La amenaza de la pobreza

<p>Dig&aacute;moslo claro. Mientras que los legisladores de todos los partidos pol&iacute;ticos, los funcionarios p&uacute;blicos y los empresarios estar&aacute;n enfrascados las pr&oacute;ximas semanas en calcular los beneficios y costos particulares que les redituar&aacute;n las negociaciones sobre la reforma fiscal y energ&eacute;tica; la situaci&oacute;n de pobreza en la poblaci&oacute;n seguir&aacute; extendi&eacute;ndose en todo el territorio nacional -por igual en las grandes ciudades que en las zonas rurales- como lo ha hecho ya en los &uacute;ltimos a&ntilde;os.</p>
25 Septiembre, 2013
El Observador

Y es que este tema -el de la creciente pobreza- sigue siendo el gran asunto pendiente que los políticos no han podido o querido resolver en una economía que se precia de ser una de las mayores exportadoras de bienes de la región, en una fuente de riqueza petrolera y una que cobija a las mayores fortunas empresariales de América Latina.

Sin embargo las cifras muestran que la pobreza de la población sigue siendo la mayor amenaza para cualquier proyecto de crecimiento económico sustentable que se ponga sobre la mesa.

Hace unos cuantos días, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, Coneval, publicó los resultados al segundo trimestre del año de lo que denomina “índice de la tendencia laboral de la pobreza” que no es otra cosa más que un indicador que -según su propia definición- “muestra la tendencia de la proporción de personas que no puede adquirir la canasta alimentaria con el ingreso de su trabajo”. En palabras llanas, es la población cuyo ingreso no le alcanza para vivir. Son “pobres laborales”.

Según el Coneval, la pobreza laboral en el país creció 5.8% a tasa anual en el segundo trimestre y ya en el primer trimestre de 2013 se había dado un crecimiento de 3.9% en términos anuales.

Las cifras que calcula Coneval no dejan lugar a dudas. Estamos frente a una preocupante producción de pobres laborales por la sencilla razón de que sus ingresos nominales cayeron (-0.5%), mientras que el valor de la canasta alimentaria mínima para su consumo se incrementó sustancialmente (+6.4%). Por lo tanto, el resultado no es difícil de adivinar: el ingreso per cápita cayó más de 8% en términos reales, medido en términos de la inflación en alimentos, y alrededor de 4.8% medido frente a la inflación general.

Es decir, sigue creciendo la proporción de población cuyo ingreso no le alcanza para comprar los alimentos establecidos en la línea de bienestar mínimo, por lo que es muy probable que -de continuar esta tendencia- se incremente la población con ingreso inferior a la línea de bienestar mínimo más allá del 20% actual de la población y que ya suman 23.5 millones de personas. En los dos últimos años (2010-2012) se agregaron a esta categoría 1.3 millones de mexicanos y la tendencia en 2013 es al alza.

Las recientes tragedias provocadas por las inundaciones en varios estados del país y principalmente en estados pobres como Guerrero y Oaxaca agravarán aún más el problema del deterioro en el ingreso de las familias y la mayor inflación esperada en alimentos. Por lo que en 2013 puede incrementarse la población en situación de pobreza para superar nuevamente 46% de la población que se tenía registrada en 2010. Quizá más de 54 millones de mexicanos se encuentren ya en condición de pobreza.

La respuesta de todos los órdenes del gobierno ante la creciente pobreza no puede esperar. No se trata de vender a las reformas económicas como la panacea para resolver estos graves problemas que tienen que ver con la generación de empleos de calidad, con la infraestructura, o con la educación. También se requiere eficiencia y transparencia en los programas públicos –federales y estatales- para combatir la desigualdad de oportunidades.

La pobreza enquistada por décadas, no responde sólo a la falta de crecimiento económico, sino también a la opacidad y corrupción en el uso de los recursos públicos.

 

A FONDO: Lea aquí el reporte de Coneval sobre el ITLP al segundo trimestre de 2013.

Samuel García Samuel García Es economista y periodista económico. Es fundador y director de Arena Pública. Fundó y dirigió El Semanario de Negocios y Economía. Fue director editorial de Negocios del Grupo Reforma y del diario El Universal. Director fundador de Infosel. Fue profesor de la Maestría en Periodismo y Asuntos Públicos del CIDE y Coordinador-profesor del Diplomado en Periodismo Económico de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Columnista y comentarista en diversos medios de comunicación en México.