Un país disfuncional

Los grandes problemas de un país disfuncional requieren soluciones simples, valientes y honestas. El orden por definición, hace las cosas más sencillas.
26 Septiembre, 2016

Imaginemos hipotéticamente que soy jefe de una familia disfuncional.

Que estamos peleados unos con otros, padres con hijos y hermanos contra hermanos. Que tengo hijos con problemas de educación y salud. Que unos a regañadientes aportan mucho y otros nada.

Que los tengo vagos y delincuentes, robando incluso a sus propios hermanos. Que el inmueble en que vivimos se cae en pedazos. Que por no invertir en seguridad nos asaltaron. Que el refrigerador está vacío. Que no tenemos automóvil. Que no hay computadoras en casa para hacer la tarea.

Que les prometo mucho y les doy poco. Que no sé gastar, y lo poco que hay, lo he apostado irresponsablemente. Que debo las tarjetas de crédito. Que todos, esposa e hijos, me han perdido el respeto, acusándome de ser un mal padre de familia.

Abrumado, he decidido poner orden en mi casa. ¿Qué puedo hacer para corregir la crisis familiar? ¿Por dónde empiezo? Tengo algunas ideas:

1.­ Deberé hacer un examen de conciencia y corregir mi actitud personal. Reconocer que los engañé y no he sabido gobernarlos. No más mentiras. No prometerles lo que no puedo dar. Exhortar a mi familia a que también hagan un examen de conciencia, pues son corresponsables del desastre.

2.­ Administrar los problemas estableciendo una prelación. Es decir, son tantos problemas que no podemos resolverlos al mismo tiempo, requerimos establecer prioridades.

3.­ Hacer la lista de esas prioridades. Detecto dos fundamentalmente, aumentar el ingreso familiar y administrar mejor el gasto.

4.­ Evitar que algunos miembros se roben el dinero patrimonio de familia.

De momento, no puedo hacer más con mi lista, pero sin duda, sentará la base para ordenar el resto. Eso es lo que el sentido común me indica.

Pienso que los grandes problemas de un país disfuncional requieren soluciones simples, valientes y honestas. El orden por definición, hace las cosas más sencillas.

Aplicando pues la fórmula de mi lista al país, requerimos lo siguiente:

1.­ Un Presidente que ame a su pueblo con valores cívicos profundos, que sin ser un santo, esté dispuesto a conducirnos por un mejor camino. Alguien en quién creer, sin tantos discursos, sentado frente a su escritorio trabajando.

2.­ En consecuencia, un Presidente que nos hable con la verdad, por cruda que sea. Que logre un nuevo pacto social. Que arranque el sentimiento profundo de todos por México.

3.­ Un Presidente que busque a hombres y mujeres aptos para ejercer la función de gobierno. El país necesita a los mejores y más honestos.

Si estos tres puntos no se cumplen, seguiremos hundidos en nuestras desgracias, dando vueltas y vueltas sin encontrar soluciones. Ahora más que nunca gritamos por los mejores hombres y mujeres para el 2018. La responsabilidad de los partidos políticos en este asunto es fundamental.

4.­ Con el compromiso moral del Gobierno y un renovado pacto social como dije, abordaríamos el problema de los dineros. Requerimos una profundísima reforma fiscal, que al día de hoy no ha llegado. Los ricos no pagan por ser ricos y los pobres tampoco por ser pobres. Los de en medio se quejan. Se pretexta para no pagar, que el dinero será robado o mal gastado, que los impuestos son injustos.

El hecho es que nadie quiere contribuir y buscan formas para eludir. Recordemos que el gobierno no genera la riqueza, somos nosotros.

Recaudar es una palabra que por miedo odian políticos y gobernados. Los políticos porque les cuesta en votos, y a los gobernados en dinero. La verdad es que debemos recaudar más, mucho más para que el presupuesto alcance.

Si aceptamos este hecho, la pregunta que sigues es, ¿cómo recaudar más, de manera justa y equitativa? En mi opinión, debe cumplirse con cuatro objetivos centrales:

a) Contribuciones justas, sin abusos, que incentiven el pago y propicien la generación de riqueza. Es una fórmula indisoluble, la contribución forzosamente debe perseguir la recaudación al tiempo que activa el motor de la producción.

b) Garantizar la legalidad en el cobro de dichas contribuciones. Recaudar más no significa violar los derechos del contribuyente.

c) Hacer efectiva la idea de que todos debemos contribuir. Los grandes contribuyentes pagan, pero no lo justo. La autoridad debe enfrentarse a ellos sin temor, desde el Presidente.

Hay que romper con el hecho de que los dueños del capital son los dueños del país. Los pobres también deben pagar, aunque sea un peso. La autoridad es culpable de hacerles creer que sólo deben recibir. (Requerimos impuestos al consumo sin excepciones).

d) Crear una Política de Estado que combata furiosamente la defraudación fiscal. Este delito lesiona gravemente las finanza del país y atenta particularmente contra los más pobres. Debemos entender que quien defrauda al fisco, en realidad nos está defraudando a nosotros. Puede ser nuestro vecino, socio, compañero de trabajo, pariente, etc.

Existe otro tipo de delincuentes fiscales, los que de manera organizada se dedican a defraudar al SAT, llevándose fortunas enormes en contribuciones que pagamos nosotros, pertenecen al crimen organizado

A pesar del daño, la autoridad Fiscal no ha combatido la defraudación fiscal por el temor a ser acusada de terrorista fiscal. Con la misma furia habrá que combatir el despilfarro y la corrupción, debemos cuidar el dinero.

5.- Con más recursos en las arcas pública e incentivando la producción, el gasto debe concentrarse en función de lo más urgente: combatir la pobreza extrema, salud, educación, seguridad pública y justicia particularmente. Es decir, servicios básicos para la población.

Los demás temas nacionales son muchos y graves pero no apremiantes; con paciencia, esfuerzo y buena administración tendrán que irse resolviendo poco a poco, no de golpe. Este es el error que han cometido siempre los gobiernos entrantes. No existen los milagros de seis años. Hablo de un proyecto de nación a largo plazo.

Los recortes presupuestales en consecuencia no pueden afectar las acciones urgentes, así de simple.

Por ejemplo es criminal hacer un recorte de 1,200 millones de pesos a la PGR, justo en el momento en que debe enfrentar el mayor de sus retos, el nuevo sistema de justicia penal.

Yo esperaba lo contrario, un incremento presupuestal que según el dicho de muchos Procuradores, debía ser de casi un 50 por ciento; siendo justamente la PGR quien está facultada para perseguir la defraudación fiscal, entre muchos otros delitos de alto impacto que afectan a la población.

Las policías son otro ejemplo, no podemos vivir sin seguridad pública. Tan importante es comer como salir a la calle sin el temor a ser asesinado, secuestrado o robado. Como un simple padre de familia pienso que hay que empezar por el principio.

@borozco16

Benjamín Orozco Manjarrez Benjamín Orozco Manjarrez Abogado especialista en Delitos Fiscales y Financieros. Fue Titular de la Unidad Especializada en Investigación de Delitos Fiscales y Financieros de la Procuraduría General de la República, anteriormente como responsable del área penal del SAT. Abogado postulante (socio fundador) de DDE, defensa de delitos económicos.