Más impuestos; solo un acto de fe

7 Enero, 2014
El Observador

Una de las bondades prometidas de la reforma fiscal que planteó el gobierno de Enrique Peña Nieto y que aprobó el Congreso, fue la simplificación en el pago de los impuestos para los contribuyentes a partir de 2014. No ocurrió. Al contrario, existe una gran confusión entre las personas físicas, los pequeños contribuyentes (Repecos), y las pequeñas y medianas empresas sobre cuánto, bajo qué modalidades, formatos y cómo pagar los impuestos. Incluso la confusión aumentó con los decretos que –hacia el final del año- publicó el Ejecutivo Federal modificando algunos de los acuerdos alcanzados por los diputados en la aprobación de la llamada reforma fiscal. El caso es que pagar impuestos en México sigue siendo un asunto tan complejo -una especie de ‘ciencia oculta’- que hasta los secretarios de Hacienda que he conocido en las últimas dos décadas y media, han debido acudir a los servicios de un contador para poder realizarlo. Y eso no cambiará un ápice en este 2014.

Pero el problema de la complejidad en el pago de los impuestos –que no es un asunto menor para fines del cumplimiento de las obligaciones fiscales de los contribuyentes- se ha quedado corto ante el impacto de los mayores impuestos en los bolsillos de la ya atribulada clase media mexicana.

Ayer el periodista Juan Carlos Orozco publicó en Reforma un ilustrativo ejercicio sobre las tasas efectivas del impuesto sobre la renta que pagarán los contribuyentes mexicanos frente a los estadounidenses durante este año que inicia. La conclusión a la que arriba el ejercicio es que con la reforma fiscal aprobada, los mexicanos de prácticamente todos los niveles de ingreso –pero particularmente los de clase media- pagarán mayores tasas efectivas del impuesto que los contribuyentes estadounidenses. La diferencia puede ser de hasta 7.4 puntos porcentuales más en México que en EU para quienes perciban ingresos promedio de 52,500 pesos al mes.

Aunque la nota del diario no lo señala es probable que las mayores tasas efectivas de ISR que ya se aplican en México respecto de EU, está relacionada con que la ley en México es mucho más restrictiva que en el vecino del norte en materia de deducciones de impuestos que puede realizar el contribuyente por gastos personales y profesionales.

Pero el punto central es que –al igual que la prometida simplificación fiscal para los contribuyentes- la reforma fiscal aprobada tampoco cumplió con la promesa de gravar más solo a quienes más ganan. En realidad las tasas efectivas de ISR –por el efecto de mayores limitaciones en las deducciones personales que aplican a partir de este año- son mayores para los contribuyentes de las clases medias del país y, como lo ilustró Reforma, también son mayores en comparación con lo que pagan los contribuyentes de nuestro mayor socio comercial quienes –por cierto- obtienen muchos más beneficios por el pago de sus impuestos que lo que obtienen los contribuyentes mexicanos.

No se debe olvidar que la aplicación de mayores impuestos por parte del Estado al ingreso de las familias, significa menores ingresos disponibles de estas familias para su consumo y ahorro, y una mayor transferencia de recursos desde las familias hacia el gobierno. Así que el efecto directo es menor dinero disponible en los bolsillos de las familias, pero además habrá que considerar el impacto adicional en el ingreso real de las familias derivado del alza de los precios que provocan los mayores impuestos, fenómenos que ya se viene observando desde finales del año pasado.

En suma: La miscelánea fiscal que impulsó el gobierno y que aprobaron priistas y perredistas, está exprimiendo los bolsillos de los contribuyentes cautivos de las clases medias a cambio de la promesa de que ahora sí el gobierno federal y los gobiernos locales gastarán mejor. Pero nada asegura que así será.

Samuel García Samuel García Es economista y periodista económico. Es fundador y director de Arena Pública. Fundó y dirigió El Semanario de Negocios y Economía. Fue director editorial de Negocios del Grupo Reforma y del diario El Universal. Director fundador de Infosel. Fue profesor de la Maestría en Periodismo y Asuntos Públicos del CIDE y Coordinador-profesor del Diplomado en Periodismo Económico de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Columnista y comentarista en diversos medios de comunicación en México.