Erosión del ingreso, causa de la caída

<p>Ya no hay duda. La fuerte desaceleraci&oacute;n de la econom&iacute;a mexicana fue generada internamente. Fue un fen&oacute;meno &lsquo;hecho en M&eacute;xico&rsquo;.</p> <p>Una primera causa fue la restricci&oacute;n aplicada por el gobierno federal al gasto p&uacute;blico, particularmente al gasto de capital del sector p&uacute;blico (solo para ilustrar, la inversi&oacute;n en obra p&uacute;blica ya suma tres trimestres con tasas anuales reales negativas de 3.5%), como lo explicamos aqu&iacute; ampliamente el martes pasado (&ldquo;El error&rdquo;) a partir de los m&aacute;s recientes datos sobre finanzas p&uacute;blicas a julio, que public&oacute; la propia Secretar&iacute;a de Hacienda.</p>
20 Septiembre, 2013
El Observador

Ya no hay duda. La fuerte desaceleración de la economía mexicana fue generada internamente. Fue un fenómeno ‘hecho en México’.

Una primera causa fue la restricción aplicada por el gobierno federal al gasto público, particularmente al gasto de capital del sector público (solo para ilustrar, la inversión en obra pública ya suma tres trimestres con tasas anuales reales negativas de 3.5%), como lo explicamos aquí ampliamente el martes pasado (“El error”) a partir de los más recientes datos sobre finanzas públicas a julio, que publicó la propia Secretaría de Hacienda.

Una segunda causa interna fue la severa contracción que sufrió el sector de la construcción desde finales del año pasado, particularmente golpeada por la crisis de las desarrolladoras públicas de vivienda. En el segundo trimestre, el PIB del sector de la construcción cayó 4% en términos anuales y ya en el primer trimestre del año la caída había sido de 2.3%, con los amplios efectos multiplicadores de este sector sobre la economía y el empleo.

Pero hay una tercera causa interna relevante que en una conversación reciente planteó el economista Óscar Vera con buenas razones. Se trata de una importante caída en el consumo de las familias derivada de una alta inflación en alimentos y transporte, pero también de la mala calidad de los empleos recientemente generados que erosionó el poder adquisitivo de las familias.

Vamos por partes. De acuerdo a las cifras de INEGI la inflación acumulada en los precios de los alimentos entre 2011 y julio de 2013 fue 14.9%, mientras que la del sector transporte fue 14.6%. Ambas categorías de bienes y servicios tuvieron incrementos de precios 60% superiores a la inflación general de la economía registrada en ese periodo; derivadas de las sequías, de la gripe aviar, y del alza programada en los precios oficiales de las gasolinas.

El problema se agrava cuando vemos que el gasto en alimentos y en transporte representa el 52.5% del gasto promedio de las familias del país. Es decir, la elevada inflación en estos dos rubros que tienen un gran impacto en la canasta de gasto de las familias, hace pensar que erosionó fuertemente su capacidad de consumo en los últimos 31 meses; lo que limitó su gasto en otros rubros, como se puede apreciar en los resultados de las ventas comerciales del periodo.

Pero hay un factor adicional que agravó el consumo de las familias en estos meses. Se trata de la calidad de los empleos que se han generado recientemente.

Los datos de INEGI nos dicen que los empleos, formales e informales, creados durante 2012 y 2011 (excluyendo a los ocupados que no reciben ingresos y a los “no especificados”), fueron empleos con ingresos muy bajos. Se destruyeron 396,996 empleos con salarios equivalentes que van de 3 a 5 salarios mínimos y 100,951 empleos con salarios mayores al equivalente a 5 salarios mínimos. En cambio se crearon 551,211 empleos con salarios de hasta 1 salario mínimo; 662,342 empleos con salarios de entre 1 y 2 salarios mínimos; y 481,002 empleos con salarios de entre 2 y 3 salarios mínimos.

Es decir, se destruyó casi medio millón de empleos con salarios superiores a 5,609 pesos al mes, y se crearon casi 1.7 millones de nuevos empleos con ingresos por debajo de ese salario. Un fenómeno que también –adicionalmente a la inflación que señalábamos líneas arriba- erosionó el poder de consumo de las familias, la demanda interna, la expansión del mercado interno, y el crecimiento de la economía.

Asumiendo que los funcionarios expertos de la hacienda pública del gobierno federal conocieron e identificaron estos factores internos críticos en la economía –además del complejo entorno externo que ya se vivía al inicio del año- es difícil entender las razones por las que decidieron –con todo- aplicar una política fiscal restrictiva, como la que llevaron a cabo y que profundizó la caída económica al segundo trimestre.

Samuel García Es economista y periodista económico. Es fundador y director de Arena Pública. Fundó y dirigió El Semanario de Negocios y Economía. Fue director editorial de Negocios del Grupo Reforma y del diario El Universal. Director fundador de Infosel. Fue profesor de la Maestría en Periodismo y Asuntos Públicos del CIDE y Coordinador-profesor del Diplomado en Periodismo Económico de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Columnista y comentarista en diversos medios de comunicación en México.