Inflación empieza a galopar a mayor ritmo
Para desilusión de quienes creyeron que la inflación por abajo del objetivo había llegado para quedarse, el fenómeno inflacionario está galopando de nuevo.
La inflación no solo ha alcanzado ya el objetivo de 3% sino que incluso lleva velocidad para rebasarlo antes de que termine el año.
La inflación estructural –representada por la subyacente– está ya por encima de 3%, en donde la inflación de mercancías alcanza 3.9% y la de alimentos, bebidas y tabaco se encuentra en 4.1%.
Ciertamente la fuerte depreciación cambiaria ha afectado a las mercancías de consumo, pero esto tarde o temprano tenía que suceder puesto que el peso estuvo fuertemente desalineado como resultado del exceso de liquidez de los años anteriores.
Si el peso no se hubiera fortalecido artificialmente en el pasado, la inflación no habría caido por abajo de su objetivo el año pasado pero tampoco estaría acelerándose en este año. Es decir, la inflación está sufriendo una corrección necesaria después de la desalineación que tuvo por la fortaleza transitoria del peso. En este sentido ahora vemos una inflación que muestra su verdadero rostro.
La inflación está tomando una inercia propia que tiene que ver con un proceso de realineación de precios rezagados y que ahora están absorbiendo el ajuste ante la persistencia de la depreciación del peso.
Esto llevará a la inflación general a terminar el año alrededor de 3.5% y a la subyacente por encima de ello. Sobre todo considerando que la inflación de finales del año se verá amplificada por la baja base de comparación de diciembre del año pasado.
Ciertamente, la inflación de diciembre tendrá un efecto aritmético que no representa inflación genuina. Sin embargo, el problema radica en que puede afectar las expectativas de los verdaderos formadores de precios –productores y distribuidores– con la potencial consecuencia de desatar una inercia perversa de precios al alza.
Desafortunadamente, el combustible fiscal y monetario que se le dió a la economía en los dos últimos años se prolongó demasiado, lo cual reavivó las raíces monetarias de la inflación.
La política monetaria ha empezado a entrar en terreno restrictivo muy recientemente. Sin embargo tendrá que adentrarse más en ello mientras el ajuste fiscal no abra espacio para una relajación monetaria hacia la neutralidad.
Por lo pronto es posible que el país tenga que vivir con restricción monetaria a lo largo de todo el 2017.
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* Director para América Latina en Moody’s Analytics. Las ideas expresadas son de la exclusiva responsabilidad del autor y de ninguna manera deben ser atribuidas a la institución para la cual trabaja.