Se repite la misma historia. Ayer la mayor calificadora de riesgos del mundo, Standard & Poor’s, publicó un interesante reporte sobre Seguros de Crédito a la Vivienda (SCV), la subsidiaria de la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF) que dirige Jesús Cano Vélez.
Dice a la letra el reporte: “consideramos que la ‘casi cierta’ probabilidad de que el gobierno mexicano brinde respaldo extraordinario a la SHF, incluiría y sería suficiente para cubrir las necesidades potenciales de la SCV-SHF”. Y con esa aseveración la calificadora de riesgos estadounidense le otorga a la subsidiaria del banco de desarrollo una calificación de AAA para su deuda en pesos.
Es decir, a la calificadora no le preocupa que el balance del banco de desarrollo del gobierno presente una elevadísima cartera vencida que supera 44% de su cartera total –situación que para cualquier banco comercial significaría una virtual quiebra- por la sencilla razón de que es altamente probable que la SHF recibirá un “respaldo extraordinario” del gobierno federal.
En pocas palabras, como ocurrió en su momento con Nacional Financiera y como ha ocurrido en las últimas décadas en el país con la banca de desarrollo, en esta ocasión también habrá suficiente dinero desde el presupuesto público para sacar a flote el maltrecho banco de desarrollo para la vivienda que se usó para ‘rescatar’ la quiebra generalizada de sofoles y sofomes hipotecarias.
La historia se repite.
SÍGALE LA PISTA…
- BOLA DE HUMO. Dice bien el ex subsecretario de Hacienda y ahora director del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner, que el potencial de México “claramente se exageró en enero, febrero y marzo” refiriéndose al llamado “momentum” de México que con bombos y platillos difundió la prensa extranjera haciendo eco a la intensa campaña que desató el flamante gobierno mexicano en los principales medios del exterior. La cuestión es que, en ese momento de euforia, casi nadie se atrevió a advertir que era una bola de humo.
- DE LA RETÓRICA FISCAL. ¿Habrán escuchado el presidente Enrique Peña Nieto y la secretaria Rosario Robles lo que dijo ayer el secretario de Agricultura Enrique Martínez sobre el fin de los programas asistencialistas que solo inhiben la capacidad productiva y arraigan la pobreza? ¿O solo fue un comentario excesivo y retórico del responsable de las políticas públicas para el campo en un foro empresarial? Y es que mientras que el titular de Agricultura enfatizaba el grave error que implican estos programas de subsidios, a unos minutos de allí -en los recintos del Senado y de la Cámara de Diputados- tanto funcionarios del gobierno federal como legisladores priistas y perredistas se felicitaban mutuamente por la aprobación de nuevas leyes tributarias para apuntalar presupuestos de gasto público que van encaminados –precisamente- a fomentar políticas públicas asistencialistas y populistas con claras intenciones… ¡electorales!
- ¿Y LA INFLACIÓN APÁ? Los que ya deben estar haciendo cuentas de cómo va a impactar la miscelánea fiscal aprobada en el Congreso en las metas de inflación para el próximo año, son los economistas del Banco de México. Y es que más allá de las tradicionales presiones en los precios derivadas del incremento programado de precios de gasolinas y diesel –alzas que los legisladores incrementaron aún más, por cierto- habrá que ver el tamaño del impacto en la inflación anual de medidas como el incremento del IVA al 16% en las zonas fronterizas. No se diga del impacto que tendrá en los precios la aplicación del impuesto especial de un peso por litro en bebidas azucaradas (refrescos), los efectos del nuevo impuesto del 8% que se aplicará a los alimentos con alto contenido calórico, o el impacto inflacionario derivado de las alzas en los precios del transporte foráneo por los mayores impuestos. En fin. Que el banco central tendrá que lidiar con las presiones de la llamada inflación no subyacente durante enero cuando estos nuevos tributos entren en vigor.