Debilidad Estructural Requiere Cambios de Fondo

26 Marzo, 2014

“Política expansivas solo dan estímulos transitorios”

En realidad nada o casi nada ha cambiado en la estructura de la economía mexicana durante los primeros 15 meses del nuevo gobierno, lo cual despierta dudas de que México esté en el umbral de convertirse en una potencia mundial como incluso se llegó a mencionar en algunos medios internacionales. Los mercados compraron y fomentaron esa idea, lo cual los hizo generar estimados alegres, como si el solo hecho de tener reformas aprobadas hubiera cambiado la anémica realidad económica del país.

La debilidad estructural es una enfermedad crónica que México ha padecido en los últimos trece años, debido a la ausencia de cambios de fondo que pudieron haber traído modernización al país. Esto no sucedió, pero también se creó toda una ilusión con respecto a que la aprobación de reformas pondría automáticamente a México de regreso a la competencia internacional.

La aprobación de reformas es un gran paso y pone a México en la dirección correcta, pero hay que ponerla en su justa dimensión. Los mercados no debieron haber ignorado que la “aprobación de reformas es solo una condición necesaria, pero no suficiente para sacar al país de la mediocridad”. Para poder elevar la capacidad de crecimiento potencial, que es lo que realmente requiere el país, se necesita que las reformas produzcan dos cosas: cambios estructurales significativos y suficiente flexibilidad en la política económica. De lo contrario, las reformas aprobadas podrían quedarse como los intentos de mini-reformas del pasado.

Así, lo que el país necesita es que las reformas aprobadas produzcan suficiente apertura y desregulación de la economía, lo cual fortalecería a la fuente principal del crecimiento permanente: la acumulación de capital productivo. Esto a su vez puede traer consigo acceso al cambio tecnológico y por ende elevar la productividad. No al revés. La productividad es solo el resultado de la inversión en capital físico y en capital humano.

El incremento en la capacidad productiva se da a través del tiempo y no de la noche a la mañana, por lo que es necesario empezar a construir la capacidad potencial que no existe para crecer más de 3% al año. Por eso es tan necesario lograr reformas que produzcan suficiente cambio estructural.

Por un lado si las reformas producen suficiente apertura en energía, telecomunicaciones, sistema bancario, mercado laboral, y por otro lado si producen suficiente poder contracíclico en materia fiscal y monetaria, entonces México puede lograr tasas de crecimiento potencial mayores a 4% para el 2018. Pero esto implica no solo reformar la estructura productiva del país, sino también las instituciones y las leyes y, además la política económica. Es decir, se necesitará una segunda y tercera oleada de reformas que vayan más allá del 2018.

Por supuesto un crecimiento mayor a 3% podría ser posible a través del abuso de una política económica expansiva. Lo cual no es recomendable porque solo produce crecimiento efímero y artificial. De hecho, la economía todavía no ha salido de su gran debilidad a pesar de todo el estímulo fiscal y monetario que se ha puesto en marcha. El verdadero crecimiento económico solo lo producen las fuentes estructurales, no los estímulos artificiales de política económica.

Alfredo Coutiño Alfredo Coutiño Economista por la UNAM, maestro en Economía por el ITAM y doctor en Economía Aplicada por la Universidad Autónoma de Madrid. Es director para América Latina de Moody's Analytics, subsidiaria de la calificadora Moody's Corporation, desde 2005 en donde lidera el análisis, modelos y pronósticos para América Latina. Fue director de Ciemex-Wharton Econometrics.