El México real

20 Marzo, 2014
El Observador

La conclusión de la OCDE es demoledora: La brecha social entre ricos y pobres en México se ha seguido ampliando en los últimos años y para ello ofrece un par de datos que lo ilustran. Mientras que el 10% más rico de la población vio bajar su ingresos 6.5% entre 2007 y 2012, los ingresos del 10% de la población más pobre cayeron 9.5%.

Esta nueva diferencia abona a la ya elevada brecha histórica entre ricos y pobres en el país. Así que ahora con estos nuevos datos, el ingreso del 10 % de la población más rica es 29 veces mayor que el del 10 % de la población más pobre. Una proporción que en México es tres veces mayor que el promedio de los 33 países analizados de la OCDE y que se sitúa en 9.5 veces.

Como decíamos al inicio, las cifras son abrumadoras en relación al empobrecimiento de los pobres y, por lo tanto, al crecimiento de la brecha social en los últimos años.

Pero le doy sólo un par de datos más para entender este asunto de mejor manera. En México la pobreza tiene “territorios” y “etnias”: En las zonas rurales alrededor del 65 % de la población vive en pobreza, mientras que en las regiones en las que se hablan lenguas indígenas la pobreza alcanza casi al 80 % de la población.

Con estos datos se puede concluir ‘a priori’ que los ingresos de buena parte de la población han caído en los últimos años; que los pobres se han empobrecido más, particularmente en las zonas rurales y de habla indígena; y que la desigualdad entre ricos y pobres se ha magnificado.

Y un dato adicional no menos relevante: El crecimiento de la desigualdad y de la pobreza en la población se ha dado en años en que la economía mexicana ha crecido por encima del aumento de la población, y también en años en los que el gasto público -y particularmente el destinado al gasto social- se ha incrementado fuertemente.

Así que a las conclusiones anteriores habría que agregar otra más: Que el crecimiento económico y el mayor gasto público, por sí mismos, no garantizan mayores ingresos para la mayoría de los hogares, menores niveles de pobreza y, por lo tanto, menores niveles de desigualdad entre la población. Esa ha sido la experiencia mexicana de los últimos años. Es el México real.

Así que el presidente Peña Nieto tiene frente a sí un reto mayúsculo más allá de hacer crecer la economía: Revertir el deterioro de la enorme brecha social entre la población. Un asunto nada fácil para un periodo relativamente corto y que, entre otras acciones, implica la creación de cientos de miles de nuevos empleos formales por año, el ejercicio eficaz del presupuesto en programas públicos focalizados en la población vulnerable y el fortalecimiento de un sistema universal de protección social.

Pero todo ello requerirá -además de una política deliberada de mayor transparencia y eficacia en el ejercicio del gasto público- de una política fiscal mucho más ambiciosa que la aprobada recientemente para financiar el gasto social requerido. Lamentablemente el gobierno se amarró las manos recientemente con un “acuerdo fiscal” en el que prometió no presentar ninguna iniciativa adicional en materia tributaria hasta el final del sexenio. Una promesa demasiado costosa para enfrentar los retos sociales inmediatos del México real.

Samuel García Samuel García Es economista y periodista económico. Es fundador y director de Arena Pública. Fundó y dirigió El Semanario de Negocios y Economía. Fue director editorial de Negocios del Grupo Reforma y del diario El Universal. Director fundador de Infosel. Fue profesor de la Maestría en Periodismo y Asuntos Públicos del CIDE y Coordinador-profesor del Diplomado en Periodismo Económico de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Columnista y comentarista en diversos medios de comunicación en México.