más de un punto porcentual por arriba de la mediana pronosticada por el mercado según esta encuesta.
Pero más allá de la incertidumbre y la discusión sobre la marcha real de la economía, el dato que dará a conocer INEGI este viernes ajustará los pronósticos para el crecimiento económico del primer semestre y, con ello, del año en su conjunto. La pregunta relevante es si el dato del INEGI anticipa que seguirá la debilidad en algunos sectores por un trimestre más, fortaleciendo la proyección de que la economía podría crecer por debajo de 3%; o confirma que ya existen indicios de que en el segundo trimestre habrá una mejoría, lo que haría pensar en una tasa anual superior a 3%.
Ya la Secretaría de Hacienda ha señalado que hará un pronunciamiento este mismo viernes después de que INEGI dé a conocer el dato, y muchos suponen que dará a conocer un ajuste a su pronóstico. La pregunta es ¿en qué medida? Eso dependerá del dato. Si es notoriamente malo, Hacienda podría alinearse con el pronóstico de los economistas privados cercano a 3%; si es mejor a lo previsto, probablemente será un ajuste marginal, hacia 3.5% o 3.6%.Todo dependerá del dato.