La psicología del elector joven
Hay que tener mucho cuidado con el excepcionalismo mexicano, la entendible tendencia a vernos en nuestro propio espejo y pensarnos como distintos al mundo. Las elecciones para gobernador este año y las elecciones de 2018 -cada vez más cercanas- no serán fenómenos autocontenidos y tendrán regularidades muy claras con las elecciones en el resto del mundo.
Como en otras épocas de cambio socio-político, el ánimo de los electores será captado en muchos casos por las ofertas de candidatos(as) trayendo sorpresas según la noción de un presente satisfactorio o de un futuro sin asideros y demasiada incertidumbre.
Por supuesto que importará la oferta política de los partidos pero la psicología del elector -su probable rechazo a lo existente-será determinante sobre qué alternativas políticas son más exitosas.
En buena medida, la insatisfacción, el hartazgo, la desilusión de jóvenes, gente madura o de la tercera edad determinará la decisión de cambiar por el opositor más convincente. Un voto por el statu quo no será fácil de operar y obtener.
Aunque las maquinarias electorales marcharán a todo vapor, el discurso anticorrupción será invocado por doquier. ¿Habrá a la hora de las elecciones tendencias discernibles en el voto joven en referencia al rechazo al presente y la apuesta por un futuro distinto?
Tan sólo reflexionar con los datos duros del elector por edad según la fuente por excelencia que es el INE resulta elocuente de las incógnitas que encierra la psicología del elector. Los mayores grupos de edad -20 a 24 y 25-29 años- cuentan cada uno con más de 11 y más de 10 millones de electores respectivamente.
Los mayores grupos de edad -20 a 24 y 25-29 años- cuentan cada uno con más de 11 y más de 10 millones de electores respectivamente
Los siguientes grupos de cuatro años más hasta llegar a 64 años, descienden paulatinamente hasta llegar a más de cuatro millones en este ultimo grupo. Pero luego viene un dato notable: en el último grupo de edad -de 65 años o más- hay más de nueve millones de electores.
La gran incógnita es si el desánimo o la ira -como la ha llamado Luis Rubio en un artículo brillante el último día de abril en Reforma- se distribuirán con grandes diferencias entre grupos de edad. Un tercio del padrón tiene entre 18 y 34 años de edad.
Pero casi un tercio de los electores del padrón tienen de 45 años de edad en adelante.
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No hay que olvidar que probablemente hay diferencias importantes en el sentir y la percepción entre quienes vieron la era reformista de veinte y tantos años para acá y quienes nacieron y han vivido en el México de la transición, los famosos millenials.
Dentro de cada gran segmento por decirlo así puede haber diferencias importantes en función de cómo siente el elector el presente y el futuro.
Esas diferencias no han sido reveladas específicamente aún en varias encuestas -como veremos. Además pesarán desde luego en alguna medida, tanto el nivel de ingreso como el nivel educativo.
Por supuesto que habrá correlaciones agregadas entre las variables socio-demográficas básicas como éstas y las preferencias políticas como ha ocurrido en elecciones pasadas en referencia a PRI, PAN y PRD.
En el último grupo de edad -de 65 años o más- hay más de nueve millones de electores
Pero no hay que olvidar que en la primera vuelta de las elecciones francesas, el izquierdista antiestablishment Melenchón obtuvo el porcentaje más alto entre los jovenes de 18 a 34 años y que le siguió la populista Le Pen. Es decir que los jóvenes se volcaron, al menos en esa primera vuelta, hacia el voto antisistema tal como ellos lo percibían.
En Italia, según las encuestas, el partido de acusada proclividad antiestablishment, el Movimiento de las Cinco Estrellas, goza de popularidad entre los jóvenes. Ello no necesariamente ocurrió en Brexit y el triunfo de Trump.
Así las cosas, todo esto no quiere decir que necesariamente el persistente opositor AMLO -o populista- vaya a ganar en 2018 pero sí implica que la reconfiguración del mapa político es un hecho, de entrada por el declive del PRD y el ascenso de Morena.
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Veremos si hay diferencias importantes en el voto de los jóvenes de 18 a 30 años digamos y el grupo de 65 años y más o no las hay (no sólo las preferencias sino también el abstencionismo). Tal vez de ello dependa significativamente el resultado de la elección del Estado de México y ciertamente la de 2018.
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