Crecimiento por decreto

5 Febrero, 2014
El Observador

Una de las encomiendas más importantes del presidente Enrique Peña Nieto a Luis Videgaray, su poderoso secretario de Hacienda, es que la economía crezca -y fuerte- en este año. Más allá de la discusión técnica de los economistas, éste es un asunto de credibilidad hacia la estrategia política del gobierno, que no puede esperar más.

En la lógica del Presidente y de su oficina, el discurso de las grandes reformas constitucionales logradas en el primer tramo de su gobierno en materia de educación, de competencia económica, de telecomunicaciones y de energía, sufrirán un natural desgaste en estos primeros meses del año y perderán su efectividad como motor del discurso presidencial hacia dentro y fuera del país.

Claro que el gobierno espera que el logro de las reformas se revitalice con la discusión y aprobación de las leyes secundarias durante el periodo ordinario de sesiones del Congreso que acaba de iniciar. En este periodo esperan que las reformas, como eje central del discurso presidencial, adquieran nueva vida. Sin embargo esto aún está supeditado a los matices, silencios y modificaciones que sufran las reformas constitucionales en su instrumentación a través de las leyes que los legisladores expedirán. Y es que las obvias presiones desde los intereses privados, y desde el mismo PRI, podrían darle un vuelco inesperado al espíritu original con el que se aprobaron algunas de las reformas constitucionales.

Así que la hora de la verdad para las reformas que ha cimentado el discurso presidencial, apenas acaba de comenzar; y nadie sabe aún su final.

Lo que sí se puede presagiar es que el desgaste del discurso presidencial en torno a las grandes reformas estructurales que ha impulsado Peña Nieto, será mayúsculo si éstas no se asientan sobre una economía que realmente marcha y que las familias comiencen a sentirlo en sus bolsillos.

Después de un 2013 fatal para la economía –apenas si se creció alrededor de 1.3 por ciento, según los pronósticos más recientes del sector privado- con una magro resultado en el que tuvo mucho que ver la deficiente operación del gasto público y de las políticas sectoriales desde la secretaría de Hacienda; para este año se ha convertido en un imperativo para Luis Videgaray que la economía crezca fuerte; mucho más allá del natural ‘rebote estadístico’ que verán las cifras del PIB particularmente en el segundo trimestre de este año.

De allí la política de licitaciones adelantadas puesta en marcha por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en materia de infraestructura a fin de ejercer el presupuesto, incluso, antes de los tiempos establecidos. O la presión que están resintiendo los bancos privados –bajo la fórmula de la reforma financiera- para ejercer créditos hacia determinados sectores y actividades económicas. O los millonarios subsidios que están comenzando a ejecutarse a diestra y siniestra tanto para enfrentar situaciones de violencia como en Michoacán, como para alentar las aportaciones voluntarias de los pensionados en sus fondos de pensiones.

Se trata de impulsar el gasto público. Punto. Sin mucho análisis sobre la eficacia del mismo. Hay que crecer en este año a como dé lugar.

Hacienda estimó inicialmente que la economía crecerá 3.9 por ciento en el año, y algunos economistas del sector privado coinciden con ello, especialmente los bancos extranjeros que incluso ya pronostican un crecimiento superior al 4 por ciento para el año, basados precisamente en estas expectativas sobre un fuerte gasto público y el efecto de las reformas sobre el ánimo de los inversionistas que tendría consecuencias positivas hacia el segundo semestre del año.

Así que todas las baterías internas del gobierno federal –y sus voceros- están apuntando hacia un fuerte crecimiento para el año, superior al 4 por ciento, con una importante generación de empleos que busca detener la caída de la masa salarial e impulsar la demanda interna. No hay que olvidar que 2015 es un año plenamente electoral y el primer juicio ciudadano sobre el gobierno de Peña Nieto.

Samuel García Samuel García Es economista y periodista económico. Es fundador y director de Arena Pública. Fundó y dirigió El Semanario de Negocios y Economía. Fue director editorial de Negocios del Grupo Reforma y del diario El Universal. Director fundador de Infosel. Fue profesor de la Maestría en Periodismo y Asuntos Públicos del CIDE y Coordinador-profesor del Diplomado en Periodismo Económico de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Columnista y comentarista en diversos medios de comunicación en México.