La economía argentina en el tobogán

15 Enero, 2014
El Observador

La economía argentina se hunde mientras que los encendidos discursos de su presidenta tiene cada vez menos impacto en los oídos de los inversionistas.

Hoy se dará a conocer el dato oficial de la inflación durante 2013 y se prevé que se anuncie alrededor del 11 por ciento según las cuentas del gobierno. Pero estas cifras solo sirven para el registro estadístico porque los analistas privados desde hace tiempo llevan sus propias cuentas sobre el alza de precios minoristas.

Un sondeo de la agencia Reuters entre analistas privados estima que la inflación en 2014 rondará el 30 por ciento, por arriba del estimado de 26 por ciento para el año pasado, y en camino del 40 por ciento que se alcanzó en 2002 cuando la economía vivió una de las peores crisis financieras que se recuerden recientemente y que colapsó la moneda.

Con estas expectativas se espera que los sindicatos anuncien, a partir de este mes, demandas de incrementos salariales superiores al 30 por ciento lo que agravaría aún más la situación de escalada de precios que se vivió en diciembre pasado e inicios de año. La elevada inflación ha tenido impacto sobre el peso argentino que en el mercado paralelo llega a 11 pesos por dólar, mientras que el cambio oficial es de 6.6 pesos por divisa verde; aunque la escasez de divisas es notable. Con todo, los argentinos que pueden se las han ingeniado para obtener las divisas en el mercado negro y sacarlas del país lo que ha impactado las reservas internacionales que cayeron 30 por ciento el año pasado por las fugas de capitales.

Toda esta situación económica que ha impactado a las clases medias y a las cada vez más amplias franjas de pobreza argentina, ha provocado una fuerte tensión social que se ha traducido en cortes de energía, huelgas, disturbios, manifestaciones violentas y saqueos de comercios en los últimos meses y que el gobierno ha interpretado públicamente como acciones de sus rivales políticos para desestabilizarlo.

Lo cierto es que la desconfianza se ha instalado entre los capitales extranjeros en Argentina. Y cómo no, si la interpretación y violación a los derechos de propiedad, a los contratos y a las reglas de inversión ya parecen ser lugar común desde la Casa Rosada –la casa de gobierno- en su desesperación por contener la caída de su popularidad y del apoyo de sus aliados políticos.

Si bien los inversionistas aún no esperan una catástrofe financiera como la que sufrió Argentina en 2001, sí han procurado desinvertir en los bonos de deuda del gobierno federal, a pesar de que ofrecen atractivos retornos –más del 19%. Y es que una mirada detenida a las finanzas públicas argentinas, dejan ver los crecientes riesgos que acompañan a estos bonos, de allí que su precio haya caído drásticamente en las primeras dos semanas del año.

Y un buen termómetro de la confianza en la salud de las finanzas públicas es la expectativa sobre las reservas internacionales que algunos economistas estiman caerán otro 30 por ciento en este año, desde los 30 mil millones de dólares con los que cerró 2013, hasta casi 20 mil millones.

Ahora mismo el mercado argentino es para inversionistas arriesgados, dicen en los bancos de inversión, aquellos que buscan altos rendimientos y que están dispuestos a viajar en tobogán.

Pero al interior del país la situación empeora con la ayuda de una serie de medidas económicas populistas que los argentinos ya vivieron en otras épocas. La economía se hunde.

Samuel García Samuel García Es economista y periodista económico. Es fundador y director de Arena Pública. Fundó y dirigió El Semanario de Negocios y Economía. Fue director editorial de Negocios del Grupo Reforma y del diario El Universal. Director fundador de Infosel. Fue profesor de la Maestría en Periodismo y Asuntos Públicos del CIDE y Coordinador-profesor del Diplomado en Periodismo Económico de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Columnista y comentarista en diversos medios de comunicación en México.