Polarización hacia 2018

17 Abril, 2017

Mientras impere un orden de candidatas/os potenciales o no específicos a la presidencia y Andrés Manuel López Obrador sea el candidato a vencer, nos dirigimos a lo que Luis Carlos Ugalde ha llamado precalificación, proceso que -lo más seguro- se dé entre el PRI y el PAN y que se defina por los resultados de la “gran elección” del Estado de México.

 

Andrés Manuel López Obrador, presidente del partido Morena

Yo afirmo que en este proceso de definición a partir del triunfador/triunfadora del Estado de  México la gran pregunta es qué tanto se polarizará el contexto y el trasfondo de la elección.

En 2006 vimos un fuerte proceso de polarización -atenuado en la elección de 2012- pero no sabemos qué va a definir o qué ejes definirán esa agenda.

 

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Ciertamente tenemos los temas de inseguridad y corrupción. Pero aún no sabemos hasta qué punto y bajo qué formas serán tratados estos temas.

La polarización es, lo más probable, una más o menos burda descalificación del adversario por cualesquiera razones puesto que los incentivos a prevalecer en el gran debate nacional no son tan claros.

La polarización es importante por el efecto reductivo de una elección que se decide por mayoría simple. Valga la comparación, si la elección mexicana presidencial fuera indirecta como es en Estados Unidos, los incentivos a la polarización serían aún mayores.

Pero la lógica mayoritaria de nuestra elección es suficiente para que, bajo ciertas condiciones, la polarización esté presente en alguna medida como ya vimos en 2006.

 

El acertijo de la polarización yace en una contienda de tres grandes fuerzas: PRI, PAN y Morena.

 

No es fácil dilucidar el acertijo de la polarización en un plano electoral de fundamentalmente tres contendientes. De un lado, esperaríamos al PRI y al PAN disputando el centro.

Pero, de otra parte, Morena estaría disputando el flanco centro izquierda con quién sabe qué elementos de diferenciación (salvo por el maniqueísmo hasta ahora planteado pero, ¿qué más?).

Por ello tal vez, hay quien cree en un pacto PAN-PRI – el pacto de los Pinos- para poder disputar al actor anti sistémico, AMLO/Morena, con eficacia.

Pero tal vez hay mucho de imaginación en tal planteamiento en la medida en que estamos ante contendientes reales que no fácilmente van a “arreglar” una elección nacional. Ese es otro mito genial que heredamos del pasado.

 

Logotipos de los partidos PAN y PRI 

 

El acertijo de la polarización yace en una contienda de tres grandes fuerzas. Eso es un hecho. ¿Con qué elementos PRI, PAN y Morena buscarán la diferenciación y la estrategia de ataque? Tal vez la respuesta esté en el Estado de México. Pero no necesariamente.

Podría bien darse una dinámica no anticipable una vez que los resultados de esa entidad se definan. Sí, es la elección del Estado de México el referente más cercano hacia 2018.

Precisamente por eso es que no es nada fácil anticipar la lógica y la dinámica de esa elección. Por el simple hecho de que es genuinamente inédita. Nada más.

 

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La pregunta acerca de la polarización hacia 2018 persiste. Si como decía Salvador García Soto en el Universal, hay una suerte de pacto en los pinos para enfrentar a AMLO, es imperativo considerar lo contrario también.

De no haber una fórmula simplificadora como una suerte de pacto PRI-PAN, la dinámica de la política funcionará a plenitud.

La polarización posible hacia 2018, sigue siendo un enigma en ausencia de nuevos factores de la estrategia de los partidos, revelados en la acción política.

 

Claudio Jones Claudio Jones Politólogo del ITAM, maestro y candidato al doctorado en Ciencias Políticas por la Universidad de Columbia. Experto en procesos electorales y en el sindicalismo moderno. Co-autor de diversos libros en el CIDAC.