El escándalo "Cuties"

Ha sido una semana de escándalos en el ámbito cinematográfico, el más sonado por el estreno de la película francesa en la plataforma Netflix, “Mignones”, “Cuties” en inglés, y por alguna enigmática razón le pusieron “Guapis” en español, en algún dialecto del español se debe emplear esa palabra porque en México y en toda América Latina, jamás la había escuchado y no pienso emplearla.
Una “Cuties” es como una “ternurita”, una niñita “bonita”. El título es irónico, porque narra la vida de una enfant terrible, y a la vez de un grupo de niñas de primero de secundaria que bailan twerking y perrean, quieren ver los penes de los chicos, y agreden a rivales (como podría haberlas en cualquier secundaria mexicana). Estas niñas son todo menos unas “ternuritas” o unas “niñitas bonitas”, ahí la ironía del título.
Al parecer es una película basada en vivencias de la directora franco-senegalesa Maïmouna Doucouré, y su propio choque cultural cuando estuvo frente a la “libertad” de occidente (libertinaje dirían algunos connacionales, frase de uso muy común en México para hablar de una libertad mal entendida o inmadura).
Maïmouna ganó el premio del Sundance Film Festival como mejor directora, por lo que un eminente grupo de cineastas que hicieron de jurado en dicho festival decidieron que fue la mejor dirección de entre todas las películas que participaron en el mismo.
Se pueden decir muchas cosas de los premios, pero en la vida real, en el mundo cinematográfico y en nuestra sociedad, el Sundance no es cualquier premio, no sale en el cereal. Si lo ganara un mexicano sería de ocho columnas. Como ya vimos con Michel Franco y su triunfo en Venecia, que fue la nota principal del noticiero Hechos de Azteca Uno. En mi opinión la película es buena, a secas, y tiene valor social por el tema que expone.
El escándalo en México y al parecer en el mundo, es porque se dice que la película incita a la pederastia con la hiper-sexualización de sus niñas.
La crítica mexicana con honrosas excepciones ha apoyado esta tendencia, al recomendar al público que no vea la película (no voy a decir nombres pero son críticos muy populares en redes sociales y hasta en televisión), y bueno, paralelamente inició una fuerte campaña que recomienda cancelar la plataforma de Netflix, campaña que al parecer fue exitosa mundialmente, e hizo mella en los negocios de la marca líder de streaming. Esto nos importa un comino, una mala tarde de Netflix, es como quitarle un pelo a un gato o un peine de oro al señor Burns… o en este caso a Reed Hastings.
La película no promueve, expone la sexualización de las niñas. No se puede exponer la sexualización de las niñas sin sexualizarlas. A varios les molestó la forma de sexualizarlas. Pero esa molestia está en su mente, no en la película.
La película no promueve la pederastia en su discurso en forma alguna, pero es obvio que despierta ese pensamiento en los espectadores, dadas las reacciones que ha suscitado. En otras palabras el tema no esta en la película, esta en la mentalidad de nuestro tiempo, la película le pisa callos gordos y dolorosos a la sociedad, la incomoda, porque la exhibe. Esta sociedad que les trae de regalo de navidad, de Santa Claus o de Reyes Magos celulares a sus hijas. Que les pinta el cabello de colores, y les hace tatuajes y perforaciones.
La película no promueve, expone la sexualización de las niñas. No se puede exponer la sexualización de las niñas sin sexualizarlas. A varios les molestó la forma de sexualizarlas. Pero esa molestia está en su mente, no en la película
Los críticos mexicanos se escandalizan por la forma de bailar de las niñas, pero en la misma película se escandalizan las mujeres del jurado y las mujeres en la tribuna, del festival de baile en el que participan, y hay tomas o shots hacia el publico cuando reprueban, mueven la cabeza negativamente y se asustan tanto como nuestros críticos: nadie ha hablado de la reacción de los adultos en la película, pese a ser adultos con fuertes problemas personales, como todos nosotros, los adultos de la película son críticos y serios, y mentalmente sanos. Y reaccionan coherentemente.
Esto revela que había conciencia en la directora de lo que estaba haciendo y de lo que estaba diciendo: expone un problema social, fuerte, y contemporáneo. Que la gente no quiere ver, de ahí la reacción avestruz. Si no lo veo, no existe. O si no lo veo, deja de existir. La peor respuesta o la más nefasta que se puede dar a un problema grave y serio.
La película también molesta porque difiere de la avalancha de películas de baile con adolescentes sexualizados pero asexuados al más puro estilo Disney, películas como 'Triunfos Robados' de Peyton Reed, o 'High School Musical' de Kenny Ortega, donde los adolescentes son presentados en su mayoría como bobalicones tarados sin intereses eróticos, o adolecen de infantilismo, aunque rebosen atributos eróticos. En México se diría que son películas inocentes. Es cine edulcorado para las buenas conciencias. Bueno, pues aquí hay una película sin inocencia. Ahí están sus hijas señores, las de verdad.
Y no queremos que nuestras hijas se vistan así, bailen así o se comporten así, pero están expuestas a videoclips de artistas con pinta de niñas como Miley Cyrus, Ariana Grande, Selena Gómez, Taylor Swift, Demi Lovato, y un largo etc., algunas fueron estrellas infantiles de Disney o de televisoras infantiles, y siguen pareciendo niñas pese a su edad, algunos de sus videos son procaces, por ejemplo Wrecking Ball, de Miley Cyrus con desnudos totales, tiempo después aparece en vivo con Arianna Grande en mameluco infantil para cantar Don’t Dream it’s Over.
