El Banco de México decidió aumentar la tasa de interés interbancaria en 50 puntos base a 4.75% en su reunión de finales de septiembre.
La medida obedece a las fuertes presiones cambiarias que podrían acelerar la inflación en los próximos meses y deteriorar las expectativas.
La decisión monetaria, mayormente esperada, es una medida correcta y preventiva ante un inminente escenario de riesgo inflacionario y persistente volatilidad cambiaria que se prevé hacia adelante.
El alza de la tasa coloca las condiciones monetarias en terreno restrictivo, lo cual es positivo porque contrarrestra los efectos aún expansivos de la política fiscal.
La política monetaria solo debería regresar a la neutralidad (tasa nominal entre 4%-4.5%) hasta que la política fiscal abra espacio para ello a través de su regreso al equilibrio (corrección del déficit fiscal).
De lo contrario la inflación permanecerá por encima del objetivo por un periodo más prolongado.
Así, la política monetaria tiene espacio para quedarse en terreno restrictivo e incluso hacerse más restrictiva en la medida que sea necesario para obligar a la política fiscal a una consolidación más rápida y efectiva.
Esta cuarta alza de tasas representa la continuación del ciclo de alzas que inició la política monetaria desde diciembre del 2015. La tasa ha subido en 175 puntos base en los últimos diez meses. Por lo que México está ya inmerso en un ciclo de alzas y la reciente alza puede no ser la última en el ciclo actual.
-------
Twitter: @AlfredoCoutino
*/ Director para América Latina en Moody’s Analytics. Las ideas expresadas son de la exclusiva responsabilidad del autor y de ninguna manera deben ser atribuidas a la institución para la cual trabaja.