Nicki Minaj, famosa por su twerking, además de utilizar grupos de bailarinas fetichizadas en casi todos sus videos, utiliza todo el tiempo elementos infantiles en su vestuario, decorados o en escenas de sus videoclips, la galletita multicolor en una copa de batido en Good Form, y el muticolor en Trollz como si fuera un caramelo, por mencionar dos ejemplos. Y todas estas niñas son artistas multiventas, con millones de visualizaciones globales, de exposición pública universal. En otras palabras las niñas de todo el mundo están expuestas a estos contenidos, admiran a estas artistas, y es lógico que las imiten. Cualquier niño con un celular que le trajo Santa, es capaz de ver cualquier tipo de contenido, en Instagram, Tik Tok, Youtube, y un largo etc.
Aquí hay una doble moral. Es un inmenso barco que se hunde y nosotros le tapamos la boca al que grita que se esta hundiendo. Y pensamos que así ya no se hundirá. Hace más de cien años hubo un escándalo parecido cuando Sigmund Freud publicó, en 1905 sus 'Tres ensayos sobre la teoría de la sexualidad' donde planteó por primera vez un tema tabú: la sexualidad infantil. Lejos de retractarse y a pesar del escándalo en 1908 publicó 'Teorías sexuales infantiles', y completó estos estudios en 1923 cuando publicó 'La organización genital infantil'. Uno de sus postulados en aquellos tiempos es que la falta de información sobre la sexualidad provocaba en el niño y futuro adulto una enorme cantidad de neurosis y sufrimiento.
Aquí hay una doble moral. Es un inmenso barco que se hunde y nosotros le tapamos la boca al que grita que se esta hundiendo. Y pensamos que así ya no se hundirá
En un artículo publicado en 1907, Freud sugería que los niños debían tener educación sexual. Pese a los ataques que sufrió la obra de Freud desencadenó una revolución global. En México en los años veinte, Manuel Gómez Morín -un abogado- el fundador del Partido Acción Nacional, levantó a varios grupos conservadores de la Universidad Nacional en contra del doctor Gustavo Baz, que se había atrevido a sugerir que los futuros médicos debían estudiar temas de sexualidad y salud sexual. Así es, los médicos mexicanos no estudiaban temas sexuales a principios de siglo, por prejuicios sociales. Gómez Morín terminó siendo rector de la Universidad, pero casi la arruina durante el cardenismo, y fue salvada por Gustavo Baz con la invención del Servicio Social. ¿Quién tenía razón? ¿Se imaginan doctores sin formación en salud sexual?

Hoy día enfrentamos un contexto distinto al que señaló Freud hace más de cien años, y al que enfrentó el Dr. Gustavo Baz en los años veinte, y es una sobre exposición de nuestros hijos a contenidos sexualizados. Lo que también es mala formación sexual. Pero las telarañas sociales parecen ser las misma que enfrentaban Freud y Baz. La pregunta que debemos hacernos como padres es ¿Cómo debemos manejarlo ahora? Esa es la pregunta que debemos hacernos hoy. La película no da una respuesta, solo nos dice que la niña sería más feliz siendo niña, esa es la escena final, brinca la cuerda y nos mira feliz con sonrisa inocente, y la película acusa a los adultos por no estar atentos a sus hijas. Y ese es su mensaje final. Un regaño a los adultos. ¿Usted cree que es un mal mensaje?
En cuanto a la pederastia, si tanto nos preocupa ¿Por qué no mejor ocuparnos? Es la propia sociedad en su conjunto y su cultura, la productora de pederastas, lo escribió el eminente Wilhelm Reich en uno de sus ensayos en los años cincuenta del siglo pasado, se trata de una enfermedad social. Reich, alumno de Freud, fue el primero en plantear seriamente el tema de la política sexual, y de que sociedades enteras pueden padecer trastornos mentales por su educación moral y fue un furibundo activista en estos temas.
En otras palabras la pederastia es culpa de todos, pues al final ¿Qué hacemos contra ella? ¿Qué está haciendo usted contra ella? ¿Quemar películas, prohibir contenidos? ¿Encerrar a nuestros hijos y aislarlos del mundo hasta que tengan 18 años? ¿Eso resuelve algo? ¿Ayuda en algo? Aunque parece que lo estoy diciendo con ironía, estas acciones las hacen muchos padres y las han implementado gobiernos a lo largo de la historia -gobiernos fascistas por cierto, y otros no asumidos así- y no han resuelto nada. Las soluciones no están ahí. ¿Cuáles son? Bueno, hay que encontrarlas.
La cultura global se transformó con el COVID, lo que es un ejemplo contudente e que se puede cambiar la cultura mundial. Imaginemos que la pederastia fuera declarada Pandemia, en términos de salud mental y la Organización Mundial de la Salud señalara acciones concretas para reducirla, el mundo podría iniciar un camino conjunto hacía una salud mental global. Pensar bien, y estar emocionalmente sano, al mismo tiempo que combatir el calentamiento global.
Es bonito pensarlo en esta era de luchas sociales globales. Pero la salud mental no es un tema que esté en la agenda de las Naciones, más bien les importa un pepino. Hoy día en México, en pleno siglo XXI hay gente que cree que la depresión es una tontería de gente floja o débil, o un pretexto. Hay gente que cree que es mejor no ver la realidad, taparse los ojos, porque es fea y desagradable. Porque nuestras niñas, con sus celulares, con sus videos que ven todo el día, sus cabellos pintados, sus tatuajes y perforaciones, no pueden ser así, no, no, no son así. Son cuties.
